domingo, 14 de marzo de 2010

Cruxificación

Versión, de Aben-Ezra." Yo, era uno de los soldados, mercenario de origen etíope, e incorporado al cuerpo de infantería, es decir de lo que se conocía, como carne barata, porque éramos los primeros en caer, ante cualquier enfrentamiento. Fui, uno de que presencio los eventos, de la detención, de JESÚS DE NAZARET, y parte activa.

" Pertenecí, al grupo de soldados rasos, que acompañaron al capitán Pretorio Juliano, acompañados de oficiales de la guardia Levítica,y tres líderes del Sanhedrín, a la detención de un hombre, que según, uno de los legionarios romanos, con quien había trabado amistad, ÉL, se consideraba como rey, así mismo que era hijo de un dios, que no tenía ninguna forma, que era eterno, y que todos los hombres, mujeres, esclavos, esclavas, bueno que todo éramos iguales, ante su Padre- Dios, y que si, se creía, en ese único Dios, vivirían eternamente, después de la muerte; para toda la tropa, que en total éramos trece, nueve legionarios, cuatro de la guardia del templo, y los tres del Sanhedrín, todos los soldados, y oficiales con las armas normales y sin los abatimientos y aprovisionamiento para una campaña, sino sencillamente, para cumplir un arresto; nos parecía poco cuerdo porque, al que íbamos a arrestar y que, se sabía con certeza, que iría a los festejos, que hacen los judíos, y el hombre era conocido por todos ellos, por cuanto en una oportunidad anterior, habíase presentado en el templo, en la parte de los mercaderes y les estuvo hablando en nombre de su Padre- Dios, y de lo ominoso, sacrílego, inmoral, de sus procederes, de cómo se aprovechaban de la buena fe de los creyentes, de las herejías de los sacrificios, y que el verdadero DIOS NO REQUERÍA NI DE LUGAR NI DE SITIO, para ser invocado, todo lo manifestó sin violencia, con dulzura, con palabras, sencillas pero llenas de sabiduría, al extremo que los guardias judíos del templo, quienes tenían orden de arrestarlo, no pudieron actuar, el hombre tampoco, había matado a nadie, ni robado, ni cometido incesto, ni había violado las leyes de Roma, por lo que me contó, otro de los soldados, pero que era de la guardia del templo, y se había incorporado voluntariamente, y aunque, me consideraba, un gentil, es decir un hombre que podía negociar con ellos, visitar una parte del de sus templo, donde vendían, todos los productos imaginables e inimaginables; desde cordero, y palomas que según él, era uno de los mejores negocios, porque sus sacerdotes determinaban cuales eran puros, para realizar un sacrificio a un dios, que ellos tenían muchísimos años esperando, que no terminaba de llegar, el cual no tenía nombre, y era innombrable; para ser breve, ahí se vendían todos las mercancías que venían de los puertos de Omán y Bahrain, perfumes, piedras preciosas, oro, diamantes, monos, pavos reales, sedas finísimas, mantones, incienso, mirra, plata, marfil, el acibar, especies, almizcle, es decir era el centro de todas los negocios, tangibles, e intangibles, porque además, cambiaban monedas de acuerdo a los tabuladores que establecían sus sacerdotes, para pagarles, a ellos mismos una cantidad de impuestos, que, esos mismos sacerdotes, guías, le imponían por cualquier actividad que ellos realizaban, además, les cobraban a todos, los que fueran mayores de 20 años, un impuesto llamado del templo, que se lo extendían a los griegos, todo el que era labrador, tenía que separar el doce por ciento de su cosecha, el que criaba animales le sucedía lo mismo, más otro diezmo, para los pobres, pero que ellos se encargaban de guárdalo, hacían prestamos usureros, y ocurría a menudo, que el pobre deudor habíales pagado tanto en intereses que entraba en locura, ellos decían que habíase posesionado el mal en ese hombre, y en el mismo templo se suicidaba, otro de los grandes negocios, era el diezmo que había que pagar, por los pecados cometidos, y que ellos expiaban, de acuerdo a lo pagado, en mayor o menor tiempo. En definitiva, parece ser, que la única y verdadera causa de la detención que íbamos a realizar, era que los sacerdotes del Sanhedrín, se sentían amenazados, por que, el hombre a detener, denunciaba crudamente, pero con mucha sabiduría todas las estafas, atropellos, esclavitud, a la que estaban sometidos los judíos, y griegos de Judea, bajo la adoración de un dios, que ellos de ninguna manera representaban, mensajes que habían penetrado en los corazones de los desposeídos, y de muchos gentiles adinerados, pero que los cautivaba la sinceridad de los mensajes, su belleza, su santidad; y que el único Dios era su Padre a quien, Él representaba en la tierra. Nosotros, como ya he referido éramos trece, y nos acompañaba, un hombre llamado Judas Iscariote, quien era uno de sus discípulos de confianza, la razón era que, el Sanhedrín, quería tener una prueba contundente de las blasfemias pronunciadas reiteradamente por el que se decía Hijo de Dios, y además lo señalara, no porque era necesario, ya era suficientemente conocido, sino, para que demostrase, su traición, llegamos pues a lo que se conocía como el jardín de Getseman.

.................................".Era lunes 13 de Nisan, comenzó la última cena, y terminó en el pretorio, cerca de la caída del sol, en Betania, además, de mis doce discípulos, habían otros seguidores presentes. Efectué el rito simbólico, de lavar los pies de los doce discípulos. Yo, sabía que iba a ser mi última comida en esté mundo. Todo me había sido revelado por mi Padre; era necesario que uno de los doce discípulo me traicionara, para que se cumpliesen todas las profecías, hechas por todos los creyentes de las civilizaciones anteriores, y se comenzara una nueva era de la humanidad, recordándole simbólicamente a todos los seres humanos, que la maldad y la traición pueden aflorar, por la codicia, la envidia, el odio, la iniquidad, en cualquier momento y apartarlos del bien. Escogí a uno de ellos, Judas Iscariote, el más fiel, y de más valentía, el más seguro y claro en los conocimientos que les había impartido. Otorgué la Bendición, no era necesario, ningún perdón, por cuanto, él era sacrificado para la eternidad, y tendría su recompensa eterna, por voluntad de mi Padre-Dios".............En los Reinos del Cielo.

Era ya el ocaso del día, era un grupo de personas como de treinta y cinco, se pusieron muy nerviosos, nosotros teníamos orden de cargar, si se producía alguna resistencia, todos acobardados se apartaron de un hombre, de estatura normal, que irradia confianza y bondad, de entre nosotros se adelantó el llamado Judas y lo beso, ÉL, algo le dijo, dirigíose a nosotros, con pasos lentos pero con seguridad, serenidad, y nos preguntó- " A qué se debe vuestra presencia", constestole un oficial del Sanhedrín, que era acusado, de varios delitos y debía presentarse ante el consejo general del Sanhedrín, no hubo ningún tipo de resistencia, al contrario, cuando nos los estábamos llevando, todos sus seguidores habían desaparecido, por entre los árboles. Esto lo cuento, porque me pareció, tan inhumano, y bestial a lo que luego fue sometido ese hombre, que no sale de mí mente tanta maldad, tanto odio, acumulado y ejercido con perversidad contra él.


..............................." Fui llevado al templo del Sanhedrín, está era la segunda vez que estaba en ese recinto de maldad y corrupción. El templo de los idolatras tenía dos atrios, el mayor y externo, donde permitían entrar a todos los seres humanos, animales y todo lo que quisiese llevar para negociar, esté atrio se hallaba cercado de pórticos, el más concurrido el llamado de Salomón, donde se reunían los rabinos para enseñar; allí se instalaban los canbistas, los comerciantes de todo tipo, y se vendían los corderos y palomas, que ellos purificaban, para ofrendar sacrílegamente al dios que ellos habían creado con sus transgresiones, en está fue donde estuve la primera vez, y con gran celo me seguían los guardias del templo por orden de Caifás, ya que ellos ejercían la autoridad en toda el área del templo. En el otro atrio, se prohibía la entrada a todos los gentiles, era su área " sagrada"; se ingresaba está a través de nueve puertas, , había una más grande que las otras, que ellos llamaban puerta hermosa, queda situada hacia el este, a partir de esta puerta, existían tres atrios, el primero era de las mujeres judías, el segundo era el atrio que llamaban de Israel, o de los hombres, y el tercero el de los sacerdotes, allí fui conducido, estaba Annás, suegro de Caifás, fue quien me comenzó a interrogar, un oficial del templo me golpeo por primera vez, con un látigo llamado flagelum, de nueve correas de cuero crudo, a los cuales se le adhieren pequeños trozos de hierro sin haber sido trabajado, o de huesos en sus puntas, nada contestele al anciano, por actuar con sevicia, y odio; me tomaron por los brazos y me arrastraron hacia la izquierda, en una esquina se accedía al Sanhedrín o el llamado consejo de Israel, para llegar hasta ahí, se subía por escalones, ya que ellos daban como verdadero que entre más arriba estés, más cerca de mi Padre- Dios, estaban. El consejo estaba presidido por Caifás, sumo sacerdote de ellos, eran setenta los miembros del Sanhedrín, todos estaban, ya era caminada la noche, su propia ley, prohibía los juicios en la noche, habrían de ser de día, inicio Caifás el, proceso no se realizó en recinto reservado para tales actos, sino en un salón de su propia residencia. Preguntome Caifás- ¿ Sois vos, el hijo de Dios ?- Contestele, por eso estoy aquí, y por qué ustedes, todos los sabéis- . Hubo una algarabía de voces insultantes, colocaronse dos oficiales de ellos a mi lado , cada uno con un flagelum, azotaromen con ensañamiento, me produjeron en mi cuerpo profundas heridas, que desprendía mi piel, querían llevarme a la inconsciencia. Uno de los sacerdotes ancianos, me pregunto- ¿ Por qué sois tan amado y seguido por los gentiles, los pobres, las mujeres pecadoras ? Yo, os conteste, para mi Padre- Dios, todos lo viviente es su creación, los desvalidos, los sufridos, los pecadores como ustedes mismos, son sus hijos, arrepentíos, y él os perdonara, comienza una nueva vida, alberguen en su corazón, la bondad, el amor, la igualdad, la tolerancia hacia todos los seres humanos, confesad en tu misma alma los pecados, que ÉL, escuchará y veréis un nuevo amanecer de luz, de esperanza, hace el bien ,sin esperar recompensas, que ÉL os la dará, darle de comer al que hambre tiene, de beber al sediento, aloja al desamparado, ayudad al enfermo, porque todos sois sus hijos, mi PADRE- DIOS, no necesita de templos, todos vosotros lo albergáis en el alma, cada uno podéis comunicarse con ÉL, sólo requerís tener amor, ser sincero, respetar a tus semejantes, no desear lo de otros, así llegareis a los reinos de los cielos, conseguiréis la vida eterna-. Encolerizaron todos, fuera de control mental, arremetieron nuevamente mis verdugos, mi sangre manaba por todo mi cuerpo, ellos gritaron todos - blasfemias, muerte. Yo quede inerte, desfallecían mis pierna, apenas sentía mi cuerpo, presentaron a varios testigos, para cumplir las formalidades de sus leyes, ninguno mintió, ellos expresaron lo que Yo predique, que me era transmitido por mi Padre Dios, y así lo manifesté, gritaron todos culpable de farsante,! muerte, muerte¡, pero ellos no podían matarme sin la autorización del gobernador romano, acercaronse en turba, escupieromen, golpearomen, cubrieron mi cabeza con una gruesa túnica, al último canto del gallo, sacaromen, arrojaromen en un pequeño calabozo, sin que pudiera penetrar luz alguna, me sentía como una masa sangrienta, aparecioseme mi Padre- Dios. - "Jesús, ha comenzado tu martirio, pronto estarás conmigo, tú has de redimir a mis otros hijos de sus pecados, pero ellos os ensañaran aún más contra vuestro cuerpo y tu alma se purificara con la pureza de la santidad, en ellos dejaras las semillas del bien, y estas germinaran, en infinitos árboles, que darán sus frutos de Luz Infinita-.Comenzando la mañana, de acuerdo a la costumbre, el Sanhedrín, por unanimidad, rectificaron la sentencia de muerte. Me condujeron ante el gobernador romano, llamado Poncio Pilatos, los sacerdotes expusieron ante él, las acusaciones que se me hacían y le manifestaron cual era la sentencia tomada por unanimidad; Poncio Pilatos, interrogome, después de ello, dirigiose a los sacerdotes, comunico, que él no apreciaba delito alguno, que en todo caso, por haber nacido yo en Galilea, y que encontrándose el rey Herodes en Jerusalén, delegaba la decisión definitiva al mismo, condujujeron ante él, seguían golpeándome sin control alguno, mis fuerzas disminuían, mi fe crecía, aumentaba como si mi alma estuviese elevándose, mi resistencia los enardecía más. Llegamos a presencia de Herodes; estaba ebrio, su estado era deplorable, rodeabanle mujeres y hombres en el mismo estado, mofándose me dijo.- Haz un milagro, para que pruebes quien eres, y serás liberado, entre la sangre que corría por todo mi rostro, pude lograr posar mis ojos en los de él, mi mirada era de compasión, hacia su pobreza de espíritu, se dirigió a los sacerdotes y les dijo, para el festejo de la pascua, es costumbre, el perdonar a uno de los judíos sentenciados a muerte, hacerlo público, y que el pueblo decida. En la plaza fuimos expuestos a la elección dos condenados. Yo, sabía cuál sería la elección, el otro fue liberado. Entregado, fui a los soldados romanos para que cumpliesen la sentencia. De la plaza donde se me sentencio hasta el basurero público del Golgóta, había una distancia de tres kilómetros en pendiente, y cargue una cruz de ciento treinta y tres kilogramos de peso Pusieron sobre mi cabeza una corona de gruesas espinas que la lacero toda, me ofrecieron antes de comenzar con el martirio una pócima de vino con mirra, según lo establecían sus leyes, para adormecer, lo rechace, me estaba vedado por las únicas leyes verdaderas, las de mi Padre- Dios, hice el recorrido, siendo azotado treinta y tres veces, por dos legionarios romanos uno de cada lado, con el flagelum, al llegar al Golgóta; con la cruz en el suelo me ataron a ella, luego me sujetaron y extendieron mis brazos en el madero horizontal, clavaron en mis manos unos clavos de trece centímetros de largo, y tres pulgadas de grueso, apoyados mis pies en un pequeño soporte en la parte inferior del madero vertical, acuñaron mis pies e igual los clavaron, procedieron a izar la cruz, de todo mi cuerpo se apoderaba un calambre interminable, mi respiración se interfería en la exhalación, el peso de mi cuerpo se concentraba todo en mi pecho, las moscas y las aves de carroña se posaban en mis heridas sangrantes, coagulada, en mi cabeza lacerada y como si fuese un panal de abejas revoloteaban sin cesar, haciéndose más penoso mi martirio. Uno de los soldados, llegada a tres horas mi cruxificación , se presagiaba una gran tormenta, y era obligación por ley romana que se debía esperar hasta la muerte del martirizado por montus propio, para luego darle un lanzazo en el pecho, decidíos a hacerlo sin haber expirado y con certera precisión, diomela en el corazón. Mi alma viajo hacia la morada de mi Padre Dios. Mi cuerpo fue reclamado por José de Animatea, todos mis seguidores, habíanse escondido, para no ser capturados y procesados, eran mis instrucciones que seguían. Judas Iscariotes, se convirtió en el Judío Errante, tal como mi Padre lo dispuso. En los reinos de los cielos está; y como El Golem, se aparece desde que fue hecho hombre, por un Rabino. Que para decir la verdad de Dios no se necesitan tantas palabras, ni misteriosas son, pues es, ÉL, como el agua cristalina transparente y pura, y no habiendo secreto para ÉL, porque ha de dárselos a unos seres, y escondérselas a otros, que sus ritos son simbólicos, pero claros como el sol del mediodía, y a todos nos pertenecen, y a nadie por herencia o concesión.

5 comentarios:

  1. Debio ser la realidad

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  2. Exquisita narración, gran trabajo Sr. Tiresias.

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  3. Ciertamente una perspectiva bastante interesante, gracias por compartir sus escritos

    Desde Argentina - Gustavo Suarez

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  4. Muy buen escrito, me hubiera gustado escuchar más desde la perspectiva de Aben-Ezra

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  5. Buen Trabajo Sr. Tiresias

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