domingo, 7 de agosto de 2011

Capitulo VIII

Parquee, en el estacionamiento de una cafetería, en mi mente con diáfana claridad, entretejían las imágenes, vivencias, llenas de felicidad con mi esposa, e hijos; A todo lo escrupuloso, moral, esfuerzos realizados durante mi vida, se impuso la ansiedad de penetrar en la vedija lana, enredada, apretada; Decidiéndome, a leer los escritos que me había entregado-

-Se levanto el maestro, con dificultad de la empuércado taburete, extrajo de un destartalado cajón una carpeta, de ella, saco unos escritos- -Adrasto, quiero leértelos, jamás, persona alguna, los ha conocido por mi iniciativa, menos aún, que me fueron entregados, para fingirme una declaración de amor.

“Salacías se mecía, a un ritmo suave, acorde con las brisas
Las Nereidas conspiraban en el fondo del mar
Palemón, el recatado por un delfín, lanzase a la mar
Los Tritones jugueteaban con un balón, hecho de multicolores coralinas.
Entretanto; Sentarosen en la barra del Bohío de la Mar Azul.
Que da, a admirarlo.
O ver, las tranquilas olas en su andar.
Un bello joven, en la plenitud de su adolescencia, y un altivo, elegante hombre, con toda la esplendidez que da el amor; sin arrogancias.
Pusieronsé a mirar. Quizás sea el mirar, sin ver, sin pensar.
No obstante fuese lo uno o lo otro. Eran lejanías, letanías; sin duda alguna.
En la Sima de la Mar, busca yacer el Alma.
Sin llegar a su fin.
Bajar, descender, sin cesar.
Lecho definitivo. No consiguen.
Pero la necesidad de continuar
Para obedecer las pasiones; los hacen peregrinar.
Dispuestos están, a soportar el castigo eterno.
Antorchas, ni hachas de fuego eran llevadas.
Ni cantaban en himeneos.
La flauta Lidia, se sonorizaba por su Patetismo.
Dirijierosen al acantilado señalado
Por los arquetipales dioses.
Todos querían estar presentes, oscilantes
Para hacerse de pitonisas, de augures.
La diosa Discordia; trajo su otorgado permitido.
Una caña de pescar, para ponérsela en el alma
A uno de los enamorados y advertirles
Las adversidades del Amor.
Pensativos quedaronsé.
En sus almas un llanto eterno.
Siguieron sumergiéndose
En la infinita sima de la Mar.
Sin detenerse a pensar, ni saber lo que estaba ocurriendo.
Refugiarosen los dos enamorados.
Dentro de una gruta submarina.
Un hermoso río atravesaba el mágico recinto.
Quitaronsé sus túnicas.
Cromos, se había ido a dormir
Deteniéndose el andar del tiempo.
De sus órganos, la miel sagrada se destilaba
Originando un manantial.
Eros; los alimentaba sin darles oportunidad de predecir.
Los dioses todos; se sentían humillados por la voracidad, avidez, sobre humana de esa pasión amorosa.
Encomendaron; a la diosa Casualidad castigarlos.
Del vestido de la inescrutable divinidad, caían al azar.
Joyas, coronas de oro incrustadas de relucientes brillantes. Rojos purpuras rubíes, verdes esmeralda.
Monedas de oro, prisiones, todas las desgracias inimaginables. Nada afectaba, ese amor inmortalizado.
Acudió en su ayuda la diosa Furia.
Quien envió prontamente, a las anguilas a raptar a uno de ellos.
¡Quizás al más joven y bello! Carpo.
Encarnación de la lozanía, juventud.
Hermosura intemporal de la desnudez primaveral.
Hijo del dios Céfiro, el que sopla la vida, y la diosa Flora, la ofrendada siempre en el amor.
Bañabase el Febo, en las endiosadas aguas del mágico río.
Envolvieronle las cilíndricas y aceitosas anguilas.
Haciéndolo yacer eternamente en las aguas dulces de los ríos.
Enloqueció el otro amante Cálamo.
Buceaba con desesperación en las prisadas aguas que no detienen su andar, en busca de su destino, que es la Mar.
Invocó primero a los vientos del Oeste.
Ofrendo una cabra blanca, pidiole regresaran las aguas del río
Mas su ruego no fue escuchado.
Oponíase Cerbero, el perro rabioso de tres cabezas que guarda las puertas del mundo de las sombras.
Luego evoco a Circe, la dominadora de las artes negras
Quien podía metamorfosear a los seres humanos
Su suplica fue escuchada.
Convertido en caña de pescar fue.
Sondear los ríos es su destino; en busca del amor raptado.

-Se quedo Platón, mirándome fijamente, con rabia, pena, desasosiego, bebió con gran ansiedad tres copas seguidas, de la burbujeante ensoñadora, continuó el maestro -Al terminar de leerlos, mi excitación era de tal magnitud, que como un colegial, presuroso, impulsivo, arrebatado, penetre en la cafetería, marque el número telefónico entregado; Atendió una persona, que por su voz era bastante joven, le pido que me comunique con Emilio, pasan cinco minutos, que se hacen interminables, e imprimen en la mente torturas, antes no vividas; Escucho su suave voz.

-Disculpe, profesor por haberlo hecho esperar, estaba bañándome- -¡Avalanchase, lo veo, imagen, cuerpo desnudo, tiemblo! -Si usted desea, podemos vernos en el café Tibor- -Contesto, con voz entrecortada, emocionada ¡Yo, estoy, en ese café!- -Profesor, por favor espere, en unos diez minutos, estaré ahí- Me siento, en una de las mesas menos visibles, adosada a la pared final del local, dos columnas la hacen imperceptible, ordeno al mesonero -¡Un vodka, doble, golpea mi garganta, aturde el pensar! Bebía únicamente en reuniones sociales, llamó al mesonero -¡Sírvame, otro!- cuando él llegó, estaba en el primer paso, para la ebriedad inconsciente, recuerdo, que estrecho mi mano, paso su brazo por el hombro -profesor, disculpe mi tardanza breve percance, me retraso ¿por qué, no damos una vuelta, en su auto, conversamos? yo puedo conducir, tengo los documentos en regla- -trato de sacar su cartera, pero lo detuve, le entregue la llave del auto.

Tomó la autopista, no hablamos, agarro mi mano, poniéndola en su órgano, estaba erecto, apreté con furico deseo, se abrió la bragueta, con su mano, acarició mi cabeza, con ternura suavidad, la dirigió a su órgano viril, con ferocidad irracional, lo introduje en mi boca, él gemía suavemente, desvió el auto por un sendero sin asfaltar, se veía un anuncio, rojo, parpadeaba intermitentemente, al acércanos, pude leer claramente Las Avispas-Motel, la guerra, la paz, el conflicto, y el amor entre los sexos, la libertad y la opresión, explosionaron en una mente que se negaba a obedecerme, fantasía camuflageada llena de realidad. Dirigió directamente el vehículo, a una de las habitaciones, penetramos en ella.

< ¡Sonaron las campanas, cientos de ellas al mismo tiempo, y con la precisión de un misil, acertaban toda su conjunción sonora, en mi alma, presa de un violento combate, que se desea continúe, a sabiendas que no se tiene, la más remota posibilidad de triunfo! > ¡Un solo rugir! Epilepsia, epilogo, epítome, epitafio, trajo sosiego, placidez, quietud, por breves instantes, consciente estaba, que no habrían más amaneceres, que la eterna oscuridad, de la demencia, se posaba para no abandonarme.

Entregó la llave del vehículo diciéndome –Profe, puede conducir- con una mímica expresión de la cabeza, le conteste. Continuó -Vivo cerca de su mansión, puede dejarme cerca, en la entrada del barrio, es bastante peligroso, ingresar en él. -No importa, quiero correr el riesgo, de esa manera se dónde vives- En el recorrido, solo acariciaba mi mano, no entrecruzamos palabras algunas, unas tres cuadras, antes de llegar a mi casa, me dijo -profe, desvíese aquí- Era, una estrecha calle, ascendente, con las típicas construcciones barrocas, edificaciones de dos, tres, hasta cuatro planta, que comienzan al pie de montaña, van engarfiándose, enrrocasdosé, unas con otras, en una simbiosis incompresible, de astucia arquitectónica; -profe, trate de regresarse en esta parte, donde existe espacio para que pueda hacer la maniobra, yo vivo, en ese edificio, de tres plantas, en la parte de abajo, conmigo conviven tres estudiante, no imagina el deseo, que tengo de salir de esta pocilga-

Antes de bajarse, agarro con cierta violencia mi cara, dio un prolongado beso, su lengua, lo hacía todo. Llegue a mi casa, note en el vigilante preocupación, salude, deje el auto para que lo acomodara, al entrar, mire el reloj, marcaba, once, de la noche, había perdido la noción, del tiempo, realidad; Sentía felicidad, vaciado como el oro fundido, luego de haber sido sometido a las altas temperaturas, para darle la forma requerida, mostrando su complacencia en esa brillantez opaca, llena de felicidad escondida, a los ojos de los ignorantes de ese arte; quise gritar < ¡Soy, Yo! >

Sigilosamente, penetre en mi habitación, pase el cerrojo de seguridad, y con una alegría inusual, brinque, para caer en mi cama; Desperté, sobre saltado, eran las diez de la mañana, había dormido con placidez, pensé, así debe ser el morir; Nunca, había faltado al trabajo, llame al celular de mi esposa, era bionalista, a las cinco y media de la mañana, salía para su clínica, con toda normalidad, le mentí, sin remordimientos, dijele, que había estado en una reunión, con otros colegas, su voz transmitía extrañeza, nunca en domingo lo había hecho, al final, me dijo -Te mereces, un descanso, si quieres llamo a la facultad, para participarles que no te sientes bien, agárrate el día, nos vemos esta noche-

Me quede acostado en la cama, surgieron sin darme de cuenta las realidades pretéritas, de la civilización Helenística; Siempre he considerado, que prevalecen todos sus valores en la civilización Occidental, habiendo absorbido los principios Cristianos, que de alguna manera, sobre todo en la filosofía Pitagórica, estaban fundamentados, y estos en las fuentes egipcias, persas, hindú, unos utilizados sin parquedad, otros sumergidos en nuestras mentes, de manera latente. Las alegrías son inestimables, finas telas de algodón. Cuando mis ojos, admiraron la belleza de su cuerpo, mis manos se posaron en esa suavidad de calicó contacto, mi nariz aspiró su perfume humano, exhalación de la piel, humor de las carnes, individualización enrostrada, que solo cambia con la edad, nuestros labios, bocas se deleitaron con el particular, exclusivo sabor de los órganos, que bribaron a su contacto; ¡Viví, ese éxtasis de la fantasía! hecha realidad; Cuerpo masculino, perfección de sus músculos, órgano sexual, la simetría ondulante de su trasero, desplegados con sensualidad en sus caderas, sobresaliendo de su ajustada, equilibrada cintura.

A las once de la mañana, estaba llamando a Emilio, contesto él, lo invite a que almorzáramos juntos, y pasáramos la tarde en un apartamento que poseía en el litoral central. Con voz decaída, lamentosa, me contesto, que no me imaginaba cuanto lo desearía, pero lamentablemente, debía acudir a una cita de negocios, con una gente, que le estaban consiguiendo cinco mil dólares para traer una mercancía, de Panamá, quizás nos veamos, cualquier día de estos, gracias profe. Tranco el teléfono, quede desconcertado, no atinaba a coordinar; Instintivamente, volví a llamarlo; Le pregunte ¿Para cuándo los necesitas? -Para hoy profe- No, te preocupes, nos vemos a la una de la tarde, en el restaurant Galeón, cuando llegue, estaba en la barra, esperándome, entregue el dinero, almorzamos, bajamos hasta el litoral, anochecía, recordé la existencia de mi esposa, llame; Dijele que había decidido bajar hasta el apartamento, del litoral, que regresaría mañana, me contesto, que le parecía una excelente idea.

A partir de ahí, fue para Emilio como saquear, un banco. El deseo es perpetua servidumbre y perpetuo desengaño, el vehemente enamorado, se esclaviza, permanece eternamente solo, únicamente en el delirio del sexo, ve las bellezas, que lo hacen esclavo insaciado, dolorosa insatisfacción, humillante tiranía, engaño de los sentidos, alterados por la excitación.

Pedí mis prestaciones, revente las tarjetas de crédito, ya me era imposible conseguir más dinero, así se lo manifesté.

< ¡Hipogeo, Cadáver que lo habitas, haciéndote abono; Abrojo que cubres el lecho eterno! > Distorsión grotesca de las fantasías, manipulación para el retorno, estoicismo absurdo, infinitas revoluciones del tiempo, infaustas lunas, soles, enriquecimiento de prodigios, desventuras, adversidades de mártires, teólogos, heresiarcas, dogmas, bibliotecas.

Ese momento comenzó el distanciamiento, costabame conseguirlo, habíala cedido un apartamento, que tenía en Prado Alto, fue a vivir con su amigo; Poseía una llave, decidido a aclarar la situación, de una sola vez; Penetre en el apartamento, para esperarlo, era asombroso, las veces que repico el teléfono; Eran las tres de la tarde, Emilio no aparecía, su celular permanecía apagado, hacía dos días. Senté en la silla, de su escritorio, el estado febril en el cual me encontraba, hacía que mis manos jurunguearan sin premeditación, moví desapercibidamente el mouse, se prende la pantalla, decía, Emilio Bloqueado, pincho, salen, Los Escritos de Tiresias blogspot.com.

Walt-Whitman

Comienzo a leer los versos, mal acentuados, evidentemente emparapetados por un principiante, estrofas, sin las reglas elementales de la gramática; Sintaxis, semántica, silepsis; La primera parte correspondía a los versos, que me entregó, plagiados, adecuados, adaptados; Sigo revisando; Correos enviados; Los mismos versos, si es que pueden llamarse así, enviado a treinta personas; Tiemblan mis piernas, siento que me ahogo, corro al sanitario, vomito hasta las saciedad.

Entra Emilio, ve, el desahogo cañeril -¡Coño viejo, que le sucede!- trato de golpearlo, esquiva con facilidad, sale del baño, mira hacia la computadora -No me joda viejo, usted es idiota, pendejo, o un simple guevón ¿Acaso se ha tomado en serio, la relación que hemos tenido?; Usted me disfruto, yo, he recibido una remuneración, así de sencillo, no tiene como seguir pagando, se acabo, cada quien tiene su profesión; La de usted, es admirada; La mía, execrable; Pero nada más ¡mírese en el espejo! su abdomen, sus flácidas nalgas ¿Coño, no me diga que cree, en un enamoramiento? Un hombre de cuarenta cuatro años ¡Chucha, madre?

-Sin pronunciar palabra alguna, salí del apartamento; Entre a una Tasca, me embriague. ¡Timballl, túmbaloOO, túmbAAAooolooOO, en tu bailar, así, así, PARA allá, para Akhaia, muéveteE, mulato, enciérralo negro, en mi cuerpo, tu llorar ancestral, dale,dalee,daleee, estrepitoso resonar, taaa,tiiii,taaa,tiiiii, aullar, alma de negro, en su llorar, por sus tierras ancestrales, burbuja lagrimal, vientre materno, seno universal insondable, fustas diabólicas azotad mi cuerpo, que relinche mi alma, de tanto llorar, como la Marlinche, en su soledad sepulcral, sin fin, sin esperanzas, sangría del Timo, timado, traicionado, vergüenza sin llegar, a ella, me está vedado, desesperación impotente, decidir por los lodazales, de ficciones fingidas, demenciales, ¡ahí, ahíi, ahííí!

Al despertar, estaba desnudo con dos adolescente, en igualdad de condiciones, en una destartalada cama, de un miserable motel, no podía parar. Las ideas, son las cosas como tales, pero las cosas como tales, no son nunca, las realidades sensibles, sino las inteligibles, por eso nada es aprehensible, solo el alma ve con su mirada, el deseo como modelo de fantasía ideal, es en esencia inalcanzable como realidad, al lograrlo deja de serlo.

1 comentario:

  1. El símil que estableces con la mitología griega y esa historia en primera y tercera persona es suprema

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