domingo, 18 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XVI

¡Cuervos revoleteaban! Jadeante sobre cadáveres sin tumbas. Se hablaban, sin percatarse aún de su muerte, algunos trataban de levantarse, se deshacían al intentarlo, cambiaban con dejadez su color, hasta llegar al morado explosivo, de la putrefacción; Palabras sin necesidad de pronunciarlas; ¿Acaso era menester articúlalas? Una impaciencia febril, se apoderaba de mi mano derecha, extraje el revólver recién adquirido, su brillantez niquelada, atraía el deseo de ver brotar, con desmedrada celeridad su venenoso liquido vital ¿Cuántos destellos tronaron, descuajando en ese silencio sepulcral, solo alterado por mi respiración acelerada, y los latidos de mi corazón?

Una tranquilidad extraña, invádame como si hubiese salido de una vez por todas de las cloacas, sin terror, sin pánico, comencé andar en el túnel fecal, pero estaban los miles de cerdos, que me obstruían el paso con firmeza; Tenia la seguridad de haber dejado de ser ciego, esta vez los cerdos no tenían la efímera, transparente, manta telar. De los pisos de arriba, descendía una inmensa nube negra, descargando un hedor que se podía ver, los cerdos reían, como si por fin hubiese conseguido su destino; En lejanía, escuchaba susurros, de todas las puertas de los otros apartamentos.

Se agolpaban los muertos sin ataúdes, habían logrado reponerse, me miraban, susurraban, sus rostros penetraban mis ojos, las quijadas titilaban sin moverse; Piel, hueso, aleteaban, se transformaban en deshechos polvorientos que la nube aspiraba, haciéndose el ambiente más nauseabundo, uno de ellos me pregunto ¿Quieres conocer a tu padre? -¡Helo ahí, remando sin descanso en los lodazales, sin poder avanzar, trata de llegar donde está tu madre; Cansada ella, de chapucear en el fangoso lago, para execrar, liberal, y adherirse a Nietzsche, que atado continua, con la camisa de fuerza, sentado en ese montículo de anti-normas morales solidificada. Se empeña en regresar al ciclo del Eterno Retorno, porque le es lícito, a su voluntad.

Tú, hace cientos de años, con Banus te cofundes, permanecen en las cavernas, con la secta de los Autom, allá en los desiertos con sus agujeros, que por miles de años han albergado todas las conspiraciones, de los dioses. Pero no hay prisa, tendrán que bajar, y penetrar en esté eterno vacio, donde solo ves las imágenes de lo acontecidos, por miles de años; De lo pensado, que navega en los inciertos vientos sin rumbos, adhiriéndose en piedras, pieles, papiros, no hay otras, y estas se repetirán en circular exordio, sin dejar de ser siempre Introducción-

Arriba, sostenida por una invisible energía vital, permanecía sonriente, la insaciable serpiente blanca, sin árbol alguno de manzana, pero con una computadora frente a ella.

Vacilante, se agigantaba un titán, timoneando una lanza, con ella tiranizaba; Timorato, permanecí escondido, los tímpanos de mis oídos, daban sonidos infernales, rayos que con desarmonía parturiente, laceraban mis instentinos atorados por los sólidos desperdicios, que con testarudez de voluntad propia, se negaban a abandonar el residuo cagalar, sembrando la discordia, entre el Ser, y el no Ser. Un coro repetía sin saciarse ¡Timo, Fraude, Falacia, Engaño, Truco! al final un cobertizo inmenso, en cuclillas introduje los dedos de la mano, tratando de palparlos, pusilánime, encogido, ansioso, toque al primero en su frente, su textura era de ilusión, afanosamente seguí tocando su tez.

Desaposentan inmensas aves negras, desaté sus últimas ligaduras, ya sin el abrigo tripéales, desarropados, ventilan, corren libres los vapores butanos, aturdido por tan violenta tempestad nauseabunda, en desmayo termino mi descaminar, destrocado ya, me era dado comprender que el fuego apenas se iniciaba; Caudalmente las luces se extinguían, las tinieblas se apoderaban de todo, era mi ignorancia que se imponía triunfante. La batería, bongó, guitarra eléctrica, timbal, del conjunto que tocaba en el bar; Me devolvió a la calle.

Amanecía, un leve viento, trataba de disolver sin enfurecer, mi aturdida mente; En el trayecto a mi apartamento, compre nueve pasteles, de carne, y queso, subí por las escaleras, la puerta de mi departamento estaba abierta, innumerables personas se agolpaban en él, al entrar pregunte ¿Qué sucede?

Para la gran mayoría de los seres, llamados humanos, el supremo poder, es parecernos lo menos posible, a nosotros mismos. Atravesar, exponerme, apostar arriesgarme a vivir nuevamente todas las desgracias, hipocresías, ficciones, farsas, simulaciones depresiones, abatimientos, empalamientos estrujamientos, humillaciones, que he soportado; Con sumisión, de hinojos, aceptaría la dadivosa oportunidad, como el mayor obsequio de Dios.

Pensaba, creía, que no podía haber nada peor, que el azaroso destino Inevitable que había elegido en gran parte; Cuan equivocado estaba; Mi travesía, que ahora podía apreciar lo breve que había sido; Era una cosa de niños, comparado con el verdadero infierno, que apenas comenzaba.

Esa mañana, fui detenido por homicidio, en la comisaria comenzó un torturante interrogatorio, siendo como las dos de la tarde, se presento el señor Eimarmena, acompañado de un abogado, enviados por el señor Autom, ¿Cómo se había enterado? Ignoro; El mayordomo hizo una seña al abogado para que nos dejara solos, se quito los lentes negros, por primera vez; En el palacio del señor Autom, a pesar de que las luces eran controladas con tonalidades bajas, no se despojo de ellos.

< ¡NO TENIA OJOS! > Sin darse por enterado del horror reflejado, exteriorizado, transpirado con ofuscación en mi ser; Comenzó por decirme –Adrasto; significa, Inevitable destino lineal, sin bifurcaciones posibles. ¡Soy el Moira! hijo de la Confusión y las Sombras Originarias Primeras, a mí están sometidos todos los seres, mis dictados son Ineluctables, escritos en mi gran libro, de todo lo por acontecer. Tu destino, al igual que el de todos los mortales es inmutable.

El señor Autom, desea que sufras lo menos posible, no me opongo a la perseverancia de los humanos- Pusosé los lentes negros, al caminar pude notar con estupefacción, que caminaba sobre un gran Libro. El abogado, era un hombre elegante, con la seriedad de los académicos, su rostro dejaba ver su inteligencia, astucia, conocimientos, experiencias en estos casos, me dijo con seriedad, pero con compasión, dulzura, bondad -Cuéntame todo lo sucedido, hazlo, para poder actuar, armar, conducir una eficiente defensa; El señor Autom, me ha encomendado ayudarte, orientarte; A dónde van a trasladarte, después de aquí, no es un paraíso, voy a tratar fundamentándome, en las amistades de su protector, que en el reten sea albergado en la zona-A, donde están detenidos los funcionarios policiales, que han tenido problemas judiciales, la de mayor seguridad. Lamentablemente, para complicarse aún más tu problema, la joven asesinada era sobrina del señor Stalin- Permanecí callado -Aunque, él fue asesinado, son muchas las raíces que dejo-

-Toda la mañana se han turnado funcionarios, le dije, presionándome para que les narré, describa el crimen, porque según ellos, técnicamente, científicamente, las pruebas acumuladas, los testigos, son más que suficientes, evidentes, para someterme a juicio, y condenarme. Doctor realmente no recuerdo nada, aprecio con absoluta claridad en mi mente, cuando entre al departamento, vi un bulto, con una sabana negra, el cual me fue mostrado, y pude observar que era su cadáver, con los ojos aún abiertos, recuerdo sus ojos azules, fijos, como el cielo límpido, sin nubes, pero sentí que me escrutaba; El doctor, se quedo brevemente pensando-

-Mira Adrasto, los funcionarios me mostraron todas la pruebas recabadas, hable con varios de los testigos, que te vieron salir del apartamento, con el arma, la cual fue abandonada en la entrada del edificio, tienen las huellas dactilares de ambos en el revólver, es decir, que ella lo estuvo manipulando esa noche, la prueba de la pólvora, te fue hecha, resulto positiva, definitivamente tú fuiste quien la mató; Ahora el hecho de que sus huellas estén en el arma, nos permite crear una cuartada con bases solidas. En la autopsia, en su vagina habían residuos de espermatozoides recientes ¿tu tuviste relación con ella? Asenté negativamente, con mi cabeza; Bien prosiguió -Si te realizan las pruebas de tus espermatozoides, puede caérseme la cuartada que tejo con minuciosidad, para tu defensa, porque un vecino vio salir, luego que tu entraste la primera vez, como a las nueve de la noche, a un joven con apresuramiento, luego a esos de las diez regresaste, escuchó los disparos, y vio salirte nuevamente con el revólver en la mano. Admite los hechos en esa secuencia, así mismo que habían consumido drogas, ambos resultaron positivos.

Declaras que el revólver estaba en la mesa de noche, al lado de la cama, comenzaron a discutir por trivialidades, ella tomo el arma, forcejearon, comenzaron las detonaciones, al verla muerta, perdiste el control de tu mente, saliste del apartamento, sin saber que había sucedido, regresaste con los pasteles, sin aún percatarte de lo acontecido, el haber regresado es tu máxima ayuda, corrobora tu estado de amnesia momentánea. En este caso, la calificación del delito es homicidio culposo, la pena normal, es de tres años, pudiendo salir en libertad condicionada, al año y medio, haz lo que te digo.

Luego veremos cómo te mantenemos vivo en la cárcel, para tu información, y tengas idea de lo difícil que es sobrevivir en una cárcel venezolana, existen veintinueve penales, y diez siséis internados, con capacidad para quince mil reclusos, albergando a cuarenta siete mil. El número de crímenes que se cometen en ellas, está entre los más altos del mundo, el año pasado fueron asesinados cinco mil detenidos, que se saben, más los escondidos para no abultar las estadísticas; Adicionalmente tienes las mafias, que son apoyadas por las autoridades de los penales, actúan impunemente, aprovisionándolos, de armas, drogas.

En el reten todo está arreglado, mientras se realice el juicio, permanecerás ahí, al sentenciarte, que de ser aceptar los hechos como ya te he explicado; El juicio durará unos tres meses; Te enviarán, al ser publicada la sentencia, a la cárcel, donde trataremos que te asignen al pabellón, de los policías, y militares sentenciados por delitos, manteniéndolos aislados de los otros presos, por razones obvias.

Al otro día, luego de firmar mi confesión, redactada por el doctor, fui trasladado al reten de Apulia; no tenía la mínima noción del tiempo transcurrido, deduje que ya debía ser entrada la noche, por la actitud del enfado funcionario. Dirigiéndose a los oficiales que me entregaban exclamó -¡Coño este niño, no lo salva ni el cebo asoleado! Está noche lo voy a dejar aquí, en la celda preventiva, mañana ya veremos-

¡Eufórico bacanal! Todas las putas, amigos ambiguos del gimnasio, se congregaban en el mercado, se apareció el señor Autom, expresaba su aversión, por mi aspecto disoluto, y la convocatoria estrafalaria, dio orden de arresto a todos; Las miles de palabras que se pronunciaban con desfachatez insolente, lo enloquecieron, trataba de detenernos con sus musculosos brazos.

El contingente era tan inmenso, cubiertos por grasa porcina, todos escapaban, o desaparecían al tener el mínimo contacto con él; De entre la turba, se asomó una hoz, desgarrando todos sus miembros, su falo logro huir, la multitud delirante lo perseguía, se hizo ave, por las aberturas del techo, logro salir, del espantoso antro de alegría, y terror.

Comenzó a crecer, impecablemente una madeja tejida, por inconmensurables arañas, que se apoderaba con prisa violenta de toda la estructura. Las columnas que la sostenían, se mutaron en inmensas serpientes, aspirándolo todo; Los gatos que abundaban, se transformaban en monstruosas ratas, al tratar de moverse, se les desprendían las cabezas, inundando todo el piso de una sangre viscosa, que se solidificaba al instante; Enloquecidos, tratábamos de bañarnos con ella, pero solo lográbamos embardunarnos, dándonos una apariencia grotesca, perversa, fatuo, petulante, cruel, deformándonos en butifarras, morbosas morcillas, hechas de nuestros propios instentinos.

Fustigábamos a las inmensos reptiles, deseosas de roernos, estráganos, para conducirnos a la morgue; Las mansas palomas, eternas habitantes del sitio, se hacían fantasmagóricas bestias, se mutaban con cabezas de asnos, de aspecto brutal, tocaban las estrellas con sus vastas alas, oscureciendo por completo a la desesperada luna; Sus ojos echaban fuego; De su boca asnal, arrojaban rocas encendidas; Del estruendoso sonidos de las discotecas, explosionaban gritos frenéticos, que nos conducían a la definitiva paranoia, inoculando la premeditada muerte.

Comencé a flotar, absorbido por los túneles cloacales, ya transitados con tanta obsesión; Comenzamos a correr frenéticamente, con los intestinos de rabos, al llegar a la calle de las putas, todos se disfrazaron de animales inofensivos arrastrándose; Únicamente yo, permanecí firme, lance un rayo, contra las transmutadas aves, tornándose a su real figura

Con una hoz en mi mano derecha, arremetí contra los miserables albergues, de tanta maldad; El viejo maestro Platón disfrazado de Urogallo en celo, me ofreció una sopa de menudos, mezclándola, con tripas del Albino, de mi primo, de los cerdos que se habían descubierto, de su manta sedosa, transparente, y por su ano expulsaban sus tripas cagalares, viseras, e introducían en la olla, donde se cocinaba entre incontrolables llamaradas, la hedionda sopa.

Guiados por el ciego Homero, llegamos a un inmenso palacio, todo negro, al entrar, la fulgurante brillantez nos cegó, todas las paredes interiores eran de macizo oro, eternamente eran pulidas, sin descanso, por los aqueo, con inmensas esponjas de mopa. Nos proporcionaron a cada uno de la multitud, unas gafas negras, pude ver con nitidez el espacioso salón; Enormes candelabros, confeccionados únicamente con exclusivos, magnos, malignos diamantes, combinando su lucidez, con el reluciente oro; En el centro de la sala, tres altos tronos, de frio mármol.

Entro un heraldo, recubierto con una escafandra, se abrió una inmensa puerta lateral del recinto; Desembocaron como fierecillas, vientos apestosos; Sin premura, parsimoniosamente, el heraldo anuncio a sus eminencias, ilustrísimas, dioses, cada uno en su hacer. Uno de ellos, enano, encorvado, toda su piel contaminada de polvo de oro, pidió disculpa por su estrafalaria vestimenta, justificándola con las informalidades necesarias, concurrentes, en su carácter de turista.

-¡Los dioses son los responsables! de cada uno de sus fieles, y por tanto, ellos deben emitir las sentencias; Sin descanso iban pronunciando los veredictos, a cada uno de los espíritus de los muertos, de acuerdo a su vida, eran confinados a una de las tres puertas existentes; ¡Apareció un enorme dragón! absorbiendo, aspirando mi alma con su enorme lengüeta, me transporto hasta la cima de una poblada montaña, por enormes verdes árboles, se metamórfeo en hombre, luego mujer, por breves segundos, compartimos el lecho, luego se conmuto en hermosa ¡Ave! con una mirada de serenidad, compasión, me dijo - < ¡Te hare inmortal, exceptuare de la vejez, pronto, te reunirás eternamente, conmigo! > Era, el señor Autom.

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