lunes, 31 de octubre de 2011

LA OSCURIDAD Del CANGREJO

Atemorizados Niños

¿Donde están sus risas?
¿Y los sentimientos puros de amor?
¿Acaso son miedos y lágrimas retenidas?
! Qué le son vedados expresarlas!
Deshaciéndose están en los desiertos
En abrojos se han convertido
¡Las que fueron alguna vez! quizás flores, o lágrimas de otros niños que vagando están. Sin figuras en los médanos.

O quizás deambulan por los sueños invisibles de sus antepasados
Dejándose enrredar por el inconsciente viento
Andando a pasos ignorados sin querer detenerse para verse
Jugueteando con los duendes de lo creativo, no premeditado
¿Y los Océanos, Bosques?

Donde se han ido, con sus cantos audibles solo cuando hay amor
¡En los veleros de papel!
Que surcan los inmensos mares de la fantasía sin sus dueños
En las imágenes cibernéticas de los distorsionados juegos que
enrrutan la violencia, desde la mentes perversas de la codicias Globalizadas.

Partieron con Panchito Mandefue, y la Maestra I Latina.
Amortajados en Cuentos Grotescos, en la nave de los pensamientos
de sufrimientos
Guiados por José Rafael Pocaterra, en alucinante torturase.
O quizás con las ingenuidades reales, de los cuentos del eterno Niño
Aquiles Nazoa, con sus hormiguitas cargándose de rosas, sin tregua
En su interminable trabajar, guardándolas para cuando
Vuelva a despertarse
De esa horripilante pesadilla, llena de soledad.
Y estar nuevamente con todos los niños del Mundo.

Persiguiendo sus risas, aventuras, haceres, en carritos de cartón, con ruedas de madera, patines, y escobas caballares.
Espantando las inmundicias de las negrillas realidades
En un mundo avasallante que no deja de engrifar, aspirar el alma.
Esos mundos de imaginación-fantástica que solo se viven en la infancia
Están guardadas en las cabecitas de todos los niños, y en los por hacer y nacer.

No dejemos que la tosquedad aletargada, penetre en la inocencia,
Siendo pura confusión caótica, abismal.
La tragedia de un desvivir en fuga frenética
Que los precipita a túneles llenos de tunantes
Sin dejarles siquiera, presente por cumplir.
No hay ninguna diferencia entre todos los niños del Planeta Tierra.
Déjemolos que las caricias del único Juguete que posen en la vida
Sea disfrutado ¡La Felicidad de la Infancia!

Un Humano:
Cierto es que nuestras actuaciones están guiadas por la Codicias, Avaricias, Negocios, Ebriedades, Pasiones, Maldades, Odios, Placeres Engañosos, Impunidades; Pero también, por ser la única manera de salir de la monotonía del Apresante Destino.

¿Buscando la inmortalidad?

Nunca nos hemos detenidos, a pensar en ello, poco importa cuando se vive, y cuando se deja de estarlo, menos aun.

Se hacen los inmortales porque el ser humano necesita de ellos, para vivir sueños, ilusiones, que nos están vedado por nuestra misma naturaleza realizarlos, de algo debe llenarse ese ego que nos atosiga.
¿Qué si somos privilegiados por nuestro Dios?
Ellos por nosotros. La creación de los dioses son ardides de los no creyentes, para someter a través del miedo, temor.
Porque tan iguales son las verdades que tienen todos los bandos, o bandas como virtuosas.
En el fondo siempre prevalece el misterio, que en realidad no lo es.
Solo es secreto lo que no sale de la mente, o del Dios.
Se han posesionan los dogmas como rocas inmovibles, en las mentes.
El juego es hacer creer que hay novedad, en el que se está iniciando.
Así ha sido, es, y será siempre.

Voces Ignoradas:

¡Ahora, yo os interrogo; A vosotros! ¿Habrá alguna diferencia, entre nuestras actuaciones, y todos los acontecimientos, acometimientos, pensares, actuares, acaecidos hasta esta fecha?

Bastantes hechos ha presenciado la humanidad ¡Sin sofocarse! sino por muy breves momentos!
¡Mutis, Apoyo, festejo! ¡Villanías Son! dependiendo de quiénes las ejecute, y de su Poder. Que para eso viven los humanos.

¿Qué Preguntáis?

Libertad-Igualdad-Fraternidad-Principios, Doctrinas: Políticas, Religiosas

¿Qué me decís? ¡No escucho! De tanto hacer tronar estas escupes candelas

< ¡Habladme más alto, que no te oigo! >
-Te digo ¿Que si tienes algún remordimiento?-
-¿De qué?-
De tantos muertos-

Únicamente el puente permanecía en su mente, no hubo trompos, emboques, caballitos de maderas fantaseados con el palo de la escoba vieja, carritos con ruedas de madera, y carrocería de cartón.
Solo en el puente, parado, sentado, arrecostado a su baranda, ladeado hacia el reten de policía, la cañada sin agua llena de suciedad, escombros.
Fijando su ver sin pestañar
Inmóvil sus ojos como los de un niño sin sueños.
Su único amigo, se fugo con su alma.
Olvidar sus ojos fijados en la nada, sin ansiedad, en búsqueda que no existe de un caballo de sombras, sin galopar, en busca del desesperado hui.

Mente que germino, pero no creció, condenada a no ver más allá de unas nueve calles en toda su vida.
Transitadas en alborozada inocencia del no pensar.
Porque se ignoran los ensañamientos de un Dios, que se niega o permanece ciego, cansado, extenuado de tantas suplicas, de haber vivido tanto tiempo entrampado por simbologías, fanatismos excluyentes, criminales, obscenos derechos de riquezas, majestades fingidas, tronos voluptuosos, serpientes ansiosas de digestivar, moler, complejos con una maldad sin sentido.

En el puente su permanencia se hacía pura soledad, pensamientos extenuantes, fijos, lo abrotoñaban.
Lombrices, parásitos depredadores, consumidores, espinas, tenazas, que se adhieren en cortante deshacer, erosionar, penetrar, horadar, esos órganos, destejiéndolos.

Palidez que asemeja, a la tristeza del andar de las espesas nieblas en las soledades de los páramos.

Nidos que se hacen en la mente, se acobijan en el alma, dejan su huella para no borrarse, viajan eternamente aun en las reencarnaciones, se asoman con infundado temor suspendidas en ese ínterin colgante, temor sin miedo arremete.

Crujir de los dientes para no dejar escapar el sufrimiento del alma, por las embestidas feroces contra los órganos.
Convulsiones que se alebrestan, adueñándose de la voluntad.
Insomnio del condenado inocente a muerte, que no atina a comprender esa selección arbitraría.

Un metro o más, esparciéndose solasadamente, jugueteando con sus dolores, gritos que ya no eran de él.
¿Quizás de quién?
Las ancianas decían que eran espíritus malignos.
-¿Y porque, a él?
Si ni chance tuvo de hacer maldades
El cuarto nauseabundo, hediendo a aceite resino
Hedor fuerte, como las nutrientes de las cloacas
Gases que rugen con humedad envolvente
Velos que enceguecen el pensar
Atosigamiento premeditado enrulado por callejuelas
Obsesiones que quisieron vivir, comunicarse con el alma,
Energía sepultada en los sepulcros incomunicados
Martillando en el yunque moldeador
Dolor desgarrante que se presiente sin manifestarse.
Arco Iris que no enseñaron sus tesoros de fantasías,
Vagando andan perdidos en los palacios de la imaginación.
Buscándote, quizás en ese mundo feliz que adherimos,
Con egoísmo en nuestra infancia.

¿Acaso, sabéis? De si es juego, luna o sol, lo que te persigue.
El andar es locura sin parar, sin siquiera mirar, mucho menos ver.
¿Que certeza tenéis? De si es ayer, hoy, o mañana.
Si la tenéis, realmente poco importa. Que solo se muere cuando se tiene conciencia de ello, todo lo demás es sospecha.
O, quizás engaños.

¿De quién?
¡De tu Dios Maleiwa! De la raza Guayuu.
E invitándote está, a viajar por el mundo de las fantasías sin sueños, ni tiempos.

A recorrer las ilimitadas vidas, que hacemos y se deshacen, sin darnos de cuenta que no hay un morir, sino tantos como quieras tener. Para ello solo es necesario ser niño.

Él me veía, con lastima, como sabiendo que moría por primera vez con él.
Las culebras aceitosas se regodeaban, en la cama de lona.
Un líquido putrefacto se colaba de la verdosa tela porosa
Seca, ordinaria, formando lagunas amarillosas en el piso de tierra.
Cientos de ellas, descansaban en un tonel lleno de agua.
Satisfechas, no se cansaban de su baile frenético.
Todo lo que había sido él, ellas lo lucían en su lozanía despreciable.
-Se llamó Rodrigo, desde pequeñito siempre andábamos juntos, él tampoco sabía juguetear, entretenerse, aventurase con los únicos juegos de los pobres.

Su enfermedad no se lo permitía, siempre fue de él, como un castigo anticipado-
¿De Quién?
Amarillenta era la coloración de su piel, arrugadita por lo flaquito, lo poco que podían darle su madre, y su hermana para comer, se lo engullían antes de caer a su pequeñito estomago las desmadradas, enfurecidas lombrices, que más que reptiles alojados en los órganos digestivos, parecían zamuros de matadero, sin que nunca desalojen el recinto, de su encantamiento ensañoso de las forondas ponzoñas.

-¡Y, que Solitarias! dijo el curandero, que pócimas si le dio, y tantas que pienso que por eso se arrecharon las desalmadas.
Murió una madrugada, el mismo día que tumbaron el Puente sobre el Lago.

La Gaita decía: ¿Sabéis Cuando? “Cundo se caiga el Puente” Refiriéndose a la imposibilidad de esa ocurrencia.

Ignorantes, todo se acaba, lo aprendí, ese día, en esa infancia volátil.
Alrededores del Puente; Mi único, y primer mundo, después de ahí; Nada.
Frente al Puente, el reten de la policía, los veía, a ellos, atolondrados, ansiosos, malignos, me gustaban sus maldades, sin premeditaciones, sentidas, voluntarias, disfrutándolas, gozándolas.
¡Como golpeaban, aporreaban, maldecían!
Con sus rostros enchufados, electrificados, en doscientos veinte voltios.
Rojos los blancos; Morados los negros; Se reían, luego.
Contaban sus melindreadas, delante de mí, como si no existiera.
Tenían por idiota, me lo decían a cada rato.
¿Yo? Ni malograba mi pensar.

¿Para qué?; Carcajeaban sin bozal, libres, luego contaban el platinar en billetes.

En la orilla azul, allá en la España, creó que así le dicen.

¿El Por Qué?
Y, que todos han sido orilleros, la mayoría, lo esconden bien, pero en Hola ¡Si la revista! que lee mi hermana, la madame, dice ella, que lo dicen, y ella lo habla como si estuviera conviviendo con ellos.

Y, en un canal televisivo de la España.
¡El Tres con Antena! están atrasados y mucho, ya eso no se usa. Satélites sí, pero bueno, cada mojón conduce a algún lado, que para eso los ponían en los caminos. ¡Si el Hermes!
¡Grita padre, a madre!
< A las once de la noche> Él, lo ve siempre, puro brollo, madre dice:
-¿Cómo no vamos a ser chismosos? Si de ahí venimos mezclados como el café, negrito, blanquito, marroncito, morenito, guayoyito, es decir mucha agua y poco café, el color que se le quiera dar-
Siéntanse con mi hermana, padre; No paran de hablar, ellos los del programa, todos al mismo tiempo, groseros que son, metiéndose en las vidas ajenas.

Padre empuñetado está, haber si consigue, dice él, algún pariente de los suyos, de la Pimienta, los Marqueses.

A veces coge unas arrecheras, de Padre nuestro y Señor.
Despotrica:
-¡No me jodan! Mi titularidad me viene desde los sucesores de Don Pelayo.
Allá en las montañas de las Asturias, donde en conciliábulos se le ocurrió al susodicho Don, la maravillosa idea de crear la nobleza, pero coño solo podían optar los que tenían billetes, es decir pimienta, tierras, no los pendejos vasallos que en verdad era los que se jodian en las guerras, como carne de buitres, y ellos, los vivos de siempre se quedaban con el lomito, a los pendejos ni las tripas.

Veamos, a ver Josué: ¿Para quién? Igualito que hoy en día, ¡Para los chupas sangres!

No como el conde Drácula, que es si se jode chupando sin pegar los ojos en toda la noche, esmollejado tiene que andarse antes que salga el sol, porque todos los curas de cualquier religión, lo cargan a púa y rolo, buscándolo para enterrarle en el corazón el estacazo afiladito.
Porque se dijo el Don Pelayo:

Si los árabes nos lo han metido sin vaselina por casi quinientos años, y podemos hacer tropas, que para eso tenemos Pimienta de sobra, vamos a guerrear, y los vivos al bollo, que el destacarse en defensa de nuestro señor, ¡No nuestro Diosito! sino los reyes. Diosito solo mirá las marramuncias que hacen en su nombre. Los que se destaquen, derramen su sangre, que azul será, a partir de ahora, la de los jefes, no la de la chusma, en las cruentes luchas, los premiamos como nobles dándoles títulos, con nombres que iremos inventando, de ahí en adelante pariremos las reglas, que para eso es inagotable la mente humana, en crear vanidades, frivolidades.

Atrevidamente le pregunto, el hijo menor de Don Pelayo, que enamorado estaba de una linda asturianita vasalla, pero que lo ponía como el Uro-Gallo -Señor mío, hacedor por mitad de mi vida
¿Y, los señores Vasallos?- ¡Joder, que para eso nacieron! De ahí, viene Euterpita la canción que tanto te gusta a vos.

“Has llegado tarde Márquez, arrepentido con tu sangre azul, la mía que roja es, al igual que la de nuestro hijo; No necesitamos de tu sangre azul, ni tu linaje noble” bueno, más o menos es así, que más, que menos, no altera lo que le quería decir; “Hijo de puta sois”.

Yo Euterpita no lo hago por aparentar, vanaglóriame, farolero, sino por dejarles a ustedes algo que puedan vender, porque cualquier cabrón con el dineral que dan tantos negocios nun- sanctus como dice el cura Egidio; Dispuesto estará a comprarlo.

Envíe el título de concesión, prueba de posesión particular y general de las anteriores generaciones; Pero en ese puñetero programa, y en Hola, siempre la misma vaina; A todos los nombran hasta los que existieron en Haití cuando se independizo, por allá en el año mil ochocientos cuatro, dicen los historiadores a los cuales no hay que creerles todas las vainas que escriben, porque de que acomodan, no hay duda.

Cuando llego el Napoleón y se hizo emperador, los haitianos que de pendejos no tienen nada, pobres si son, porque les ha tocado una caterva de ladrones como presidentes, igual que a todos nosotros, pero por lo menos aquí hay donde sacar, allá es puro pela bola, y encima ¿Diosito, como que la tenéis cogida con ellos? ¿Será por la vaina del Vudú?

El total de los totales, es que se alzó el amigo, ya los dos los que lo precedieron, habían formado su monarquía, pero con mucho desorden, sin cumplir con las reglas y los tinglados de oropel, que le es intrínseco a todo lo que desee ser tenida como tal.

Hasta que llegó el negro Christopher Henrí, quién había venido trepándose por las ramas, poco a poco sin prisa, en veloz apaciguamiento, para evitarse un descojonamiento que acabara con los pocos habitantes, se las ideo y creó su propia monarquía.

¡Euterpita! ¿Qué hizo? ¡Coño, lo mismo de Don Pelayo! Títulos, cuatro príncipes, ocho duques, veintidós condes, treinta siete barones, y catorce caballeros.

¿Quiénes eran? Los que manejaban los negocios, tenían gente dispuestas a todo, armados hasta los tuétanos por los ingleses, el muy cabrón se las sabia todas.

EL Henrí, salto como un meteorito cansado de orbitar por el mismo camino, siempre por debajo, obedeciendo, cogiendo palos y le sale de su forro probar suerte, sin obedecer las leyes esclavista y en desmadejada locura, emprende su aventura, tiempo ni toma en llegarse a verse polvorear, emperifollado.

A falta de oro para hacerse su corona como corresponde, según el Manual de la Monarquía resumido tan magníficamente, por uno de los seguidores de Confucio, nombrado como Hsü K’an, llamado también “El Que Sabe Esperar la Comida, en un Abismo” se las traía el amigo.

Uno de los Duques, de nombre Ferdinande Botocudo De Carrilete, Duque de la Mermelada, en ingenioso alumbramiento Dijole

“Alteza si el reluciente oro es el metal más apreciado, en las cortes de los tiempos pasados, pretéritos, plus cual perfectos, sencillamente es porque en defecto les escasea, y toda esa jodencia que mantienen los españoles, ingleses, franceses, holandeses, que entre ellos mismos se matan por tan débil metal, que en la verdadera verdad, de nada sirve, sino es para acrecentar el ego de cada uno de los poseedores, para nosotros sin ser metal, lo más ansiado es una buena vara de Ébano, torneemos pues tan exclusiva madera y corona distinta y enroscada posara en tu real cabeza”

La musa Talía, habíase apoderado del Duque, consciente estaba que la vida es una comedia, y entre más estrafalaria sea su vivencia más llevadera es; Asentaron su consentimiento a tan diáfana exposición, el Conde de la Limonada y el Barón del Cacao, en representación cada uno de los miembros de la nobleza.
Suntuosa fue la ceremonia, presidida por el arzobispo de Haití, Cornelio Brele, quien lo corono como Emperador, a su esposa Emperatriz, sus hijos Príncipes, ungiéndolos con aceite de coco-

-Todo comenzó cuando tenía trece años, apenas en cuarto grado, varias veces, sin adelantar, atrasar, ni hablar con nadie.
Solo ver, y ser como me da la puta gana: Se mofaban de mí; Los otros niños vapuleaban; Un día llego una clínica móvil del gobierno para examinarnos, el cuerpo, los dientes, la mente; Conmigo la cogieron los de la mente porque la maestra hablo por mí; Y los del cuerpo por una pequeña pelotica que hacía de tercer cojonsito.

Yo lo disfrutaba acariciándolo, más que a los otros dos; Sin decirme palabra alguna ni refunfuñar, él, el cojoncito, se apenaba e iba encogiéndose.

Madre acompañaba, nunca paraba de hablar, en ninguna parte, ni dormida; Llevaron al hospital; Arrancaron mi pelotica de jugar; Ellos le dicen a madre.

¡Es grande! En nuestra prueba en vivo, en vítreo ¡Coño si ya estaba muerto! < ¡Es canceroso! > De todas formas doña ¿COMÓ? Levanto su pecho; Sus ojos llenos de alegría; ¡Por, lo de Doña!

-Debemos asegurarnos con la biopsia en el laboratorio, Ahí obtendremos la cientificidad absoluta del mal que aqueja a su hijo, luego tendremos que realizar una serie de exámenes, para ubicarlo y proceder con los rigurosos ataques, que permitan sobreponerse a la patología orgánica sublevada, por los elementos disconformes con las otras células del organismo, anarquía que se produce en disonancia transmutable, del sentido de armonía que debe prevalecer, partitura que yerre saliéndose de la cosmogonía, atrechándose escandalosamente a las demás células, que con enojo más que justificable, presienten que van a ser tragadas por las aborrecidas, malignas, llamémosla Tragavenados porque tan igual, sin prisa, en sabiendas que si son atacadas por enemigos exteriores, la bomba que es como atómica para todas, aligerará el engolamiento

-¡Ponchados ellos, los médicos, cero carrera, cero hit, cero error! ¡Arrechase, mi esferita! Y, el mediquito. Sale en mi nalguita; Dale con ella, cuchillo de los finos esterilizados; Pruebas ¡Nada, que nada! Ni Verga; Ahora debajo del ombligo, para estar cerca de su cuna; Pruebas vienen, exámenes van, juntas medicas, consultas por internet, video conferencias, en lenguaraz inatendibles, con sabios.

Entramos al consultorio del verdugo mayor, el chivo que más mea; Sentado padre, madre parada, lineal, con majestad, hablando, contenta, es famosa, a cada rato la llaman, la prensa la ha entrevistado, revistas médicas.

Y Josué, “Yo” Mirando a miralejo, solo veo, sin pestañar siquiera. Hojea el médico con premura, aquel archivoté, arrugado, estrujado, manoseado, oliendo a formol, cadáver. Pasea sus ojos, como el torero, que no ve a nadie, cuando han desmadrado los subalternos al pobre toro; Revoletea sus ojos, sin posarlos; Definitivamente; En mí brevemente, con saña, arrechera, el docto serio, agrio, rojizo, entrecruzas brazos a la espalda, camina con lentitud, la cabeza baja, de pronto, levántala, furico mira un crucifijo que está en la pared, hace desdén, ladea su cara; Por fin dignase, fija sus ojos en nosotros, escrutándonos, madre se sonríe, padre en su mundo.

¿Cuál? Enojado con él, por haber perdido su belleza; Era chulo de los arrechos, bello así le decían, ahora piltrafa humana, sin dientes, los pómulos sobresalen pero sin carnes, la piel flácida, arrugada, el abdomen brota pequeñín como un trompito, las nalgas naiboa, se fueron, testículos grandes, chorreados entre sus piernas, se los acomoda, desacomoda, arriba, desmonta, encabrita, sin bríos, no valen, se jodieron hace rato, lo molestan, irritan, quitataserlo ¡Botarlas! Como, joden, a esa edad chochera, constantemente estorban al caminar, la gente lo arrecha cuando lo llaman “Bolas de plomo”

Ocioso siempre ha sido, no se cansa, de decir que era como la pimienta negra; Pero no por ser picantica, condimentanté, ni por negra.

Entre mis ancestros está Eudoxo de Cícico, quién llevó por primera vez a Europa la pimienta negra; Padre adoptivo del (coño que será) recontrataraabuelo de Don Pelayo, poco a poco como la tortuga se deslizó la titularidad, hasta llegar donde está (según mi padre) Don Eudoxio de Cícico le entregó la ruta de las especies, y ni corto, ni perezoso, mi primer pariente Don Pelayo, cuando los españoles se pusieron de acuerdo para sacar a los moros, se la vendió a Don Cristóbal Colón, esté la supo mantenerla en secreto, engatuso a la reina Isabel, tubo su vaina con ella, y encima le financió el viaje, para que nos descubrieran a nosotros, por eso en todas las generaciones de nuestra familia, existía uno, para seguir la dinastía, que lo nombran Eudoxio. Más que mal, así entiendo lo que dice el novio de mi hija, que abogado es, cuando explica lo trabajoso que le ha resultado el conseguimiento de tantos papeles, que viejos son.

Realmente pienso, que en última instancia es lo único que trato de hacer, que con razón los señores de la nobleza española, sobre todo una condesa, o marquesa que viene a ser la misma perinola, que llaman de Alba, vieja si es, coño y fea, bueno esa padre le ha enviado como arroz picado cartas, y la vejeta ni puta madre. Padre después que él se va, el abogado, novio de mi hermana, siempre le recita a mi hermana la composición que le hizo su compadre Tremolo, al abogado, y se cagan de la risa:



Abogado:

Bajando un abogado, abocinado, abochornado y abocado a abarrotarse en una abarrotería, su abundoso e insaciable abombar de fama; Decidiese que bajando por el abajadero encontraría la fórmula para evitar aborregase, a toda carrera se encontró abajo, para encontrase desesperado poco transcurrió. y darse por enterado que el haber bajado no tenía el sentido que él pretendía darle, y que el abajeño no se encontraba para abalar su ablandamiento. Prosiguió pues su abalizamiento, y encontró ya abajote un abalorio el cual aballar fue su voluntad. Sintió sé por arriba, y no por su encima, un abanto que circularmente queríase abarrancarse en una fortificación abastionada, para abatanar a un cabrito, que sin poder haber llegado a cabrón, abatido había sido por un abate con gran profanación, y abusárselo en su redondez abdominal, para abrevar su insaciable bocona. Acudía a sí mismo y con propia autonomía un aberrajon y un abejaruco, tras el abejón, y en tal aberración a todas las codicias se embojotaban; ¡Ben abocadear al más abobado de los abogados! Tubo en su alma un abrasamiento y recurriendo al derecho canónigo se abracijo de él, y abribonadamente y en abreviatura a las normas dogmaticas y en abrazo decidió en convertirse en abrigador, procedió entonces a abretonase sin abrenunciar a su abocinado proceder, porque abroncarse a tan funestas absurdidades es un baldamiento que no lo dijo Moisés; Abucheado quedo, que sin ser loco, pidió ser absorbido, que todo ha sido por un brollo abollado en la mayor ebriedad bordeada.

-Los jodedores, del Empedrado* me maman el gallo* Porque sencillamente son unos ignorantes, aunque reconozco que el apellido no ayuda ¡Iguaran! Por eso me dicen Eudocito, Iguana, y yo les contesto; Te meto la iguana. Pero para saber Dios, la sangre da tantas vueltas, más que la tierra, lenta pero segura; Sin salirse, de su órbita.

Mis primeros antepasados fueron griegos, pasaron a Italia, luego a España, blancotes, con sus ojos verdes, azules, grises, cabelleras amarillosas; Como las de los canarios, los pájaros; No como el viz-conde, Rincón, de aquí de Maracaibo, con su castillo de verdad, grandote, lujoso, estrambótico, que compro el título.

¡Él mío, es de verdad! lo estoy peleando me viene desde Don Pelayo, porque Eudoxio de Cícico lo compró en Europa, costo un dineral, luego en la España, Don Pelayo se bajó de la mula para armar los ejércitos contra los árabes. Tengo el cuadro; Genealógico que me costó estarme emputado por dos años, con una vieja millonaria, insaciable, bandidota, como a ella sola la ha parido la tierra.

Conde Pimienta Negra (ese seré yo, si padre arregla la vaina) En la edad media usada como moneda de cambio; Tan vergatarías esas pepitas que fue una de las razones el porqué, los portugueses, y los españoles, buscaban como palito de Romero nuevas rutas para irlas a buscar a India, Java, Oriente Medio, Bahrain; Los ingleses les tenían atrincherados sus barcos, sin darles camino, ni respiro, con guerras

Ahora, él estorba, decrépito, solo televisión, secreteo con su hija, mi hermana; Ella es Madame de un prostíbulo ¡Herencia genética! Bella era, La Veía sin mirarla, eso es dañino, crea deseo, vergas en la cabeza. Me iba al puente, cuando la miraba sin nada encima, pura carne fucsia, dura como el Ébano, oledle aroma que idiotiza. Ver sin mirarla, la boca se hace enojos; Del interior Erizarse ¿Será? No sé, pero jode la sangre de uno. Hasta los cuarenta hacia corcovear a los hombres. De ahí, toda forrada, ligada, salones de belleza, liposucción, tetas plásticas, nalgas.

A cada rato, le dice ella:
-Que carajo papi, a la hora de la verdad todos los huecos, palos, son iguales, la diferencia está en la cantidad de pringamoza, que logra adherirse a la piel penetrando hasta el alma, mente, corazón, esas en verdad, si no puedes sacártelas ¡Aunque quieras! Vayas a los santeros.
Invoques a la Virgencita, o hasta el mismo Diosito, se depositan y solo nos abandonan aparentemente con la muerte. El ser humano al ser salpicados por esas espinitas, lanzase como la pantera sin avisar.

Una vez papi organice una fiesta de carnaval, las chicas todas estaban ocupadas en sus menesteres. Se presentaron siete acaudalados hombres, clientes habituales, muy formales, decentes, unos disfrazados de perforadores petroleros, otros de vampiros, y el más pequeño de taladro petrolero. Explicóles la ausencia de mis niñas; Su causa, pérdida es. No hay posibilidades de que esa noche, desocupen la fermentación acumulada en sus órganos viriles. Quedasen echándose palos.

De pronto entra una indianita usadita, desdentada, la que asea el local, alborotase el avispero como si estuviese saliendo el mismo sol. Vuelan los sietes, como si fueran; Los Siete Jinetes y Un Solo Destino, como en la película, tras la india, arranca ella como yegua triple coronada en el Derbi de New-York. Atrancase en la sentina con cerrojo doble, pero sin techo, buscan escaleras los siete jinetes, grito desesperada, aullidos, saber que esta frita no hay huida, encerrada, enclaustrada. Acuden los vigilantes, penetra al baño, el disfrazado de taladro, el más pequeñín, pero fiero, fuerte, decidido a taladrar, y botar su petróleo, ya su falo sacado de su forro, la punta de diamante desembuchado estaba, sin guinche que lo detuviera, fuera de su bragueta, trataba de horadar, como si fuera conejo buscando escondite. Agarradlo los guardias. Pataleo hay, tira hacia todos lados, sus diminutas piernitas. ¡Amaradlo, grito! Vuelve la calma y cordura

.Por eso papi, lo que vale en realidad es el hueco, o el palo, así sea sin vista previa, nosotras las mujeres cuando nos entra un falo envenenado se hace nuestro cerebro, sin él no podemos vivir, quién manda es el descerebrado falo. Los problemas que vienen después, aparecen sin desesperos, pero arruinan la vida, el bolsillo, a las finales todas somos iguales-
-Madre debió ser locutora, animadora, abogada, política, pero no. ¡Así son las vainas! Es maestra de las buenas, especializada en la enseñanzas a los sordos-mudos, ocho horas todos los días, como si la tuviesen atada, castigada, haciendo señas con los labios, manos, pronunciando palabras sin poder hacerlo, puro movimientos de labios, manos, mímica toda ella.
Dios sabe lo que hace, o a veces, nos pone de antemano las penas para probarnos.
“Escúchenme con atención, lo de su hijo no tiene explicación científica, todos los médicos de la junta, sin excepción alguna, estamos de acuerdo en el diagnostico” < ¡Su Hijo, Tiene Cáncer!> Hemos revisado sus órganos, huesos, carnes, sangre, venas, arterias, ganglios, todo, todito, y no aparece por ningún lado, pero de que ¡Lo Tiene, Lo Tiene! ¿Dónde Coño? la ciencia es Infalible, joder de los Joderes-
Parejamente me habían agarrado, los llamados psiquiatras, a madre de un solo sopón le preguntaron
-Señora Euterpa-
Que así la bautizaron mis abuelos, a pesar del escándalo del señor cura, aplacada la ira por su padrino, Euterpe, mejor conocido por Euterpito que billetes tiene, y de no haber sido por él, madre ni de verga que obtiene su licenciatura.
-¿Su hijo ha hablado alguna vez?-
-En una ocasión; Le pregunté ¿Josuecito, por qué te negáis a hablar? Si yo sé que lo hacéis con el Puente. Me contesto:
¡Para que madre, es preferible ver, y hablar con quién escucha, sin reprochar; El Puente!-

-Doña Euterpa; Esto en realidad es una tragedia. Pensamos, hemos concluido, es Autismo. Pero del otro que se suple de la embriología, la metasicología, y la metabiología cósmicas ambas, que acaparan lo psíquico, es decir la barrera sin los protozones. Y luego el mismo del Yo, o Él, es el texto apropiado para explicarse, definirse. El Principio Más Allá del Placer, que como muy bien determino el doctor Kankeser: La vida es como la canción de charles Chaplin “Candilejas”. En balde quemas tu candil, que al fenecer la luz, avienes silentes como amortajado, sigilosamente la oscuridad con su soledad. Tal cual Sortilegio, adivinación que se hace por suertes supersticiosas, tan igual para comprender varios asuntos incomprendidos, por su misma naturaleza del Ser ejemplarizante, para poder hallar la conciencia de cubrirse en adeudos, que el haber, y deber de la psiquis, en neurosis apricosisteca que se realiza noctámbulamente en consuetudinaria rebeldía, produce el desorden en accidentada desatividades, lenguaces corruptos, reprochada está actitud de desconsideración por los órganos mandantes, alojados en la cavidad craneal.

Es cuando cunde el displacer, que en material retenido no desea su salida, causando como si fuese la casualidad, que la pulsión de la mente se contraiga. Algo que es verdaderamente tan claro, como decirle que su hijo tiene problemas mentales, entrelazados con obstinación del complejo de la mudez, tal como nos es enseñado en el mito de YOLUJÁA, es decir ser alma errante sin saberlo, y de la insaciable desnudez de las olas que en fragoso andar.. Es bueno-

-¿Cómo, que del bueno?-
Encarase mi madre, encojonada.
-Entienda mi excelentísima dama-
La desarmo, bizarro, saladero adobo, el endiablado, pequeñín, porque lo era.

-En nuestra terminología médica, cuando utilizamos “Bueno” es significación, significado, esencia, substancia, tuta huesal, escondida en los orificios tunéales de los huesos de los cabritos, cabrones, chivitos, y de todos los animales, que puedan embucharse, que de eso vive el ser humano, de su complejidad, desmenuzamiento, masticamiento, ensortijado, enredamiento, todos esos embotellamiento, es de entender, traen su encarecimiento metálico, pimiental, billetal.
Señora Euterpe ¿Qué actividad, realiza usted?- -Trabajo en una escuela para sordo-mudos-

-¡He ahí, el meollo del problema! Seguramente se mantiene estresada, hace muchos esfuerzos, para cumplir con sus obligaciones-
-¡Hay doctorcito, yo pienso que mi trabajo es un castigo del Señor, a mí que me gusta hablar tanto, y decidirme a estudiar esta carrera; Y, el todo porque mi primer amor era sordo-mudo, y antes de casarnos se me murió, así de pronto, sin despedirse siquiera, de un infarto, bueno la verdad es que Eudocito, a pesar de sus manías con las mujeres me ha resultado bueno, y en la cama, se las sabe todas-.

-Doña, la solución a esta parte del problema; No es que vamos a lograr que sea normal, pero a través de una educación especial, alimentación adecuada, podrá dejar de ser un problema, dentro del seno familiar, llevar una vida con más cálida, y la necesaria ingeniería del consentimiento; Aplicamos el electrochoque, privación del sueño, implántanosles recuerdos, luego de crearle los nuevos recuerdos con los corrientosos, se los extirpamos; Modificación sensorial, y lo último drogas psicoactivas. En las prácticas sobre la enfermada sobre la conducta existen tres reglas de oro: El engaño cuidadosamente elaborado, que debe contener algo de verdad. Debe ser lo suficientemente enrevesado, para hacer imposible hallar pruebas y hechos tangibles; Esto lo obtenemos ocultándole información clave. El uso del engaño no debe desacreditar cualquier fuente cognoscitiva, que puede tener un valor potencial en el futuro inmediato. Miré doña el socialismo no es un sistema para redistribuir la riqueza, sino un sistema para controlar a la gente; ¿!Por qué, coño!?
¿Quién corrió más duro, de los tres? Hasta el sol de hoy, ellos lo siguen discutiendo, cada vez que arman un bochinche

De ahí arranque, decidido a ser lo contrario. Quizás, no haya sido la mejor manera, pero a mí me lleno el alma; No, como esos arrastrados, que en cachapa, organizados por el gobierno, pagados, dirigidos por ex presidiarios, vividores, de aquí, del barrio, que nunca han trabajado, sino estafando, sobornando, en las prefecturas, registros, hospitales, consejos comunales.

A padre para recibirle los papeles de su vaina de conde en el consulado de la España, sacaron un librote, de seis mil páginas, aprobado por la Asamblea Nacional
“Normas Procedimentales de Validación de Documentos de La República Bolivariana De Venezuela” Revisa el mastrote, que en carretilla maletera transporta mi padre, el funcionario español, horas vienen, horas se van, sin acabar, risa en los labios, sin carcajadas del funcionario; página cuatro mil trescientos veinte, numeral treinta, párrafo seis, Ministerio Popular Protocolar Para Los Aspirantes a Condes y Condas: Todo o Toda, que se crea con derechos a reclamar su abolengo o abolenga de nobleza o noblezo, de la Madre Patria o Patrio, deberá irrefutablemente de cumplir.
Aparte único:
Constancia emitida, por la Junta, o Junto Comunal o Comunel, sellada, y firmada, por tres de sus miembros, más el sello, donde den fe, de que el requirente, o requirenta, viven en el barrio de su jurisdicción.
Padre empalideció, mudo de bola quedo, lagrimas asaltárosle, tomo el refajo paperil, ni chitoo dijo, agarro mi mano, disparado salimos, en el barrio va a la esquina de los jodedores.
Pregúntale al Melquiades, donde funciona esa vaina, riese, encoje, se pea con flatulencia infinita, de tanta risa, padre arrechísimo, lo agarra por el cuello, Melquidita, hace señas con las manos que lo deje hablar, poco, con calma cede la tempestad de risas.

-Eudoxito me perdonáis, vos sois mi panadería burda, me rió porque esos desvergados de la junta son, el Chalo, Cara e’r Perro, y el Tísico, vos sabéis donde encontrarlos, poneté una franela rojita, si te dicen que estáis en la lista del difunto Tascón, decidles que te falsificaron la firma, contadles tu caso, que el Imperialismo Español te quiere joder, así no hay pele.
El Chalo estaba jugando barajas, cuando termino la partida, le dijo que se fuera al que el Tísico, quién por decisión unánime debe firmar primero.
Esté estaba hecho verga, por lo que firmo perfectamente, de no haber sido así, era menester esperar la próxima pea, porque sin ellas no paraban la tembladeras de las manos.

Cara e’r Perro cantaba el Bingo, nos llevo tres horas, hasta que le salió del forro de los cojones levantarse, de ahí dos horas más, su mujer estaba pasando una borrachera que había agarrado en uno de los mítines, que ella, bola no le para, de que lado es, le da igual siempre, y cuando haya miche, aguardiente del cojonudo, y lo descojonaría si la despertaba, palabras de él, casi a las siete de la noche, entro sigilosamente, a tientas encontró el sello.
Nos vamos a que el Chalo, se había ido para el pool, dale pa’alla, a las diez firmo.

Padre levanta los brazos, mira el cielo
“maarrrRR”DITOS, ASTRAGADOS POR ER’ MAR, en esos renacuajos, es que siempre se han escapado los reales del país, gobierne quien sea, ahí están los mismos, se cambian de color, y san se acabo, dígame la del presi
Josué no tuvo el desparpajo, de querer besar a mí reina Isabel, allá en las cortes de Buckingham, como si la nobleza fuera un desvergue, tienen que respetarnos ¿Acaso no hemos sido ungidos por el mismo Diosito? En una ocasión, Josué, don regalón, que es su patronímico internacional, reunió con sus colegas del alma, aquí mismo, si en la Orchila, donde el otro general el Perez Jiménez, amigo fueron, fue a visitarlo en la España, luego que quedo de presi, se mandurriaba a las artistas de la época, en motoneta la perseguía el muy vagabundo, y luego zas.
Conversador que es el presi, y leído, se mamó los Miserables de Victor Hugo, porque su amigote de Nicaragua le juró, que Juan el protagonista era su compadre del alma, eso casi lo enloquece, dice él, y luego llego a la conclusión de que Juan era un obrero escarnecido, explotado, por el imperialismo francés. Chance que se le presenta al presi para hablar es como darle mierda a los bagres.

-He estado leyendo sobre la cocaína, el componente esencial sobre la hoja de coca, que algunas tribus indias masticaban para poder resistir las explotaciones de los capitalistas norteamericanos, po allá en el 1400, Ellos, los gringos enviaron un médico militar alemán Tehedoro Aschenbrant, el muy capitalista armo una guerra fratricida con los chilenos; Indiecitos que caen como mosquitas, los gringos sin saber nada el dotor, también imperialista, estaban ayudando a los chilenos, les habían proporcionado gases de mayonesa, mostaza, con papitas fritas, y salsa de tomate, pero sin el pan y la carne, hambre que tenían, casi todos eran mineros, mi bisabuelo en la colonia po allá en Bolívar, llevó a los gringos, pícaro que era mi tatarabuelo, pa el dorado las minas. Vino entonces mi.., digo el dotorcito del imperio, como no sabía nada de la doble jugada, y comenzó a probar con la coca para los soldados, que más bien estaban desoldados, de lo flaquito, por culpa de Busch; ¡Eureka! Pendejo están, Súper-Stalin, y mi padre putativo el barbón, que en realidad es un Borbón, si de los mismos reyes, le viene por su padre; ¿Qué si lo mando a cerrar el buche? Son vainas de parentela. Como si le hubiesen metido pringamoza en el ano, lanzasen al ataque sin medir consecuencia, los indianitos.
En Carpentus carrosal nos montaremos y lo que hablemos para nosotros, solo en nosotros muere. A la puerta de una revelación atrocaliptica nos enfrentamos, priptica sabiduría, reponteosica dilección; Que directo nos llevara a la rotonda del capitolio, de los gringos explotadores-
Se calló mi padre.
-¿Se quedaron hablando guevonadas?- ¡Que jode!
Prosiguió mi padre enturbiando el manantial.

-En todo lo que sea del gobierno, de esté del otro, se cambian como si fueran pañales desechables; Y, cuando los verdaderos, pobres, los que trabajan jodiendose desde la madrugada, reclaman por algo, por lo que sea, entradle a palos, garrotes limpios, bombas lacrimógenas, que hasta a mí me han hecho llorar, de mentiras, pero como arden los ojos, desmayan, intoxican.
Aparecen, como en las películas de los gringos, igualitos, dicen tenerle arrechera al imperio, pero no aguantan una pedida para dar el culo, por obtener una visa, de allá; Los yanquis, ni trincabolas, como si no existieran; Forrados aparecen, los de aquí, de pronto, saltando, brincando, embardunados sus rostros, como si fueran a una fiesta de carnaval, se ven preciosos, dan risas, como los de las películas, que no se le acaban nunca las balas, robóticos, robocop; Robo Corporativo debe ser, por lo ladrones que son, llevándose todo, de aquí, para Colombia, custodiados por ellos, en chirrinchera, camiones, parecen caravanas de aprovisionamientos, como si hubiese guerra con los colombianos.
Llaman a los que no están en esa trifulca, como dice el doctor; Escuálidos, piti-yanquis, Así los nombra el comandante en su programa, de los que arrechan, duran todo el bendito día, a cada rato, el tipo no se cansa de hablar.

-En una ocasión no tuvo los santos cojones, en el salón de clase, ahí estaba Josué, sobándose la pelotica en el ombligo; De conjugar o conjurar, el Verbo Adherir, una bola y parte de la otra le costó, pero a coñazo limpio, empujó, recorto, agrego, de epilogo dijo que eso eran vainas de los Imperialistas Españoles, y arreguindase a hablar del Colón, no del pícher, Cristóbal, y como se va arrechando, lo sentencio a muerte, al otro día ni verga de estatuas del Almirante, todas rotas, escoñetadas, ordenes son ordenes.

Mímica si tiene, dice lo que le dicen, sus ministros, mentiras a granel, como soñando, pensando que está, en el país de mil maravillas de Alicia, yo vi la película; Salí arrecho, del cine, jure, no entrar más, tantas mentiras no hacen falta, menos, para los que siempre están jodidos, enmarañando para medio comer, las niñas lloraban, las viejas se atrancaban con el pañuelo las lagrimas, en la película-
Por lo de las mímicas; Padre le quita el volumen, al televisor, para cagase en su madre, la del presidente, y que de varios países, a ellos no se cansa de enviarle vainas, de todo lo que se le ocurre, de pronto, como si entrara en un trance, como el Roberto, el guajirito, que no lo es, pero lo parece.
Él, se sienta en el muro del puente, primero, ni pizca pronuncia sonido, callado como yo, siempre esta pelando bolas. Cuando consigue droga, se anima, afina, regala todo lo que no es de él, no para de hablar, a todo el que pasa por su frente le pregunta.

¿Qué necesitáis? Luego se voltea, como si estuviera en un salón, de dar clases, dice, cualquier nombre ¡Usted! es el culpable, anote, mañana dedíquese, eso sí, a primera hora, y usted póngase su franela roja, rojita, por eso es que no hacen las vainas, como debe ser, la franela da el espíritu.

Tiene bajeado a todos los poderes, que son de él, ni chistan, viven con la lengua metida en el fondillo, sin poder olérsela. Dicen, los de su sequito, que hasta hace poco eran unos peladores, y no de papas, que el hombre es muy inteligente, tanto que a cada rato incorpora palabras, al diccionario de la “Real Academia Bolivariana de Obscenidades” Hace poco, por orden presi, fue incorporado. Hijo de Puta, avalada por el Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia histórica, así, lo dijo él, el bocón.

Padre pasa por la sala, ve el televisor, refunfuña, maldice, coñacea, al televisor, novela, juego, el programa de los pendejos que van a la televisión, con un juez de pacotilla, de allá, junéis-estate, de mentira, para la audiencia latina, jodiendo, como los de aquí, de verdad, que solo enjaulan a los miserables, que nada tienen, a estos, los de la realidad, no le pagan para hacer el teatro, que no es, estos van para el patíbulo, que es la cárcel, de ahí salen.

¡Si son como el Elías! conectado, pagador, a cuotas, cuando sale, se enriela, nuevamente, en la droga, los cholos saben esperar, como los turcos a domicilio, poco, pero a la final mucho, trescientos por ciento; Ellos, los pobres, libres, en un cajón, acostados, estrujados, no hechos a la medida, como los trajes Montecristo, con elegancia y categoría, que si lo son, lo reducen, son frioleros, cortan, funden, pero de que entra, no hay escapatoria, ni dolor; Nai, nada.

La serie, todas las tardes; Quién tiene la Razón, puros latinos, que viven, allá, en el Norte, limpiando, cañerías, pisos, paredes, jardines, mesoneros, los presentan, por mariconerias, que si el cuñado se acuesta, con la cuñada, con la suegra.

El presidente, a los que protestan, los acusa de aliados del imperio, no se cansa, coño, si lo que hacen es vender, a pleno sol, arrecho él, el sol.
Para ellos, no, andan en camionetotas, negras, blancas, beige, gigantes, vidrios negreri, aire frio, como el polo Norte, mansiones friolentas, aire cuajado, sin poder escapar, la misma vaina de siempre.

Padre, cojéela, con madre -Debiste casarte con ese coño, el presidente, nunca hubieras probado una verga como la mía, todo el día, noche, hablando guevonadas, ese es mi castigo; Joder, no tener para poner el cable- Madre ríe, a carcajadas, es antiparabólica.

Dice arrechísimo, coloradote el doctor, todos los días. –Pensar que tanta esperanza que teníamos en esté presidente, joven, con ímpetus, decidido a deslastrar la nave corrupta, que durante cuarenta años nos guiaron por mares inexistentes, y dejar que el barco nuevo, fuera piloteado en sus inicios por Zopilotes.

Ellos mandan a matar; Hacerse morir, a los niños los arman, enseñan a ser malos, primero los violan, liego endrogan, y de ahí se vienen en picada, adolescentes, viejos; Defendiendo a la patria de; Pasan, vienen, cagetas, hambrunas, cambios de franelas, camisas, poses, gritos, consignas, escudándose, mudándose, aquellos, los anteriores, anti……; Estos pro…….
Unos, contra otros, una vez en está trinchera, luego en la otra, como Rosbespierre, primero discursó a Luis XVI, luego guillotina; Jefe él, descabezado, sin poder hablar, patalear; Así es, y será siempre; Cada quién a su momento.

¿Y ellos? Los políticos trincabolas?, festejando, mamando, chupando, alegando, cualquier pendejada, que si la patria, imperialismo, Bush, Castrado o Castro, si los hermanitos de la caridad, nacionalismo, libertad, terrorismo, narcotráfico ¡Desmedrados que son!
Yo lo hice, con mis propias manos, sin hablar pendejadas, justificarme, remordimientos.

Desde que tuve comprensión, siempre oía hablar, aquí en el barrio del Empedrado del Elías; Que sale, que entra, de la cárcel, jodido era; Cuarenta cinco años, en ese descojonar, enrejado, desenrejado.
En su última salida, la había cogido, con mi Puente; Él me lo dijo, el puente; Endrogabase, jodía con putas, niñas, niños: ¡Ambicioso, avaro, el tipo! acobijado dormía, siempre, con alguien.

Ahí mismo, planificaba sus melindrerías, de drogas, robos, extorsiones, secuestros, con su pandilla, asesinatos.

Luego, el reparto, la orgia, violaciones; Comían, cagaban; Atragantabase, excrementaban, horas, en ese hacer, deshacer; Insaciabilidad humana, de vivir en ese trajinar, acabable con la muerte
Oscuro es el Caminar
A tientas; Andamos
¿Buscando Qué?
Eso lo decía, un anciano profesor, según mi madre, muy noble, rico era, vivía en un enorme, caserón diagonal al reten, bellas sus flores, de las que llaman Trinitarias, habían moradas, rojas, amarillas, rosadas, se entretejían acariciándose, poco importa que tengan agua, no le paran, como si no fuera con ellas, igual siempre bellas.
Grandes árboles, muchos, frondosos; Gallinas tenia, negras, canagüeyes, para los hervidos, reconfortan a las parturientas, borrachos, matan las lombrices de los vivos.

Las blancas son buenas ponedoras de huevos; Gallos finos de pelearse sin armaduras, ni armas, cuerpo a cuerpo, espuelas a espuelas, sin trucos, trampas.

El doctor que a golpe de las cinco de la tarde; Veniasé de su casa, que también era consultorio en la sala principal, con cientos de sillas, sin nadie sentado, solo él; En el centro un enorme escritorio con muchos libros, por todas partes, en las paredes, en estantes, apilados en una inmensa mesa. Y él, lee que telee, relee, sin levantar los ojos de los libros.
Con una pequeña silla, desplegable, de loneta, blanca, siempre pulcra, abrirla, sentabase cerca de mí, debajo del enorme cují, de mi puente, yo no me molestaba. Él siempre sereno, al comienzo, luego se iba arrechando a medida que hablaba, quizás ni cuenta se daba que estaba parado ahí, a mis adentros, escuchaba, él conversaba ¿Con quién? Quizás, conmigo, o con el puente, decía cosas bellas, sabio era, con su rostro impávido sin muecas veía todo, y nada, no le importaba, lo decía.

-La historia siempre tiene tres versiones, la de uno, la de los otros, y la verdadera, que muy pocos ven; El único momento que realmente vale, es el presente.

¡Ya no hago vigilia! ¿Para qué? ¿Cuántas veces, he de morir, para comenzar de nuevo?

Porque cada muerte es un nuevo comenzar, tránsitos sin tiempo, solo son sueños o fantasías; La infancia lo es, la juventud, y la vejez, no hay diferencia, se la da quién se despierte, y si quiere seguir viviendo debe soñar nuevamente.
Observo, cómo me miran, los transeúntes, extrañados, a veces entran al consultorio echan un vistazo, como para corroborar, la realidad de ellos, no ven a nadie.

¡Bienvenida seas soledad de mi consultorio! En él, rondan miles de sueños no muertos.
¿Acaso, estamos vivos nosotros? ¿Quizás, no sea al contrario? Quien, ha de saberlo.

Durmiendo nos buscamos, queriéndonos complementar definitivamente, con ese doble ser que es tan vida, como la que pensamos vivimos, que a veces no logramos distinguir cual es una y la otra; ¿Sabes por qué?.
Ahincándose, disolvente, indistinguible. Andares sin sentido, demencia al igual que cuando creían vivir.

Y, en esa demencia que se apodera del humano, cuando es diagnosticado de alguna enfermedad, se unen como en un mismo trompo la madera y el curricán para no dejar de girar sino hasta acabar, paciente, medico, es el baile bacanal, hasta desollar y desollarse. Tu informe médico me fue consultado. Mi opinión referentes a dos estados mentales muy en boga, hoy en día, el catalogado como Autismo, y el bautizado como Alzheimer, son deseos mentales que logran ser concretizados, logrados, por la persona.

En el primero, el niño crea su mundo ideal, propio, quizás egoísta, dañino para los demás, porque se sale de los patrones establecidos, obligatorios, coercitivos, coactivos, en una palabra se salen del rebaño.
El único peligro en la adopción voluntaria de este tipo de vida, es que pueden adoptarse actitudes extremistas, obsesionantes, al igual que las de un psicópata, o la de un ser humano excepcionalmente genial, que es mirado por las otras personas como un Idiota.

El segundo, se presenta en la adultez, y en la vejez, donde son muchas las cosas, que no se desean recordarse, vivirlas, en acoso torturante, presagiar sin detenerse ocurrencias catastróficas, preferiblemente con la familia, sucesiones inacabables de funerales, entierros de los que fueron nuestro entorno.

Uno de los casos que puede ilustrar mi opinión, sobre esa enfermedad, es proporcionado por un estudio realizado, por un laboratorio, por supuesto para llenarse con las medicinas que fabrican, entre los veteranos de guerra de Estados Unidos de Norteamérica de la guerra de Vietnam.
Localizaron cincuenta mil de ellos, que sufrían del mal bautizado como Alzheimer, en edades de cincuenta cinco años, o más, es decir un diez por ciento del máximo contingenté de tropas que tuvieron en Vietnam, a eso demos un margen de dos por ciento, no encontrados o ignorados.
¿Que nos dice, ese estudio estadístico? que esa monstruosa cantidad de seres humanos deseaban olvidar las atrocidades de esa injusta, salvaje, criminal guerra.

Se le pide a la mente borrarlos, se insiste en permanente eludir, hasta lograrlo. Ello no tiene nada de novedad, se sabe desde hace miles de años; Las actitudes contrarias de igual manera se producen, solo es desearlo-

En mis contares, no hay jardines, ni flores, amores, deseos, pasiones, amaneceres, noches; Ni sueños, futuro, esperanzas.

¡Es Lineal! Nunca he buscado atajos, remiendos ¿Josué? Haced esto, parecéis aguevonicatizado, maricón, mongólico ¿Por qué te dejáis joder? ¡Hablad, rejodelos, despabílate, se como los demás! Ni chito, ciérrate boca; Soy, como me da la puta gana ¡No anormal!

Un veinticuatro de Diciembre en su atardecer estaba abrazado, conversando con mi puente, llegaron en tres enormes camionetas todo terreno, los jodidos de la pandilla del hospital.

Cerca tenían su buena casa, donde armaban sus jolgorios; Lideres eran, inventores, de la distribución de drogas, millonarios estaban, pararon sus camionetas frente al reten de policía, los guabinosos cholos los festejaban, querían, temían.

Los aceitaban, los de la pandilla, desde el comandante hasta los limpiadores; Cajas como arroz picado de licores, electrodomésticos, equipos electrónicos, bajaban a diestra y siniestra, risas, abrazos. Terminada la faena dirigieronsé hacia el puente, siempre me jodían, mamaban gallo, mofaban, pero nunca agredían, a la final abrazaban riéndose a carcajadas limpias sin obstáculos.

-¿Quieres un Medrugo? Para comenzar- Me dijo el que nombraban como Gerardo. Conteste riéndoosles sin sonido alguno, moviendo la cabeza afirmativamente.
-¿Ves ese hombre que está debajo del Puente?- Ejee -Vamos a ver si tienes cojones ¿Quieres matarlo?- ¡Sí!.......

-< ¡Coño, hablo el Coñito; Por fin! >
Tomé el arma delgada como yo, las balas pequeñas, baje el puente, el Elías estaba endrogado, boca abajo; Apreté el cañón contra su nuca, disparé, gimió suave. Únicamente dijo –madrecita-

Pausadamente volteé su engomado cuerpo lubricado por líquidos que fluían libremente de sus agujeros íntimos, su boca se atoraba batallante por hacer salir la sangre sin ordenación, los ojos intermitentes se bamboleaban en escape centrífugo, resollaba como cansado, me alegró.

-Estas agotado ¿Acaso será de tanto joderme, el puente? Quedaban cuatro balas, con parsimoniosa tranquilidad dispáreselos, con intervalos, en mi mente se entretejía la imagen de Rodrigo, mi amiguito, se reía complacido, de sus orificios habían dejado de salir las odiadas culebras por fin ganábamos una.
Al Elías, lo veía regodearse de dolor, el último entre los ojos. Eufórico quede largo rato contemplando esa masa de carne. Subí, ellos atontados, solo matan cuando están endrogados, rascados, de ahí nada.
Abrazaron, estrujaron, levantaron. Me dieron cinco mil bolívares ¡Cuanto valían! el Gerardo me prometió trabajo, se fueron.
Quede en el Puente, a festejar el Nacimiento del Niño Jesús, que buen regalo me había dado, no se lo escribí, en ninguna carta, a su amigo San Nicolás.

Cuando más pequeño, madre le hacia una carta, por mí. Como a las once de la noche fui a dormir, a mi casa, estaban de fiesta, como siempre. Sentíame feliz, dichoso, acosté.

Sueño ¡Fatigado sentía! por la larga conversación de los malandros, me habían extenuado, al extremo de sentir necesidad de hablarme.
¡Se vino con espanto martillanté! Como el monótono, triste, golpetear, de un furro, repetitivo, sin poder expandir sus notas, aferradas a un sepulcro, sin posibilidades de bifurcarse.

La noche, que siendo muy pequeñín, golpeo con salvaje furia mi madre. Mi llanto no la dejaba concentrarse, estaba en la cama con mi padre, esté gritaba obscenidades, levantose ella, dos fuertes mecatazos, y un paralizante aullido
¡Coño, maldito, Cállate, come mierda! A partir de ese momento, ni llore, y resistí a pronunciar palabras.

Mi odio se convirtió en indiferencia, insensibilidad.
Cree mi propio mundo, donde no tenía cabida sino Yo, a los demás debía exterminarlos, extírpalos, como habían amputado, parte de mí; Desconfiar siempre; Nada por encima, aguantar, que todo en la vida, cuando se sabe esperar llega.
¿Por qué, No? Me preguntaba. Tenía la certeza que a partir de ahora, chisporroteaba, haría saltar los carbones del anafre ¡Cabrones, Cobardes! Como si fueran diablitos danzando frenéticamente, no llegaban a ser la cajita de jamón endiablado, Under Wood. Sin posibilidades, de dejar de ser, lo que son, ya se los demostraría, el tiempo, él se encarga de todo, nada se le escapa, no olvida.

Sera hasta quemarse por completo, fundiéndose, batiéndose, para ser, otra cosa; Que, se yo.

Quizás, metamorfoseé, como dice el sabio docto, en una Alondra, o Argolla, para volar o guindarme. ¿Acaso, no tengo el derecho de matar, cuando quiera? Así lo siento; Quien de la mierda vive, no puede aspirar a morir entre rosas.

Exhalo el humor del cuerpo humano, cada uno tiene el propio, diferentes olores, agrios, secos, húmedos, mapuriticos, rosales, asnales, cuaimales, grotescos, lombriceros.

Ellos me dicen, si la persona merece la muerte, en honor a mi verdad, a la final me daba lo mismo, porque si era orden, quizás me sentía, antes de aniquilar, desfollar, un tanto intranquilo, como si algo dentro no estuviera de acuerdo.

El Elías me atormentaba, su olor lo delataba, esa primera muerte regocijó, al entrar en mi paraíso, al poder ver el sufrimiento humano, antes de su muerte, es un bello terror que dura segundos para la víctima, pero que para mí era un placer que se hacía una eternidad.
Veía, como caminaban los Cangrejos, por la carretera, salen del lago, la hacen suya, extiéndanse alfombrando la negra capa de asfalto, en silencio, la convierten en un rio rojo, que se mueve lentamente, sin prisa ¿Para qué?
Fantasmas deslizantes entre el amanecer, y el ocaso, luego no, desaparecen, esfuman, misteriosamente, sin revelar su destino ¿El por qué? ¡Los humanos Ciegos Son! Ellos se mimetizan, no por cobardía, sino precaución.

Matar era lo mío, disparar, desaparecer, instantáneamente, escabullirme, haciendo veloces cambios, intricados caminos, ladear el cuello trescientos sesenta grados, lo sabía, por ver con insistencia a los cangrejos.
Colombia; Ahí fui, enviaron los de la pandilla del hospitalito, luego de acabar con la familia del segundo comisario; A ellos, no los debía matar, a él únicamente.

Paraba, arrecostado en la pared de un depósito, de licores, en la esquina, diagonal a su quinta; El depósito era de su propiedad, vendían drogas libremente, proporcionada por Gerardo.

Habíale hecho un tumbe, el comisario, a los de la pandilla, recibía el pago de peaje semanalmente, fijamente, porcentaje por kilo, sin falla, como fue, no me interesaba, decidí hacerlo, me desboque, salí de mi realidad.
Estudiado todo, salidas, entradas, guardaespaldas, mañas, horas; Había, una fiesta, su cumpleaños, dos hijos, varón, hembra, esposa, padre, dos hermanos.

Él, sin darme cuenta, sale en el auto viejo de uno de sus guardaespaldas; Entro con mi Uzi, todos juntos en la sala, hago el desvergue, muertos sin figuras, menos de tres minutos, y dejaron de hablar reír, bailar para siempre, quise no desbaratar a la chama, me gustaba, linda, trigueñita, alta, ojos negrillos, me la había imaginado en mi baño, desnuda, enredados como las culebras de Rodrigo, en el tonel con agua, queriéndose comer entre ellas mismas.

Desaparezco como el cangrejo, súbito, rápido, madriguera, mimetizo. Casi me descojonan los de la pandilla, al otro día, amaneciendo.
Carnicería de La Familia del Comisario, él no, por milagro, decía la prensa.
Un caserío, en la alta guajira colombiana, con guajiros, aquí, también los hay, los había visto, siempre presos, por aguardiente, contrabandista al menor, en chirrinchera* colgando, como si fuesen racimos de plátanos, hacinados, vejados, explotados, por todos, llevados como manadas, a los mítines, no importa el color del partido, le pagan por ello, ahora. Antes les prometían agua, cualquier cosa, caían, creían. Fueron los únicos que los españoles no pudieron joder, arrechos eran, lo oíd en el puente, a algunos los engatusaron, llevaron a sacar perlas, aquí, allá.

Eran como los peces, aguante buceando, hasta arrancarles a las egoístas ostras la joya cosechada; Cuando pelean entre ellos, y con los demás, tienen sus leyes, hablan raro, bonito, saben oír, como yo.
Los han jodido desde que aparecieron los españoles. Después los agarraron, a algunos, para ellos, los terratenientes, siguieron esclavizados, cada uno, con el apellido de su amó. Luego los pudientes, hacendados, tenían su cementerio propio, para enterrar, a los jodidos alzados. Los libaneses, sirios, judíos, los generales, del ejercito, guardia nacional, de aquí, de allá, los utilizan para sus melindrerías.
Algunos se han dejado de pendejadas, y son fuertes, políticamente, con grandes fortunas, unas a fuerza de trabajo, los menos. Contrabandeando, los más, para allá, extracción de aquí, los productos subsidiados, para los pobres. De allá, Colombia, todo lo vendible, de contrabando.
Son mareas, sin parar, sin bajar, nunca, desde la madrugada, hasta la madrugada, se turnan, veinticuatro horas, Seven and Leven, arriba, abajo, ceban, sin ceder, saben cobrar. Los muchos no, en chirrinchera ¡Que, descoñetarse!

El Gerardo se la jugó, por uno, alto, fuerte, no muy joven, pero tampoco viejo, arrecho si, algún negocio debían tener, en común, nada hace por amor al arte, siempre tiene que haber beneficio.
A él, al guajiro lo nombraban Irunúu, estrella fugaz.

Bajó diagonal, al Bar El Gato Roto, en un Mercedes Benz, otros ocho en cuatro por cuatro, estacionaron, un poco más allá, tardaron en acomodarse los guardaespaldas, solo él, el guajiro, bajo, sin malicia, en frente una tipografía abandonada, vive un hombre en ella, siempre en la calle, nada anormal.

Ahí entran, salen profesores, he oído, de la Universidad, leen el tabaco, invocan a Guaicaipuro, María Lionza, El Negro Primero, que cuidaba, al jodido de Páez, el general, de la Independencia, luego agarro, el coroto, muchos años, de presidente.
Cuentan, luego de lo ocurrido, que todos estaban desnudos, el hombre de la tipografía, los profesores, habíale metido, el tabaco, en la boca, luego amarraron con paños, la boca. Las manos, piernas con mecates, de los buenos, enrolladlos, tejidos, triples.

Los sicarios, estaban desde la noche, dentro, jugaron cartas, tranquilos, durmieron unos, otros cuidaban, comieron, cagaron en una enramada, donde estaban, las chatarras de las maquinas tipográficas, envejecidas, cara que debieron ser.
Mató, él Gerardo y sus guardaespaldas, a los cuatro sicarios, escapo el vigía.

Me convencieron de la huida, un comando especial me buscaba; Eso significaba que no había escapatoria, son cuerpos paramilitares conformados por grupos selectos, para realizar las tareas de deslastre, cuando se le complican los casos, así es en cualquier parte del mundo, su gran mayoría está conformado por cosas, que han dejado ser, hace rato, humanos.
Bestias tampoco, sería ofenderlas, a las bestias; En ellos prevalece en el momento de las ejecuciones un placer inaudito de alegría, sorna complacencia, cuando acometen a carnicear, torturar, flagelar son algo que siempre ha existido en todas las épocas, con la diferencia que antes debían emplear algo de su mente atrofiada, por la carencia de una tecnología que avanza calladamente, sin premura como un Apocalipsis, pretérito de un juego de niños.

En realidad de la misma manera me siento, igual que ellos, cuando fuqueo la bicha, escupe candela. Quizás son estados normales que se tienen como todo lo contrario. Las estadísticas lo demuestran, cada medio segundo, quizás menos, hay un nuevo fertilizante para la madre tierra, encajonado, esos son los contados.

Los sembrados, desaparecidos, ignorados, los indigentes, niños de la calle, los huele pegas que desaparecen sin dejar cartas de despedida, no tienen a quien, suman miles, lo hacen en barridas y mesa limpia.
Yo los ayude, a que no sufrieran más.
Total así es la Vida, al final ni cuenta me doy, cuando se van.

Fin