miércoles, 3 de febrero de 2010

Grilletes

En el invierno las aguas comienzan a congelarse, hasta que llegan a un estado sólido, al llegar los aires suaves de la primavera, se disuelven las aguas congeladas y lo disperso en bloques de hielo vuelven a reunirse. Lo mismo acontece en el ánimo del pueblo.

A causa de la dureza, de los caprichos de las arbitrariedades, del egoísmo, la avidez, de la intolerancia, se congelan los corazones y sus mentes se petrifican, o se quedan con una rigidez, atontamiento que pareciera señalar una muerte en vida, en un no hacer. Pero esos estados van creando un germen, que al deshielase, violentamente inundan y destruyen todo a lo que a su paso van consiguiendo.

Por eso se dice: el gobernante sabio disuelve su sangre; la disolución de la sangre significa, eliminar lo que podría causar, sangre y heridas, evitar el peligro. Más, no se trata de evadir las dificultades, solo para sí mismo, sino para todo el pueblo.

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