jueves, 29 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XVIII

Fui asignado al grupo de limpieza; Una vez a la semana nos era permitido compartir, con los reclusos de los otros pabellones, en el patio central. Me invadía la monotonía, el desasosiego, en las noches, no lograba conciliar el sueño, mi organismo requería, necesitaba, la maldita droga; Mi cuerpo el contacto con otros cuerpos; En la tercera salida, al patio central, ¡Vi al Sonámbulo! era el cabecilla, del pabellón tres, el más aterrador, temido.

Corrí hacia él, recordé su parquedad, detuve mi andar, en sus labios se asomo una pequeña risa, abrió sus brazos con emoción me dijo –Sabia de tu percance, y llegada ¿Ya, el comisario te sermoneo? Ese no tiene entrada, ni siquiera en el infierno, el diablo con toda seguridad le temé, al igual, que todos los políticos, millonarios súbitos, delincuentes de cuello blanco, jerarcas religiosos; ¡A mí, no me ha matado! por la cantidad de favores que le he hecho, y la pruebas documentadas que poseo, él tiene conocimiento; He sido parejo en eso, desde que nos desintegraron, siempre estoy con los dos bandos.

Hombre más despiadado, astuto, hipócrita, de dobleces, que convencen al mismo Dios, es difícil vuelva a nacer ¿Cualidades de él? Crueldad, sanguinario, mente psicótica.

Solicite el cambio de pabellón; El comisario mayor, nada dijo, no se molesto en mirarme.

< ¡Bella lujuria! > ¿Cuando cesaras de invadirme, inundarme? ¡Erotismo eterno! Salimos de una casualidad, para la vida, e iniciamos la única ilusión real. El laberinto, su recorrido siempre es ficción sin distinción, es igual. Somos diablos de la voluptuosidad, nacemos encadenados por ella, remando, en una gran galera sin oportunidad de liberarnos. ¿Vivir sin sentido? Veo, mi espíritu descender a todas las aberraciones, delirios de la carne.

Penetrar en ese mundo, se nos va haciendo inagotable; La creatividad de la mente se transforma, se posesiona el delirio. Traté, de huir, fui moldeado por las inmensidades azarosos, aconteceres, casualidades fortuitas, como si fuesen planificadas con antelación, de un modo mágico, llegar a un sitio sin pensar, saboreamos un café, de pronto desviamos la vista, quedamos, observando algo, a alguien; Y, a partir de ese momento se desenrollan una serie de sucesos imprevistos, nunca pensados, esperados, que nos conducen a situaciones que nos atrapan, sin tener la oportunidad de zafarnos.

Cuando reaccionamos sobre su existencia desapercibidas, muchas no dejan de haber sido son nimiedades, sin importancias; Sumamos, es casi toda ella la vida, miramos hacia atrás ¿Esté, he sido? En el seno materno, recibimos sentimientos, instintos, genes, emociones, felicidades, maldades, amor; El embrión penetra en ellos, o viceversa, irrumpe, intuye, desea quedarse ahí, en la oscuridad del vientre, no salir ¿Para qué? Soy joya en invalorable estuche, nada requiero ¿Qué hay una vida bella? ¿Cuál?

Mi ilusión de la vida acababa, no hay retorno. La existencia, los miles de hilos de una gran carpa, que nos cubre ¿Su duración? Depende de nosotros, o de otros, siempre se ha de romper, desaparecer, fenecer. Subida la cima alegórica, ilusión de haber llegado, confiados nos hacemos, olvidamos tan fácilmente que la precipitación es demasiada dolorosa, abrupta; Para mí era urgencia, esencia de regreso a la montaña con verdes árboles; Ser Copero de Oro, escanciar el néctar de la muerte.

En el reten fuimos uno solo; Todo se hacía, deshacía, a su antojo, voluntad, tuve suerte o desdicha, que su traslado a la cárcel concibiera con la mía, quizás fue planificado por él, sus tentáculos se ramificaban como un pulpo, de miles de brazos; En el Reten, luego en la Cárcel, planificaba atrocidades, homicidios, secuestros, torturas, extorsiones, ejecutadas con precisión, maldad, eficacia, prontitud. Lo admiraba, mis ojos se abrillantaban con goce diabólico, mi alma se hacia fausta, su ejecutor preferido el señor Gian, decía -Su organización es una maravilla, eficientísima, sapientísima. Sus mafias, constituidas por políticos, abogados, jueces, fiscales del Ministerio Público, se conjuraron para conseguirle un indulto presidencial. ¡Perdón! Salió en libertad a la una de la tarde, dos horas después….

¿Será hoy, el fin de todo? ¿Cómo será el vacio? ¿En cuál muró me estrujaran? ¿Me remataran como al toro en la corrida? ¿Cuántas cuchilladas? A veces desprenden los ojos, el falo, y lo demás…. ¿Qué, si he visto, ejecutar? ¡A, muchos! ¡Son carnicerías!, ¡Verdaderas! ¿Quién sabe? ¿Quién será, el primero?

¡Veo, el grifo de la pensión, me aspira, lo logró al fin! ¡Una, inyección! Burda sin delicadeza, otra más, siguen los brazos, piernas, se vencen, espalda encorvado, pecho, surcado por el arado, ardiente fuego dentro, roja, sangre

¡Hay, madre! ¡Suave, Imperceptible! Doblégame, El Mercado, La Calle de las, Putas, no hay luces; Apagadas ¡TODAS! Vacio, extendido en el piso, desplegado;

¡No me encuentro! < Nada > ¡He! ¿Quién?.... ¿Debe ser alguien?…. He escuchado voces, sin palabras Tristes bocas… ¡Tengo miedo, por todas partes ¡Sangre! ¡Se desprende Un ojo!, ¿De ellos? ¡Mío! Los suyos no se mueven, fijos, con odio, ¿No?

El futuro es juego, una hora, un minuto, vivir ¡Más! en este mundo; Todo es crimen ¡Extraordinario!…… ¿Te, has enterado? ¡Han, apresado la banda, de los Enanos! ¿Entera? ¡En la calle de las Putas!..... Los rodearon ¡Así, circular! sin escapes, según dicen, ellos; No sabían, los rodearon ¿Stalin? Dormido, ¡Insectos!, ¿En una red? ¡Que, cabrones! ¿En, las cloacas? ¿Sin, regreso? ¿Sobre mi? Un balazo en un ojo, fuego fatal, lento, pero cierto.

Llegó, el Cura ¿Yo? Sin desesperación, moribundo, ansiaba verlo. Mi interior, estático, el cuerpo calambres, transpiro acido. Acechaban erizados los vellos; Un solo ojo, fijo, penetraba, como daga, Acercase, simulando santidad ¡Hipócrita! –Pensé- con las pocas fuerzas que aún no habían huido; Con voz tronante, cavernaria, del que está Ido, le espete

< ¡He logrado sobrevivir, para ver su rostro! ¡Cuando murió mi madre! < Vi, el de Jesús Cristo > Sin sangre brotando ya, termínasela, en su cuerpo coagulada, seca, tortuoso triturar, moler, flagelado, clavado, cuerpo, miembros, órganos, ese iluminado reflejo de su crucifixión, dolor, piedad, perdón, sacrificio por la redención de los pecados de los seres humanos.

Me acompaño, insistente, tratando de conducirme por el bien, ¡Anhelaba, deseaba con odio! la muerte, de mi madre.

< Él lloró conmigo, mi arrepentimiento > Cuando cumplí trece años, fui en su búsqueda, en su lugar, halle, encontré, el cuerpo, la representación real del Mal, que ha sido más fuerte, poderoso.
< Imán, de mirada, lasciva, lujuria, cincelando, aniquilando, destruyendo, corrompiendo>
< ¡Verlo, ser visto, antes de mi muerte…Es mi tercer deseo! >

Termino la misa, el niño continuaba esperando, quedaron solos, el joven religioso, y él. Sin mediar palabras, lo tomo de la mano, y lo condujo a la entrada del Infierno…… Su Despacho.

Maracaibo 18- Mayo de 2011
Fin

viernes, 23 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XVII

Un fuerte golpe con un rolo de madera, en una de las piernas, me hizo sobresaltar, miré al hombre de donde provenía el doloroso golpe, mi mente no atinaba a situarse, permanecía enterrada en una oniromancia aterrante, desesperante; Me levante adolorido; Observé su estatura, era mayor que la mía, tan musculoso como yo, sus cabellos estaban rasurados como los militares, sus ojos se esforzaban por demostrar maldad, fuerza, poder, sin dejarme parpadear, soltó con más fuerza el segundo golpe, en mi otra pierna, como si deseara enderezarme.

Con voz autoritaria, decidida, me dijo -Mi nombre es Cratos Caco; Soy el comisario con más rango; Los socialistas quieren cobrarme muchas facturas, ninguna está firmada por mí, se fundamentan en presunciones; Mi causa es realmente un ajuste de cuentas, entre el sicariato, narco-político, extorsión, secuestros; Todo un mundo delincuencial, protegido, ejecutado, planificado, dentro de los poderes del Estado, el sector financiero, político, militar, naval, aduanal, metalúrgico, petrolero, es como el chacra de la filosofía hindú.

El Kundalini, una energía localizada en el órgano sexual de todos los seres humanos; Una serpiente enrollada, que a medida que se va desenrollando, si no se tiene la suficiente voluntad, control, arbitrio, albedrio, se apodera de la persona, lo hace su esclavo incondicional, pasional, queriendo en todo momento, tener sexo. Vive obsesionado, aun no queriendo, no puede desatarse, escaparse, eclipsarse, huir. El atrapado entra en un baile frenético que solo termina con la muerte.

Necesitándose seis reencarnaciones, para poder superar ese poder absoluto, destructor, oscurecido, devastador, exterminador; Así ocurre en todas los sistemas políticos, países del globo terráqueo; Es un afán, ansias, avidez, codicia, ambición, sin límites de apoderarse de los seres humanos, de su voluntad, de las riquezas materiales, no importando los medios.

Es la serpiente chancratica desplegada en toda su dimensión, ya posesionada penetrando, horadando todos los hoyos, huecos, intersticios, de lo existente.

El poder de sus sacerdotes, son asombrosamente terroríficas; Los volúmenes de dinero que manejan, no se cuentan se pesan; La tecnología con sus altos niveles de desarrollo, se ha constituido en su mejor aliado; El ser humano se ha desenrollado, evolucionado, su extensión es ilimitada, pero en los artilugios, artificios, de lo negativo-

Almas Errantes en la Montaña de Azufre: Buscándola, como Símbolo del Alma.

¡Oh DIOSES! De Todas las Creencias como se arropan en Ustedes; Los mortales ¡Calladamente Permanecen! Actos no manifiestan; Inconmovibles, Son. Nada Hacen ¿Inercia, Cansancio?

Dicen que todo lo hacen por Ustedes, por los valores que han transmitido a través de sus Mesías, Profetas, Ungidos; ¡Qué sus locuras provienen, de uno u otro Dios! Refiriéndose al bando o banda a la cual se pertenezca. ¡Hablen! Sin omitir ¡Manifiéstense! Sin esperar Sentencia! ¿El delito, os preguntáis? -El más humano, destruir el Sagrado Legado-

¡El PLANETA!

Han andado peregrinando por miles de años, su mente ha evolucionado, creado, inventado; Pero siguen con los mismos instintos primitivos ¡Maldad, Sevicia, Crueldad, Perversidad, Voluptuosidad!
-¿Qué si Sabemos que perecemos, por nuestras propias locuras?-
-INSESATOS Comieron la Fruta Prohibida. ¿Para qué? ¿De qué, les ha servido la inteligencia, conocimiento, autonomía en sus vidas?
¡Jactarse de tenerla! Para esclavizarse con furor incontenible, desollarse sin treguas, inventándose excusas, con la prisa de la nada disolvente
¡En los tiempos pretéritos fueron lo mismo que Son, y Serán; Ese mañana circular! Esperando comenzar-
¿Y cuándo Dios, terminara esté circunferencial laberinto?
-Yo mismo, lo ignoro.

¡Hay Vida! Detened tus lúgubres incierticos destinos
Dejad de Andar. Hazte oscuridad permanente que penetráis, sin abandonar el deparador sueño, forjador silencioso de las temidas profundidades del inconsciente.

Dejad de ser metamorfosis diaria, de la saturada monotonía. Sensitiva sensibilidad, que sigilosamente no detienes su andar de acometimientos imprevistos;

¡No atormentéis más!

-¡Di Niño; Aún! ¿Qué puede significar matar Seres Humanos? Razón amoral me indujo, o quizás insensibilidad que brota sin detenerse, como la fe ciega que nos conduce a ser la mano ejecutora, de Nuestro Dios.

Cuando se pertenece a un grupo definido, dogmatico, son todos extremista por esencia, sea político, religioso, económico, las únicas razones validas son las del grupo al cual se pertenece, no existen otras verdades, la intolerancia se adueña de uno. El matar a un contrario, es gloria, heroicidad, festejo; El ego se levanta como un tsunami.

Excitación ante la imploración maulera, melindre, de esos desalmados, acobardados reptiles, gorrones desvergozantes. Certidumbre de poder tiranizante. ¡Déspota soy! Seguridad de dominación, absoluta. Si logras adquirir poder, esa espada te convierte en un querubín, que hace arder al que traiciona.

Desee abandonar el barco, mí único destino por los momentos es permanecer agazapado, con la fortuna que he obtenido; Continuar en la cuerda del volatinero, hasta que caiga por viejo, o se rompa la cuerda, y siempre ese día llega.

Mientras tanto, uno debe pensar que la verdad, mi verdad, es la de Dios, Él guio mi destino; De la misma manera piensan, los del otro bando; Mí historia comienza, me están catapultando, al querer destruirme, es normal en este mundo, donde todo funciona guiado por los antivalores.

Tu breve andar lo conozco, llevas varios, comenzaste en tu barrio, te salvo el ser sobrino de uno de mis sicarios; Luego un viejo, vicioso, lujurioso, que lo teníamos en la lista, por pederasta, masoquista, la última, una puta degenerada, la única persona que no lo sabía eras tú. Mientras estés aquí, en esté pabellón, no te sucederá nada, mis reglas las hago cumplir, cero drogas, cero violaciones, cero vejámenes, cumplimiento de los deberes, que se te asignen; Para que, puedas gozar, de tus derechos de preso; El orden debe prevalecer, y ese orden lo dicto yo; La realidad, es la realidad, sigamos entonces en está selva, donde manda el más fuerte, tenga la seguridad, yo salgo, y saldré por la puerta grande. Ajústese el cinturón-

domingo, 18 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XVI

¡Cuervos revoleteaban! Jadeante sobre cadáveres sin tumbas. Se hablaban, sin percatarse aún de su muerte, algunos trataban de levantarse, se deshacían al intentarlo, cambiaban con dejadez su color, hasta llegar al morado explosivo, de la putrefacción; Palabras sin necesidad de pronunciarlas; ¿Acaso era menester articúlalas? Una impaciencia febril, se apoderaba de mi mano derecha, extraje el revólver recién adquirido, su brillantez niquelada, atraía el deseo de ver brotar, con desmedrada celeridad su venenoso liquido vital ¿Cuántos destellos tronaron, descuajando en ese silencio sepulcral, solo alterado por mi respiración acelerada, y los latidos de mi corazón?

Una tranquilidad extraña, invádame como si hubiese salido de una vez por todas de las cloacas, sin terror, sin pánico, comencé andar en el túnel fecal, pero estaban los miles de cerdos, que me obstruían el paso con firmeza; Tenia la seguridad de haber dejado de ser ciego, esta vez los cerdos no tenían la efímera, transparente, manta telar. De los pisos de arriba, descendía una inmensa nube negra, descargando un hedor que se podía ver, los cerdos reían, como si por fin hubiese conseguido su destino; En lejanía, escuchaba susurros, de todas las puertas de los otros apartamentos.

Se agolpaban los muertos sin ataúdes, habían logrado reponerse, me miraban, susurraban, sus rostros penetraban mis ojos, las quijadas titilaban sin moverse; Piel, hueso, aleteaban, se transformaban en deshechos polvorientos que la nube aspiraba, haciéndose el ambiente más nauseabundo, uno de ellos me pregunto ¿Quieres conocer a tu padre? -¡Helo ahí, remando sin descanso en los lodazales, sin poder avanzar, trata de llegar donde está tu madre; Cansada ella, de chapucear en el fangoso lago, para execrar, liberal, y adherirse a Nietzsche, que atado continua, con la camisa de fuerza, sentado en ese montículo de anti-normas morales solidificada. Se empeña en regresar al ciclo del Eterno Retorno, porque le es lícito, a su voluntad.

Tú, hace cientos de años, con Banus te cofundes, permanecen en las cavernas, con la secta de los Autom, allá en los desiertos con sus agujeros, que por miles de años han albergado todas las conspiraciones, de los dioses. Pero no hay prisa, tendrán que bajar, y penetrar en esté eterno vacio, donde solo ves las imágenes de lo acontecidos, por miles de años; De lo pensado, que navega en los inciertos vientos sin rumbos, adhiriéndose en piedras, pieles, papiros, no hay otras, y estas se repetirán en circular exordio, sin dejar de ser siempre Introducción-

Arriba, sostenida por una invisible energía vital, permanecía sonriente, la insaciable serpiente blanca, sin árbol alguno de manzana, pero con una computadora frente a ella.

Vacilante, se agigantaba un titán, timoneando una lanza, con ella tiranizaba; Timorato, permanecí escondido, los tímpanos de mis oídos, daban sonidos infernales, rayos que con desarmonía parturiente, laceraban mis instentinos atorados por los sólidos desperdicios, que con testarudez de voluntad propia, se negaban a abandonar el residuo cagalar, sembrando la discordia, entre el Ser, y el no Ser. Un coro repetía sin saciarse ¡Timo, Fraude, Falacia, Engaño, Truco! al final un cobertizo inmenso, en cuclillas introduje los dedos de la mano, tratando de palparlos, pusilánime, encogido, ansioso, toque al primero en su frente, su textura era de ilusión, afanosamente seguí tocando su tez.

Desaposentan inmensas aves negras, desaté sus últimas ligaduras, ya sin el abrigo tripéales, desarropados, ventilan, corren libres los vapores butanos, aturdido por tan violenta tempestad nauseabunda, en desmayo termino mi descaminar, destrocado ya, me era dado comprender que el fuego apenas se iniciaba; Caudalmente las luces se extinguían, las tinieblas se apoderaban de todo, era mi ignorancia que se imponía triunfante. La batería, bongó, guitarra eléctrica, timbal, del conjunto que tocaba en el bar; Me devolvió a la calle.

Amanecía, un leve viento, trataba de disolver sin enfurecer, mi aturdida mente; En el trayecto a mi apartamento, compre nueve pasteles, de carne, y queso, subí por las escaleras, la puerta de mi departamento estaba abierta, innumerables personas se agolpaban en él, al entrar pregunte ¿Qué sucede?

Para la gran mayoría de los seres, llamados humanos, el supremo poder, es parecernos lo menos posible, a nosotros mismos. Atravesar, exponerme, apostar arriesgarme a vivir nuevamente todas las desgracias, hipocresías, ficciones, farsas, simulaciones depresiones, abatimientos, empalamientos estrujamientos, humillaciones, que he soportado; Con sumisión, de hinojos, aceptaría la dadivosa oportunidad, como el mayor obsequio de Dios.

Pensaba, creía, que no podía haber nada peor, que el azaroso destino Inevitable que había elegido en gran parte; Cuan equivocado estaba; Mi travesía, que ahora podía apreciar lo breve que había sido; Era una cosa de niños, comparado con el verdadero infierno, que apenas comenzaba.

Esa mañana, fui detenido por homicidio, en la comisaria comenzó un torturante interrogatorio, siendo como las dos de la tarde, se presento el señor Eimarmena, acompañado de un abogado, enviados por el señor Autom, ¿Cómo se había enterado? Ignoro; El mayordomo hizo una seña al abogado para que nos dejara solos, se quito los lentes negros, por primera vez; En el palacio del señor Autom, a pesar de que las luces eran controladas con tonalidades bajas, no se despojo de ellos.

< ¡NO TENIA OJOS! > Sin darse por enterado del horror reflejado, exteriorizado, transpirado con ofuscación en mi ser; Comenzó por decirme –Adrasto; significa, Inevitable destino lineal, sin bifurcaciones posibles. ¡Soy el Moira! hijo de la Confusión y las Sombras Originarias Primeras, a mí están sometidos todos los seres, mis dictados son Ineluctables, escritos en mi gran libro, de todo lo por acontecer. Tu destino, al igual que el de todos los mortales es inmutable.

El señor Autom, desea que sufras lo menos posible, no me opongo a la perseverancia de los humanos- Pusosé los lentes negros, al caminar pude notar con estupefacción, que caminaba sobre un gran Libro. El abogado, era un hombre elegante, con la seriedad de los académicos, su rostro dejaba ver su inteligencia, astucia, conocimientos, experiencias en estos casos, me dijo con seriedad, pero con compasión, dulzura, bondad -Cuéntame todo lo sucedido, hazlo, para poder actuar, armar, conducir una eficiente defensa; El señor Autom, me ha encomendado ayudarte, orientarte; A dónde van a trasladarte, después de aquí, no es un paraíso, voy a tratar fundamentándome, en las amistades de su protector, que en el reten sea albergado en la zona-A, donde están detenidos los funcionarios policiales, que han tenido problemas judiciales, la de mayor seguridad. Lamentablemente, para complicarse aún más tu problema, la joven asesinada era sobrina del señor Stalin- Permanecí callado -Aunque, él fue asesinado, son muchas las raíces que dejo-

-Toda la mañana se han turnado funcionarios, le dije, presionándome para que les narré, describa el crimen, porque según ellos, técnicamente, científicamente, las pruebas acumuladas, los testigos, son más que suficientes, evidentes, para someterme a juicio, y condenarme. Doctor realmente no recuerdo nada, aprecio con absoluta claridad en mi mente, cuando entre al departamento, vi un bulto, con una sabana negra, el cual me fue mostrado, y pude observar que era su cadáver, con los ojos aún abiertos, recuerdo sus ojos azules, fijos, como el cielo límpido, sin nubes, pero sentí que me escrutaba; El doctor, se quedo brevemente pensando-

-Mira Adrasto, los funcionarios me mostraron todas la pruebas recabadas, hable con varios de los testigos, que te vieron salir del apartamento, con el arma, la cual fue abandonada en la entrada del edificio, tienen las huellas dactilares de ambos en el revólver, es decir, que ella lo estuvo manipulando esa noche, la prueba de la pólvora, te fue hecha, resulto positiva, definitivamente tú fuiste quien la mató; Ahora el hecho de que sus huellas estén en el arma, nos permite crear una cuartada con bases solidas. En la autopsia, en su vagina habían residuos de espermatozoides recientes ¿tu tuviste relación con ella? Asenté negativamente, con mi cabeza; Bien prosiguió -Si te realizan las pruebas de tus espermatozoides, puede caérseme la cuartada que tejo con minuciosidad, para tu defensa, porque un vecino vio salir, luego que tu entraste la primera vez, como a las nueve de la noche, a un joven con apresuramiento, luego a esos de las diez regresaste, escuchó los disparos, y vio salirte nuevamente con el revólver en la mano. Admite los hechos en esa secuencia, así mismo que habían consumido drogas, ambos resultaron positivos.

Declaras que el revólver estaba en la mesa de noche, al lado de la cama, comenzaron a discutir por trivialidades, ella tomo el arma, forcejearon, comenzaron las detonaciones, al verla muerta, perdiste el control de tu mente, saliste del apartamento, sin saber que había sucedido, regresaste con los pasteles, sin aún percatarte de lo acontecido, el haber regresado es tu máxima ayuda, corrobora tu estado de amnesia momentánea. En este caso, la calificación del delito es homicidio culposo, la pena normal, es de tres años, pudiendo salir en libertad condicionada, al año y medio, haz lo que te digo.

Luego veremos cómo te mantenemos vivo en la cárcel, para tu información, y tengas idea de lo difícil que es sobrevivir en una cárcel venezolana, existen veintinueve penales, y diez siséis internados, con capacidad para quince mil reclusos, albergando a cuarenta siete mil. El número de crímenes que se cometen en ellas, está entre los más altos del mundo, el año pasado fueron asesinados cinco mil detenidos, que se saben, más los escondidos para no abultar las estadísticas; Adicionalmente tienes las mafias, que son apoyadas por las autoridades de los penales, actúan impunemente, aprovisionándolos, de armas, drogas.

En el reten todo está arreglado, mientras se realice el juicio, permanecerás ahí, al sentenciarte, que de ser aceptar los hechos como ya te he explicado; El juicio durará unos tres meses; Te enviarán, al ser publicada la sentencia, a la cárcel, donde trataremos que te asignen al pabellón, de los policías, y militares sentenciados por delitos, manteniéndolos aislados de los otros presos, por razones obvias.

Al otro día, luego de firmar mi confesión, redactada por el doctor, fui trasladado al reten de Apulia; no tenía la mínima noción del tiempo transcurrido, deduje que ya debía ser entrada la noche, por la actitud del enfado funcionario. Dirigiéndose a los oficiales que me entregaban exclamó -¡Coño este niño, no lo salva ni el cebo asoleado! Está noche lo voy a dejar aquí, en la celda preventiva, mañana ya veremos-

¡Eufórico bacanal! Todas las putas, amigos ambiguos del gimnasio, se congregaban en el mercado, se apareció el señor Autom, expresaba su aversión, por mi aspecto disoluto, y la convocatoria estrafalaria, dio orden de arresto a todos; Las miles de palabras que se pronunciaban con desfachatez insolente, lo enloquecieron, trataba de detenernos con sus musculosos brazos.

El contingente era tan inmenso, cubiertos por grasa porcina, todos escapaban, o desaparecían al tener el mínimo contacto con él; De entre la turba, se asomó una hoz, desgarrando todos sus miembros, su falo logro huir, la multitud delirante lo perseguía, se hizo ave, por las aberturas del techo, logro salir, del espantoso antro de alegría, y terror.

Comenzó a crecer, impecablemente una madeja tejida, por inconmensurables arañas, que se apoderaba con prisa violenta de toda la estructura. Las columnas que la sostenían, se mutaron en inmensas serpientes, aspirándolo todo; Los gatos que abundaban, se transformaban en monstruosas ratas, al tratar de moverse, se les desprendían las cabezas, inundando todo el piso de una sangre viscosa, que se solidificaba al instante; Enloquecidos, tratábamos de bañarnos con ella, pero solo lográbamos embardunarnos, dándonos una apariencia grotesca, perversa, fatuo, petulante, cruel, deformándonos en butifarras, morbosas morcillas, hechas de nuestros propios instentinos.

Fustigábamos a las inmensos reptiles, deseosas de roernos, estráganos, para conducirnos a la morgue; Las mansas palomas, eternas habitantes del sitio, se hacían fantasmagóricas bestias, se mutaban con cabezas de asnos, de aspecto brutal, tocaban las estrellas con sus vastas alas, oscureciendo por completo a la desesperada luna; Sus ojos echaban fuego; De su boca asnal, arrojaban rocas encendidas; Del estruendoso sonidos de las discotecas, explosionaban gritos frenéticos, que nos conducían a la definitiva paranoia, inoculando la premeditada muerte.

Comencé a flotar, absorbido por los túneles cloacales, ya transitados con tanta obsesión; Comenzamos a correr frenéticamente, con los intestinos de rabos, al llegar a la calle de las putas, todos se disfrazaron de animales inofensivos arrastrándose; Únicamente yo, permanecí firme, lance un rayo, contra las transmutadas aves, tornándose a su real figura

Con una hoz en mi mano derecha, arremetí contra los miserables albergues, de tanta maldad; El viejo maestro Platón disfrazado de Urogallo en celo, me ofreció una sopa de menudos, mezclándola, con tripas del Albino, de mi primo, de los cerdos que se habían descubierto, de su manta sedosa, transparente, y por su ano expulsaban sus tripas cagalares, viseras, e introducían en la olla, donde se cocinaba entre incontrolables llamaradas, la hedionda sopa.

Guiados por el ciego Homero, llegamos a un inmenso palacio, todo negro, al entrar, la fulgurante brillantez nos cegó, todas las paredes interiores eran de macizo oro, eternamente eran pulidas, sin descanso, por los aqueo, con inmensas esponjas de mopa. Nos proporcionaron a cada uno de la multitud, unas gafas negras, pude ver con nitidez el espacioso salón; Enormes candelabros, confeccionados únicamente con exclusivos, magnos, malignos diamantes, combinando su lucidez, con el reluciente oro; En el centro de la sala, tres altos tronos, de frio mármol.

Entro un heraldo, recubierto con una escafandra, se abrió una inmensa puerta lateral del recinto; Desembocaron como fierecillas, vientos apestosos; Sin premura, parsimoniosamente, el heraldo anuncio a sus eminencias, ilustrísimas, dioses, cada uno en su hacer. Uno de ellos, enano, encorvado, toda su piel contaminada de polvo de oro, pidió disculpa por su estrafalaria vestimenta, justificándola con las informalidades necesarias, concurrentes, en su carácter de turista.

-¡Los dioses son los responsables! de cada uno de sus fieles, y por tanto, ellos deben emitir las sentencias; Sin descanso iban pronunciando los veredictos, a cada uno de los espíritus de los muertos, de acuerdo a su vida, eran confinados a una de las tres puertas existentes; ¡Apareció un enorme dragón! absorbiendo, aspirando mi alma con su enorme lengüeta, me transporto hasta la cima de una poblada montaña, por enormes verdes árboles, se metamórfeo en hombre, luego mujer, por breves segundos, compartimos el lecho, luego se conmuto en hermosa ¡Ave! con una mirada de serenidad, compasión, me dijo - < ¡Te hare inmortal, exceptuare de la vejez, pronto, te reunirás eternamente, conmigo! > Era, el señor Autom.

lunes, 12 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XV

A los de la pandilla, para utilizar la palabra más apropiada, y lapidaria; ¡Los Escoñetaron! se salvaron Oso Blanco, y el Sonámbulo, todos los demás fueron masacrados con saña, alevosía. Oso Blanco está en la alta Guajira, tuvo la suerte de salvar a un socio guajiro, de un sicariato que le tenían armado, aquí mismo, frente al restaurante.

El Sonámbulo, calladamente estudiaba en la Universidad, y parejamente con sus bandidajes, pertenecía al partido comunista, fue preparado en Cuba en la guerra de guerrillas urbanas, con sus consabidos atracos, extorsiones, secuestros, sicariato, drogas; se reportaba directamente a AL G-2, cubano a quiénes debía enviarles su alícuota, por cada descojonamiento que se hacían; Se encargó de preparar las brigadas para asaltar los bancos, planificaba, y las dirigías; dinero, si acumuló, al igual que muchos dirigentes de ese partido. Al llegar al poder el comandante, hizo tienda con ellos, poco le duró la luna de miel, tenía demasiado rabo de paja en incendio incontrolable, por lo que decidieron enjaularlo mientras pasa el temporal.

Sobre el fiasco de la lotería, resultó que los empleados de la televisora, fueron los que montaron el acto, logrando el tumbe perfecto, se supo a los meses, cuando ya todos estaban fuera del país, y estaba en su apogeo la vendetta entre todas las pandillas.

Vague por toda la ciudad, simplemente dejaba que mis piernas me guiaran, para donde se le antojaran, oscurecía, estaba empapado de sudor, transpiraba como si estuviese despojándome, de toda el agua de mi cuerpo; De pronto alguien me abrazo, zarandeo; Titubeando, dudando, fluctuante, se me fue aclarando la imagen, de la persona, de mi boca resonó con felicidad, ¡Una gran carcajada! abrace con fuerzas, bese, estrujaba mis manos, en sus bellos cabello; ¡Era Hermes! eufóricos hablábamos, al unisonó, logré reponerme, él me imitó, nos fuimos abrazados como dos niños que van a comprar golosinas

Atracamos en el mejor bar del centro, no lográbamos ponernos de acuerdo, en el hablar, queríamos contarnos todo, como si fuéramos los vientos cruzados, los tres primeros tragos nos aplacaron, pude entonces observarlo con detenimiento, había madurado, pero mantenía su atracción afeminada, sus cejas sobresalían, de sus ojos negros, su cutis me era desconocido, sin dudas, se esmeraba en el mínimo detalle, sus manos perfectamente cuidadas, su vestir advertían su buena situación económica. Me dijo –Adrasto, coño, como has cambiado, tenia rato observándote en el mercado, no decidía a saludarte, me puse a detallar una costumbre, que siempre has tenido, inconsciente, acomodarte el cabello, luego te hueles, la mano, y te acomodas la camisa. ¡Tu cuerpo, es escultural, pareces un modelo de revista de moda- -Comencé a reírme, contarle todas las ocurrencias, de mi dilatado andar; Él hizo lo mismo, no nos mentíamos, lo habíamos jurado cuando niños, es sagrado, aún en la vejez, como me lo había enseñado el maestro Platón; bebimos hasta saciarnos, fuimos a mi apartamento.

< ¡Flor de fango, que te cierras en la noche! >
Con las primeras luces del amanecer, te abres
Mostrando toda tu esplendorosa belleza
Sueltas los espíritus de la pureza
Te posesionas en el alma de los enamorados
Que se niegan a abandonar sus nidos de amor.
Mar que se estremece delirante
En locura inaccesible
Tratas de desollarte de la incubada demencia
Siguiendo las notas acribillantés
Preludio Patética, demencial del deseo reprimido
Sembrado, Floreciente, Ignorada su tormenta
Sin hallar la paz, del haberse manifestado
Sin darle tregua.
Desde el fondo, de esas notas musicales
La sexta sinfonía ¡La Patética!*
Expresivas de la delirante locura de la prisión
Consciente del verdadero Ser
¡IMPONESEN! Los Instintos
Se desprenden secretos ocultos, Negados
Horror de aceptarse, como se Es, Sexualmente
Y al murmurar, destructivo
Respuestas incoherentes, rechazos estériles
Sentimientos ocultos, callados sin poder definirlos
Muerte permanente
Extenuar el Alma ¿Para Qué?
Inspiración Trágica
Inocentes se desencadenan
Derrumbe de los sentimientos
< ¡PATÉTICA MUERTE ¡> “Dioses, y Nada”

Era dueño del timón, libre para tomar el rumbo; la niebla no opacaba la visibilidad; Ya no había razón, el pensar hacía rato reposaban en el fondo, sin tener a quien avasallar. Solas las pasiones emergían, triunfantes, complacientes, liberadoras del engañador vivir. Luego esa calma, se deshizo, con lentitud, sin apresuramiento, el encantamiento desapareció; Una suave voz, arrulladora, armoniosa, sin prisa de partir, se escuchaba en la lejanía -¡La felicidad, está agazapada, donde menos se sospecha; Pero es irrepetible, como todo lo pasado; Pocos llegan, a vivirla; Al final, es remanso, de agua tranquila; Que transita, transformada en Enajenación! –

Hermes, se levanto primero, yo lo hice a las once de la mañana, disfrutaba el poder hacerlo; Entre los tragos, me había explicado con lujo de detalle, cuál era su actividad, reímos en ese momento, contorsionándose los cuerpos, saltando con vivas alegrías, las lagrimas que se desbordan sin control, en los dos extremos vivenciales, que dejan huellas perennes, las tragedias, y los recuerdos felices, acordándonos del doctor insaciable, quien fue en realidad, quien le inyecto esa idea; Permitiéndole vivir con holgura; Su trabajo, facilitaba relacionarse con los extractos sociales; Que mueven las marionetas, en el teatro de los títeres de esta vida.

Propietario único, de una bella Mansión, donde acudían con seguridad esos personajes. -El secreto es saber seleccionar a los invitados, las jóvenes y los jóvenes bisexuales, educados, complacientes, discretos, con permanente control médico. En una computadora, registradas en claves, las informaciones básicas de cada persona. Esa noche, fuimos a su residencia, basta una sola palabra para describirla ¡Esplendorosa! el mínimo detalle, había sido laboriosamente tomado en cuenta; Presentó como su hermano, entrada la media noche ¡Vi, el Sol! se enrostraba en mi alma, quemándome; Imagen que con denotada seguides, alumbraba mis profundos sueños; Ojos azules, opacados únicamente, por breves segundos, cuando una nube ha perdido su rumbo, y ha sido abandonada, me miro con defecto premeditado, estrabismo circulante, sin cesar, era como contemplar la luna es su lento andar, sin prisa, sabedora de su poder, como si el subconsciente supiese de su existencia.

¡Estaba ahí! Volteé, con la fijeza del hipnotizado, mis piernas sin orden alguna, guiaron hasta ella, quizás, fuese también su constante buscar, en este mundo de casualidades, del andar a ciegas, para enfrentar la huella asignada, ¡Invariable!

Prendiese fuego voraz, indetenible en su saciedad de destrucción Sus cabellos eran oro; Sus labios sangre, paralizante, como cuando la vemos emerger con violencia burbujeante, como si estuviese acechando para huir de su encierro, de su andar, dentro de nosotros, sin descanso. Hermes me había observado con detenimiento, llamó aparte, con una sinceridad que me hizo recordar al señor Autom, me dijo -En este negocio, como en cualquier otro, se establecen reglas, de lo contrario se derrumba con gran facilidad- Me reí, lo abrace, y le manifesté que no se preocupara, me marche con ella, a otro sitio; Habíamos consumido drogas, pensaba que todas las podía controlar, sin dejar que vencieran, mi férrea voluntad cultivada en la aridez de mi trágica vida; Esa noche con la embriagues, me inyecte cocaína; No volví a saber de Hermes, había desaparecido de mi mente.

El trajinar diario, mermaba con demasiada rapidez mis ahorros, Selena, me propuso una forma de hacer dinero rápidamente, desconocía por completo su vida, no me interesaba, al igual que a ella, la mía; El trabajo era sencillo, ella abordaba en un restaurant de lujo, a los viejos que andan pescando, yo le ponía a mi vehículo el estandarte de taxi, al salir con el seleccionado lo atracábamos, ruleteábamos por los cajeros, donde tenía tarjetas de debito, luego lo dejábamos en las afuera de las ciudad.

Las tres primeras veces funciono perfectamente, pero en la cuarta, el vejote tenía una fuca, y tuve que quemarlo, sentí satisfacción ya me era algo normal; Habíamos guardado suficiente dinero, para salir de circulación, pero la droga nos arruinaba; Una noche en sus inicios, fui a buscar droga, ambos la necesitábamos con ansiedad, cuando llegue al apartamento la encontré en la cama, con uno de los muchachos de Hermes, ella me miró, volteé, aborde mi vehículo, guiaba sin control, irrespetando todas las señales de tránsito, mi mente se nubló por completo.

Restañaban latigazos que laceraban, haciendo renacer todo lo vivido, pero esta vez la crónica se hacía purpura, todo lo veía rojo; Vire con violencia, llegue al apartamento, el tipo no estaba, ella permanecía en la cama, completamente desnuda, se quedo mirándome, fijamente con un rictus en sus labios, de realidad, certeza, autenticada ventisca, crueldad implacable, acentuable, que se hacían densa ceguedad, oscuridad creciente; Reproches en mi rostro emergían, brotabasen las venas, sentía que mi sangre fundía mis entrañas.

martes, 6 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XIV

La expresión de su cara, ojeras, el desorden premeditado de su local, decían claramente que algo grande había sucedido, imagine una trifulca de los asiduos concurrentes, pero no las normales sino de gravedad. Con insistencia estuve golpeando la puerta, sin obtener respuesta alguna, lamentaba el tener que marcharme, Anaxímedes se había constituido en el único amigo con el cual pudiese confiar, ya presto a marcharme, por la puerta del sótano emergió una figura, que translucía el agotamiento por el mal dormir, y el temor condesado por el envejecimiento; indeciso observaba al bojoteado hombre, señas me hacía para que me acercara, dudas recurrentes me hacían vacilar.

-¡Anaxímedes! ¿Qué sucedió?- Abrazos efusivos, risas que campaneaban sollozos retenidos, hacían que crujieran ruidos gorgoreaos, acelerando su caja torácica, dueña ella de los sentimientos. -Adrasto, ven, pasa, hazlo con rapidez, que los sonidos se expanden, y corriendo van a posarse en los oídos de los esbirros, que acechan como las moscas a los excrementos, porque si en algo hemos adelantado en el país, es en la anarquía que nos han sembrado sin dar treguas. Sentémonos ¿Deseas beber algo? Son tantos los acontecimientos que desengrana, mi mal trecha cabeza, que como la ebriedad percuta, en explosivos disparejos de acolorados rocíos, acampanados en una irritante sequia de un campeante desierto, que se empeña en descuajar, que a eso deban su existencia, toda la vida; para rato es lo que voy a contarte, bastante desagradable, trágico, que en realidad no lo fuese, si con lo acontecido, se remediaran esas maneras de actuar- -¿Tienes, vodka?- -Déjame, bajar al sótano, lo que sobrevivió, está ahí-

El Gato Roto, era una casa- quinta de las primeras que se construyeron a finales de los años cuarenta, combinando el barroco en su parte frontal, con la incipiente arquitectura petrolera. Lo avasallante, extravagante, de las formas del pensar; y el buscar de los diseños interiores pragmáticos, comodidades, funcionabilidad. Por fuera daba un mensaje siempre en movimiento, una perla diferente, basada su composición en líneas curvas, elipses, y espirales. Estrambótico, sin uniformidad, exagerado, exacérbate para la mente alienada, habituada a seguir por el resto de su vida los mismos caminos. Dentro era amplitud, cada cosa en su sitio, para poder ser usadas con el menor esfuerzo, sin inconvenientes, complicaciones; imitación del pragmatismo gringo. Anaxímedes con inteligencia, y poco dinero, habíale adaptado varios ambientes, confortables todos, pero con características especiales, para las diferentes, mentalidades, deseos, cultura de los asistentes, con audacia creó un salón ejecutivo, que nada tenía que envidiarle a una sala de conferencia, de las más grandes compañías del mundo, poseí los adelantos comunicacionales, tecnológicos, de última generación, siempre actualizándolos, con la misma premura de sus inventores.

Dentro de la misma edificación, podían permanecer, los más variados, y contradictorios personajes; Intelectuales, militares, delincuentes, políticos, sin saber ellos que los acobijaba un mismo techo, como es en la realidad; Apareciosé, Anaxímedes, traía dos litros del digestivo licor, hasta cierto punto, diría que tranquilizado.

-Adrasto, brindemos porque estamos vivos, en realidad es lo único que tenemos, ayer salí a comprar comestibles, por su exclusividad los consigo con seguridad en la Ritz, caros son, pero garantizadas su originalidad, estaba repleto de gente, por las apariencias que a veces engañan, pero que en este caso eran más que evidente, observe la presencia de mucha gente humilde, cancelando sus cuentas con cestas tiques, bonos dado por el estado como dadivas, proselitismo político, en la cola delante de mí, estaba la esposa de un conocido empresario, que frecuentaba esté negocio, cuando los parlamentarios discutían el presupuesto del Estado, era uno de los más activos en esas reuniones.

Les servía personalmente, sabía de antemano los chanchullos que hacían en las asignaciones de los presupuestos; la referida señora molesta estaba, y en voz alta, expresiva de odio, espeto con trémula ofuscación –Esté, bicho Rojo, definitivamente, hasta la exclusividad nos la ha quitado ¿Cómo es posible, está invasión andrajosa? Ladee la cara, quede mirándola, con compasión; y, sin espabimientos, ni vaselina para hacérselo más suave, dijele -Todo lo que ingresamos, por muy fino que sea, se excrementa por el mismo sitio, y cundo morimos no hay diferencia alguna- dejé lo seleccionado, saliendo del local, con arrechera, impotencia. Te cuento esto Adrasto, porque he sobrevido en este maldito negocio, a dos gobiernos de las diferentes tendencias ideológicas, y es la misma vaina, ahora estaban viniendo los nuevos, que en su mayoría eran los mismos anteriores, y los nuevos que ingresaron, se metieron en la red casi en su totalidad, no aguantando dos pedidas de ano, mansos corderos son, cuando el verde, que te quiero ver verde, posan en sus manos, hiznotizandolos, desbaratándolos.

< ¡Qué ideología del carajo, “Billetes” pero verdes! > porque los que ellos hacen los desbaratan en un santiamén; Toda mi ascendentes fueron griegos, mi padre se vino huyéndole a la guerra, trajose a mi madre tres hermanos, y una hermana, solo quedo yo, mi padre murió dando clases de griego y latín, en liceos privados, miserias le pagaban, remendaba con clases privadas a los pudientes, penurias atravesamos, pero dentro de la calma de una familia unidad, en las noches sentábamos en la pequeña sala, luego de cenar, con esplendorosa belleza nos relataba, su interpretación de la historia, había viajado a sus fuentes originarias, el Sanscrito, Arameo, Hebreo, griego, Latín, lenguas muertas como las llaman, pero donde se logra, repetía mi padre con insistencia, tener una verdadera visión, de lo que quisieron expresar los pensadores de la antigüedad.

En las traducciones por muy honesto que sea el traductor, se producen incongruencias, el alma, la mente, del traductor lo guía a interpretar de acuerdo a sus ideas prevalecientes; Las palabras de las lenguas muertas, es el pensamiento primigenio hecho palabra, y está, embrión de un querer decir, describir, la captación del espíritu, lo material, y comunicárselo a sus semejantes.

Constantemente nos recordaba la ambigüedad, maldad oculta, hipocresía, codicia que encierran, no las doctrinas filosóficas, sino el ser humano que con extremismo avasallador, prepotente, se convierte en líder, cegándose dogmáticamente. –Hijos, ustedes eran muy niños, cuando decidimos, su madre, y yo, emigrar, había finalizado la guerra, era el año mil novecientos cuarenta ocho, un hermano de su madre, vivía desde el cuarenta cuatro en Argentina, nos escribía, contándonos lo bien que le iba, las grandes oportunidades existentes, en una de esas cartas manifestó, que veía con desasosiego, la cantidad de emigrantes alemanes que llegaban protegidos por las autoridades, y la iglesia Católica, dándoles de inmediato la ciudadanía, presagiaba él, lo que sería el futuro de ese país, donde acudió gran parte de la intelectualidad huyente de la guerra Civil Española, y la Segunda Guerra mundial, siendo opacada por los dictaduras militares, y los lideres demagógicos, que emergían como el abrojo, en todos los países de Latinoamérica.

Finalmente introdujimos en mi sombrero, los nombres de los países donde teníamos posibilidad de emigrar, escritos en pequeños papeles completamente doblados, revolvimos primera ella, luego yo, tiramos una moneda, cara ella, sello yo, salió cara, Venezuela- Cuando llegamos se había producido un golpe de estado, lo llamaban cívico-militar, luego se produjeron otros hechos, estableciéndose definitivamente una dictadura.

Durante el tiempo que duró, el trabajo sobraba, las ciudades fueron transformadas, construyeron las grandes autopistas, edificaciones educacionales, hospitalarias, se modernizó el país, haciéndolo cosmopolita, la seguridad era de tal magnitud que se dormía con las ventanales de par en par, yo en mi juventud fui activista de la Juventud comunista, era difícil que siendo pobre, obrero, empleado, y en muchos casos pudientes, en la adolescencia no se sea rebelde.

En temprana edad, leí con gran interés las Venas Abiertas de Latinoamérica, de Galeano, pero en la realidad la mayoría de los gobernantes criollos no se cansan de chuparse la sangre de sus pueblos, achacándole todos sus desaciertos al imperio gringo, es una cantaleta que ya se hace hedor nauseabundo, y como le sacan punta, más aun en los que se etiquetan de socialistas.

Ahí tienes el caso de los Castros, alquilando a los ciudadanos cubanos como esclavos, encima de eso le ponen soplones, los graban, amenazan con sus familiares, si se atreven a desertar, que diferencia hay entre esto, y la comercialización de emigrantes, es la misma vaina, pero como esas momias se arropa en habladeras de guevonadas contra los imperialista, y poseen su comparsa, que son los intelectuales, políticos, pela bola, que hacen ruido hasta que logran salir de la miseria, luego nada que te conozco chulo, porque como les encanta, a los dos viejos facinerosos promociona el turismo, la prostitución infantil.

Coño, acaso no lo vi, en el hotel Riviera en la piscina, viejos decrépitos, babeándose tocándole los pechitos a niñas de doce, trece años, y los cabrones vigilantes, hechos los pendejos, pero si venia un cubano fuese negro, blanco, que coño, a todos los joden, al entrar a los predios de la piscina, a empujones lo sacaban; Mi arrechera se hizo tormenta; Venia un señor como la edad de mi abuelo con tres niños, para mas joderme negro, avalancha el vigilante, dispáreme, catapulta la arrechera, el vodka comenzaba a hacer su efecto; Dijele, el maestro y los niños son mis invitados, aceitó al desmadrado con veinte dólares.

¡Ah, pero el hijo de puta barbudo, arreglo el problema ¿Cómo? Fácil, habilito las casas destartaladas del casco central, que llaman histórico, emparapetó con la arquitectura del pobre, e instalo aire acondicionados, de Corea del Norte en las destartaladas habitaciones, para alquilarla por hora a las jineteras y jineteros; El comité de la Puteria, porque para hacer comités no se andan con vainas, nombro las comisiones de reclutamiento; De vender los servicios a los turistas en el Malecón, y los desvergonzados, jóvenes para más arrechera, te dicen –Sexo femenino o masculino- Hijos de la Gran Puta que los Pario. Ha emputado generación, sin frenase con la jineteras, y los ambivalentes.

No los exporta, porque es la mercancía más apreciada, mejor pagada, fácil de domar. ¡Por esa vaina Adrasto, es mejor tenerlos como amigos, y desde lo más lejos posible! ¿Sabes, lo que le sucedió a los de la banda, Del hospital? -¡No! ¿Qué? -¡Chucha madre!* ¿Y, al señor Stalin, y su combo?- -No- ¡Y, Sobre el fiasco de la lotería! -¿Donde coño, estabas metido? - Estuve, en la finca de una tía, nueve meses, en las montañas andinas, donde, se devuelve el hasta el viento, no hay electricidad, solo frio, soledad, paz, ya a las cuatro de la tarde es noche, sinceramente la pase bien, me recupere, pensé en mi futuro, eso lo hice después de un viaje……..-

-No, te ocupes de contármelo, todo lo sé. Es decir ¿Tampoco sabes que tenemos un gobierno socialista?- -¿Que, vaina es esa? Yo veo que todo sigue igual, la misma jodencia, llegue hace cinco días y lo que si me impresiono, es que todos los que trabajan con el gobierno, como que quiere ser capote de torero, porque visten de rojo, los avisos rojos, todas las vergas están alfombrados de rojo-

-Mira, Adrasto comencemos desde el principio. El señor Stalin, también se le metió a Oso Blanco, en el negocio de seguros para los automóviles, hizo tienda aparte, creó una aseguradora, por propio montus- -Eso lo sé, fui quien aviso les dio- -Bueno el asunto es que se trajo de Colombia al niño Josué, preparado ¿Quién, podía imaginar, la fiereza bestial que poseí? Con la cara de pendejo, su risita medio burlona, flacucho, cara de ladrillo, no le cabe un hueco más. Se inicio una verdadera vendetta, indiscriminada, él solito, el Josué, se mamó, despedazo, extermino, a unos doscientos, incluyendo la familia completa del segundo comisario del Estado.

El negocio era entre el señor Stalin, y las máximas autoridades, porque él a su vez los emchanvo, aceitó. La matanza la iniciaron los del hospital, luego no había forma, manera de acabar, de pararlos, estaban poseídos por todos los demonios, la única posibilidad que se deslumbraba, era extirpación total de la banda.

Se enredaron como la cabuya del trompo, sin lograr la manera de bailarlo, nadie quería ni siquiera aflojar el curricán, como si fuera el propio, el que está entre el falo y el ano.

Al ganar las elecciones los socialistas, el sobrino de tu ex socio, el señor Gian tenía muchas cuentas por cobrar, más a Stalin, que a las autoridades salientes. Lo habían tumbado, para terminar de completar, en el negocio de la Pirámide prácticamente lo asaltaron, dos días antes de la exacerbación. Reviente de la base de la pirámide, que nunca las tuvo, porque fue una idea de los rojos rojitos del petróleo “revolucionarios. Comprar las facturas de las contratistas que trabajaban con la petrolera, al treinta por ciento de su verdadero valor, a ellos no se las querían pagar, a así no hubiesen estado en el golpe contra el “socialismo. Quedando el sobrinito con cargo en el gobierno, pero en silla de ruedas, arruinado.

Envía el tío a hacer contacto con Oso Blanco, se siente apoyado, embravecido, ha llegado la hora de cóbraselas todas juntas, y darse el vuelto. Patente de corso para Oso Blanco, se atraganta de cadáveres, ciento cincuenta, me dijo él antes de partir, sin nada. Josué se encarga del segundo comisario, falla en matarlo a él, pero la hace peor, elimina su esposa, tres hijos, cuatro hermanos, la suegra el padre, juntos todos, en una fiesta, en su casa festejaban el aniversario veinticinco, de la boda, él segundo comisario salió a comprar licor, no estaba.

Buscan a Josué, en todos los lugares, el bicho festeja, ¿Dónde Crees? ¡No, hables! ¡Coño, Aquí! Se les escapó el malandrín, astuto que es el bicho.

Entradle con una arrechera de años retenida contra mi negocio, en menos de una hora deshicieron lo que años me costo.

El Comisario Principal, y Stalin, debían de ser eliminados por Oso Blanco, pero que va, mucho flux pa` Petra, le queda grande. Zarandea, trata, quítales sus escorias, esbirros, a tiro limpio, palo a palo, de frente sin emboscadas. Renueva el Oso Blanco, su percha, con sicarios traídos de Colombia. Nada de nada, lleva demasiados, sin resultados de acabar con las raíces.

Contraataque masivo, se hace estorbo, el Oso Blanco, para todas las partes. Buscan Como aguja en pajar, eliminarlo es esencial, para la supervivencia de los clanes gansteriles, que son todos, sabe demasiado de ambos. Vive en la alta Guajira sin asomarse, demasiado viento allá.

Cae, el señor Stalin, trabajo inmaculado, limpio, suave. Se venga el señor Gian, ni gastos tuvo, favor no debe.

Informe del portero del bar donde estaba, el Stalin, taquigrafiado.

-A eso de la una y media, el sol martillaba sin clemencia, debajo de aquella matica me escudaba, der er’ mardito; Sacudirme der er’ vergajo sueño, que aguevonicatizado me tenia; Sobresalto, cagera entro, veniansé como si fueran la caravana presidencial; Ocho monstruos de los que no le paran pelota a nadie, sino cuando se estrellan, todas negras, esvergadas; Ducho soy en olfatear; ¡Nada! me dije pa’ mis adentros, estos son del gobierno, dicho y hecho; Sorpresa, con ellos el señor Stalin, enfurro mi gorra de Boston, como le pido a la virgencita jodan a los Yankes, er Boston, para que se alegre mi presi, esos son unos jodidos pitiyankes, puñeteros que son, mal agradecidos, como joden, ahorcaron al pobre Sardón, si el amigo de mi comandante, el prócer del Irak; Ni que decir del verdoso Kadefin, que como dice er comandante de la revolución, no es por los euros que se mide a un gran revolucionario, sino por su talla, sacrificio, modestia, y el tipo se las tiene todas, como el que apellidan Muboto, Kumboto, por ahí está la vaina, el de África, que para hacer las vergas bien hechas se necesita tiempo, y eso es lo que no entienden los gringos; ¡Coño se me olvidaba! el que es como padre del comandante, el barbudo, tantos años sacrificándose, creo que cincuenta y dos, para desbloquear a la isla, es tan bueno er viejito; Yo no sé porque la tienen cogida con todos ellos.

Pero bueno, lo mío es contarle como sucedió la vaina; Ahí les va sin más crusazón, derechito. Llegaron pues, apearonsé, creo que es así, de las bichotas, que de que asustan, duda no hay, todos los viejitos que aquí vienen, le tienen pavor, ya a varios los han dejado en sillas de ruedas, a otros sin sufrimiento en el cementero del Campus Mudos

Todos venían emfluxaotes, de los trajes italianos, con camisas rojas, corbata más roja, parecían unas florecitas de esas que llaman cayenas, que como el abrojo no le paran pelota si hay agua, les da igual; ¡Er señor Stalin, No! que yo sepa nunca le han gustado los trajes, ni las corbatas, lo de él son las guayaberas anchas, así esconde su barriga, es puntiaguda ¡Como le debe haber costado fórjala! Ojala, yo pudiera tenerla, como har’ta, el agraciado.

Una vez que estuvo por aquí, el enano, uno de los escoltas, que así debe llamarlos uno, porque se arrechan si se les dice guardaespaldas, y peligrosos que son los bichos, no se andan con vainas para desenfucar, y hacer trillar la anti-para-bolas. Me contó. En ese momento, había comenzado a almorzar, me estaba comiendo unas galleticas de soda, con una cajita de sardina de las de a bolívar, de las subsidiadas, que es arrecho conseguirlas, todas se las llevan para Colombia, allá valen que jode.

-¡Mirá maracucho! alguna vez has comido caviar -Que vaina es eso- -No jodas, huevas de centurión, que viven en los mares fríos, árticos- -Los únicos centuriones de los cuales he oído habladurías, fue de los que me conto un mesonero, que fue a una fiesta de disfraces, y todos tenían que vestir a la usanza de la época del Imperio Romano, tengo entendido que había muchos homosexuales, travestiste, de esos que esconden lo que son, y se mantienen hablando mal, actuando hipócritamente contra los que enfrentan su naturaleza con orgullo; Pero ahora es igual, coño pero no sabía que ponían huevos, bueno todos los días se aprende algo nuevo. ¡E’r tipo se emputo!- -Mirá come mierda, anda a tomarle el pelo a tu madre- -Discurpeme señor, no ha sido mi intercionalidad molestarlo- Volteó y se fue para el coño, que es donde se van todas las pelotas de beisbol cundo hay jonrón, es decir pa atrás del estadio; Porque la gente, se ir’margina, que porque uno trabaja en está vaina, es un ir’norante; Lo que el cabrón ese me iba a contar, como si uno no sur’piera todo lo que sucede en está pocir’ga de mierda; Es que el desgraciado er’ nano, cada vez que viene se ator’siga con cinco platos de esa vaina negra, que el muy descojonado pomposamente nombra caviar, y que deberían llamarlo cambiar, porque luego de har’tase sale er’mollejado par’ er baño, a descargar ese mierderal; Luego como si nada, pide la curvina más grande, de cinco kilos pa’lante, yr, que como las que él pescaba cuando estaba jodido, y no se había metido en la pomada.

Adentro el sanfarroche, desvergue, festejo, fue descomunal, el comisario mayor mando a matar un ovejo de veinticinco kilos, siete conejos, diez y seis iguanas de la Cañada, de por allá, en el distrito Urdaneta del Estado Zulia, las mejores, gordas si son, se las llevan de contrabando para Europa, er medio kilo con concha, carne, huesos, piel, la pagan a diez y ocho libras esterlinas, como les gustan a los ingleses que lo jodan, aquí la comemos los que estamos súper jodidos, las cazamos en los patios de las casas, a pedrada limpia, eso era antes, ahora con esa vaina, están desapareciendo, y los que nos beneficiábamos sin acabarlas, nada que ver, hacerle otro hueco a la correa, los que la tenemos, los otro ajustarse el curricán o la cabuya; Y, como si fuera poco un venado de Periján, grandote que era, lo tenían enjaulado engordándolo, bueno y otras menudencias,

El enano, y que se dio una descomunal comilona, coño, yo creo que presentía la vaina, comía se espitaba par er baño, se metía los dedo en la boca, y zas, pa’ fuera, y vuélvele a sentarse, para entr’arle. Eran ya, como las seis de la tarde, comencé a observar que los guardaespaldas de ambos salían, y se iban para el centro comercial, que está enfrente; Quedaron solamente el comisario mayor y er’ enano. Hecho el policía del cine Vallejo, que al presentir alguna pendencia, en sus predios se retiraba, y escondía donde nadie pudiera conseguirlo, me ar’guarneci entre las matas más gordotas, con los palos gruesos de escudo, me dije; Por si forcé calaveri corqui, es decir, por si acaso, eso me lo enseño un estudiante de letras que hecho verga se mantenía, y al emborracharse se las daba por frasear, y que latín me decía, y que verga, como jodo yo con esas palabras, que más bien parecen vergas dichas por los Joviteros, de allá de la costa oriental del lago de Maracaibo, cuando tengo tres vergajasos en er pecho.

Al salir ambos, el comisario tomó hacia el lado izquierdo. Quedó solo er enano, atiné a mirar entre er follaje der la mata, para ver, por esas casualidades de la vida, como si mí Diosito me permitiera ser testigo de lo que se avenía, para contar que en esta vida, todos pagamos lo que hacemos antes de morirnos; er señor Stalin, me era conocido desde la infancia, no mi amigo, esos carecen de ellos, malo como a el solo lo ha parido la tierra; prepotente, avasallador, tunante.

Cuantos balazos dispararon, mentiría si digo algo, pero lo que sí puedo asegurarle a fe, que la verdad verdadera, es que él recibió treinta y tres. La cagada fue grande, no mía, de él, y hedionda; Poca antes, de los balazos, sus ojos verdosos-amarillosos, trataban de salirse de las orbitas, en pretérito recordatorio, palabras que me fueron insinuada por el estudiante amigo; En este acto declarativo para entender, er’informar, que er desar’amado logro visualizar toda su perra vida, luego del primer fogonazo. Cuando se lo conté a Gumersinda, mi mujer me dijo -Te fijáis Fantasmita, lo bello que debe ser morir cagando, nosotros ni de vaina que tendremos ese chance de morir jar’tos-

Es fe que transcribo, sin alteraciones de palabras, lo expresado por Fredegundo Cleómenes González, en señal de aceptación, nuestras rubricas al pie.

En Maracaibo, a los trece días del mes de Enero del año en curso.
Fredegundo Cleómenes González. Clismitero Babey Ruth León

sábado, 3 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XIII

Estaba en la casa un niño de trece años, pequeño para su edad, delgaducho, ojos inexpresivos, su rostro cubierto por el acné, no había pronunciado palabra alguna, a pesar de todas las bromas, e insultos, que le hacían como para provocarlo; Oso Blanco se levanto, en realidad si se le observaba con detenimiento, el tipo era bien parecido, de modales finos, y se controlaba como una máquina; Se acerco al niño, extrajo de su bolsillo un revolver calibre veintidós, de cinco percusiones, se dirigió al niño, puso el arma en sus manos, eran como las seis de la tarde, mirándolo fijamente le dijo –Josué, querías un chance, hoy te voy a dar, vamos al puente, nosotros te vamos a mirar desde arriba, Elías, debe estar completamente borracho, ¡Mátalo!

Efectivamente, Elías, no solo estaba ebrio, sino también dormido boca abajo; Al sitio se dirigió Josué, estábamos arriba quince personas observándolo; Como si fuese un robot, se le acerco, puzole el revólver en la nuca, asentando el cañón con la carne, sonido seco del primer disparo, hizo un breve eco, volteo el cuerpo ya inerte, con pasmosa insensibilidad, descuajo los otros cuatro balazos en su pecho, todos, sin excepción lo aplaudimos, él regreso, un rictus diabólico abrían paso a sus roídos dientes. Elías, era un hombre como de cincuenta años, de los cuales entrando y saliendo de la cárcel, había pasado más de treinta, hacia ocho meses se encontraba en libertad condicionada, y habíase dispuesto a desplazar a la banda del hospital, que así los denominaban, en el negocio de las drogas; Oso Blanco, varios mensajes envió, él contestaba con bravuconadas y palabras soeces; Habían decidido ese mismo día para ejecutarlo, estando en el Gato Roto, para brindarme el espectáculo.

A las nueve de la noche, decidí sincerarme con ellos, en voz baja le dije a Oso Blanco, que necesitaba transmitirle un mensaje del señor Stalin, sin asombro alguno, me miro con una risa en sus labios, como si de antemano supiese lo que le iba a manifestar, de manera decente les dijo al grupo, que luego se verían, frente al reten de policía, dirigíose a Mikel Manthen, y a El Sonámbulo, el segundo a bordo, para que se quedasen; Sin preámbulo le manifesté el mensaje, y sin prologo él me contestó

–Dile, a ese come mierda, que se vaya a joder a otro lado, si quiere guerra, guerra tendrá- Permanecí con ellos un rato más, Oso Blanco me despidió con efusividad, como si nos hubiésemos conocidos desde niño, los otros dos fueron parco.

Amanecerá y veremos, dijo un ciego, y un vidente en un pozo cayó. El bribón del Stalin, jugada les tenia amarrada, preñada, de antemano, sabia cual sería la repuesta, y que las influencias de ellos, eran ojos de pescados de los pies, muy bajo los niveles, saltando a cada momento como los Salterines* que los despiden de sus trabajos continuamente, para no pagarles prestaciones de trabajo. Además tenía en su poder, todas las relaciones de sus contactos, en ambos negocios, conociendo el derroche dinero, que a trocha y mocha* entraba como si fuese una transfusión sanguínea, de un enfermo terminal en continua necesidad, para mantener viva la anarquía orgánica. Todos, a excepción de dos, Oso Blanco, y Mikel Manthle, no consumían heroína, droga letal, de la cual ellos desconocían su verdadero valor de mercado.

Como la tempestad que no se ve venir, y dispuesta está a estrujarlo todo, sin piedad. De esa manera se precipitó, el canto del último Cero, en esa tarde de perros. Secuestrados fueron los tres hijos, del gerente de la lotería, dos varones, y una niña de doce años, a la salida del colegio, el más prestigioso de la ciudad, abordados con enardecido salvajismo, cuatro camionetas Toyota, cuatro por cuatro, negro su color, vidrios ahumados impenetrable a la vista desde afuera, sin identificación alguna, nueve hombres, todos de negros, incluyendo pasa- montaña en sus rostros, fue una operación de comando, muy bien planificada, ejecutada, con maestría policial de avanzada, los guardaespaldas de los niños, igualmente fueron embarcados en las lúgubres, estrambóticas naves.

En trance psicótico, encuentra Oso Blanco al gerente, reacciona ante su presencia, cuatro funcionarios con Uzi israelitas, lo custodian, se le avalancha, golpea con continuidad, era como ser golpeado por una mariposa, él no se altera, calmase en sollozos él gerente, con voz entre-apagada, le recrimina su incumplimiento de la garantía de seguridad. Júrale Oso Blanco que en menos de una hora tiene sus hijos, en su quinta, tal como los vio en la mañana antes de que partieran al colegio, no ha habido denuncia a las autoridades. El enano Stalin, y sus asesores habían llegado a la conclusión, que el sorteo fue manipulado por los miembros de la pandilla, y el gerente.

El gerente, y los de la pandilla tenían la convicción, que era una trastada del enano, para deslastrase de algunos banqueros. Los banqueros en general deambulanvan en estado psicótico, sin comprender lo sucedido, las prestaciones en deuda ascendían a trece millones de dólares.

Recibo una llamada, de Oso Blanco -Adrasto, dile al enano, que podemos demostrarle que no hemos participado en ese despeñadero, que de todas maneras garantizamos el pago de seis millones de dólares, monto de la pérdida de sus agencias de lotería, que libere a los niños antes de una hora, gire las instrucciones a ti, para hacerle llegar el dinero, no deseo verlo, podría ser un baño de sangre, nos vemos en El Gato Roto, dentro de hora y media.

Estaba sentado en la barra del restaurant Los Cedros, acercase Antonio – el jefe quiere verte, sígueme- Esta vez el camino tunear fue diferente, entramos directamente a su oficina, por una puerta camuflageada detrás de los estantes, donde se exhibían los licores, con la satisfacción del niño que ansia algún objeto, para saciar sus fantasías, eufórico me dijo

-Repíteme, con tus propias palabras, la conversación que has tenido, con Oso Blanco, por tu celular - Sin omitir palabras se la repito, revienta una carcajada grotesca, burlona – ¡Ya, suficiente! Okey, llámalo, dile que sales para el bar con las instrucciones, que ante que tu llegues, ya los niños estarán en su casa- A la media hora, en dos patrullas policiales, fueron dejados los niños, en su casa.

Con ensombrecida vergüenza llegue, al Bar; Oso Blanco, el Sonámbulo, y Mikel Manthle, sentados en una mesa, tomaban en tranquila charla, al entrar, levantose Oso Blanco, colgó su brazo en mis hombros –No, te sientas culpable, ven siéntate con nosotros, de las desgracias, se deben sacar lo positivo, aunque parezca que no existan, siempre hay algo, pero se deben buscar como el primer enredo en un kilo de estopa para pulir, sin premura, pensando, analizando los detalles, sin ofuscación, en realidad hemos sido meteóricos en nuestros andar, desordenados en demasía, no pensamos como jugadores de Grandes Ligas, siéndolos.

Ahora nos enviaran a las ligas menores ¿Por cuánto tiempo? Ignoro, pero debemos aceptarlo, muy pronto, más que inmediato de lo que imaginas el enano caerá, ya sabemos cómo trabaja esa sabandija, habrá otro negocio, es buscarlo, para eso nací-

Recibo una llamada telefónica de Mikel Manthen -chamo, necesito hablar con usted, veámonos en el Gato Roto- Tomo mi bólido, un Mazda Seis, descapotable hasta la mitad, entró, está el joven Mikel, sentado con dos putas, me dice –Tú, eres ambivalente, escoge, o te fuqueo- Rió, abrazo ¡Calma hermano, todo tiene remedio, en esta vida, menos la Pelona, la muerte!- Carcajeasea, mirá fijamente a los ojos, nunca lo hacía.

Entran el señor Tiresias y el señor Autom al bar; ¡Sobresaltado sudoroso, escurridizo, trato de esconderme, entre las columnas! Nada, me ven, saludan, tengo obligación de presentárselo- –Un gran amigo Mikel; Quedasen mirándolo, fijamente, sin intermitente en sus ojos, posan sus manos en sus mejillas izquierdas, me espetan al unisonó- -No fue Josué, el niño de Elías, del puente; Oso Blanco, Mikel, y el Sonámbulo. ¡Fuiste Tú, no ellos!

La Cañada del Puente comienza a llenarse de gatos rotos, su sangre se hace rio, encima de ellos Panteras moradas los esguazan, ellos no hacen esfuerzo alguno, se dejan.

Se dedicaron a un nuevo negocio, lo vieron en una película. Las Compañías de Seguros perdían demasiado dinero, o dejaban de ganarlo, debido a la alta siniestralidad en el ramo de automóvil, llovían a cantaros los robos, atracos; Un abogado que les cobraba fijamente mensual y su esposa, fiscal del Ministerio Público, con jurisdicción especial penal, se encargaban de solventarles cualquier problema.

A ellos acudieron, les registraron una compañía de protección, consiguieron la permisologia. Oso Blanco, compro una exquisita percha, vestimenta fina, costosa, italiana, francesa; Comenzó a visitar a las compañías de Seguros, ofreciéndoles la garantía que en tres meses, la siniestralidad en ese ramo bajaría un noventa y siete por ciento, por cada mil vehículo asegurado, debían de pagarles cero dos por ciento, sobre las primas facturadas, la mayoría de las aseguradores aceptaron.

Estampaban en los autos bajo su protección, una pequeña imagen de la virgen de La Chiquinquira, en la cajuela del auto, y en la cajuela del vehículo las letras “O. S. M”.

Enviaron mensajes a todas las bandas de ladrones, atracadores de vehículos, exponiéndoles categóricamente la prohibición de atentar contra los automotores, que poseyesen la imagen y las letras. Al comienzo no fueron tomadas en cuenta las advertencias.

Luego del ajusticiamiento-asesinato de Elías, habían enviado a Josué a Colombia, para que lo prepararan, adiestraran en el sicariato. Oso Blanco con parsimoniosa alegría, satisfacción, inicio la poda sangrienta jamás pensada, todos los días, aparecían dos, tres, cuatro, cadáveres de conocidos delincuentes, especializados en esa lucrativa profesión.

Entraron en pánico los medios informativos, la población, y las autoridades. Comisionaron al jefe de seguridad ciudadana, compadre de la máxima autoridad del Estado, para que detectara, detuviera la masacre, esté se dirige al señor Stalin, para requerirle información, el enano tenía sospechas, más no seguridad, de quienes estaban haciendo la zafra sanguinaria, aviéntale al comisario-jefe, sus presunciones.

Hace contacto el jefe-Comisario con Oso Blanco, en El Gato Roto, dialogan, se entera el comisario del negocio de la pandilla con las compañías aseguradoras. Oso Blanco, ni corto, ni perezoso, los acuña en el mismo barco, sesenta por ciento, para las autoridades. ¡Que verga! que sigan los muertos, pero la codicia retumba, y bacanal báquico, aflora la lengua del comisario, deslizándose el negocio a los oídos del enano, reproches, alteraciones, sacas de madre, calmasen ambos, deciden hacer una compañía para garantizar directamente la inmunidad de los vehículos, el símbolo el Corazón de Jesús, el señor Stalin es devoto en extremo, de Él.

Enterado de la nueva jugarreta, contra la banda del hospital, llamólos. Reunimos, debajo del puente del reten, por precaución, hay muchos dobles infiltrados. Informo a Oso Blanco, esté, le dice al Sonámbulo -Vete, y trae de Colombia a Josué. -Gracias Adrasto, evita volver a vernos, deja de trabajar con el enano, te conviene, Mike acompáñalo, para que salga del barrio, sin problemas-

-Mirá Adrasto ¿vais a dejar, ar er` enano? -Sí, Mike ¿Por qué me lo preguntáis? -Tengo, un buen negocio, los muchachos no lo saben, en ti confió, te he observado sin desesperos, como el gato sabe esperar al ratón, sin exasperarse ¿Deseas que te lo plantee? Si lo hago, estas dentro, sino muerto- Sin apagamientos, con decisión, contestole -Desembucha, que pa` luego, es tarde, estoy emponzoñado con er` ¡Mardito enano!- -Hice contacto, con el padre de un político, aún no es capitán del barco, pero pronto lo será, tiene la manera de proporcionarme un kilo de heroína. Tú tienes educación, donde la conseguiste, no me interesa, eres bien parecido, fácil de hacerte aparentar con un ejecutivo, el trabajo, si tienes guaramos, cojones, es fácil, rápido, productivo, en nuestro país no se ha hecho, en Colombia sí, con buenos resultados, a pesar de que los ciudadanos de esa nación, son muy revisados en los aeropuertos de todas partes.

El asunto es que tú la transportarías, en finos dedales que vas a ingerir, poco a poco, en el transcurso de dos días, durante los cuales solo vas ingerir, puré de papa preparado por nosotros, compotas de manzana y agua- -¿Cuánto es el pagó?- -Diez por ciento, son ciento cinco dediles, diferente su peso, es difícil que puedas ingerirlo todos, queda de tu parte lo que quieras ganarte, el kilo cuesta puesto en Sicilia, Italia, cincuenta cinco mil dólares; nos vamos a ir el señor Gian Portulano, tu, y yo, a Maiquetía, tenemos reservación en un hotel cinco estrellas esta a cinco minutos del aeropuerto, en el transcurso de dos días absorberás los dediles, el viaje desde Maiquetía a Roma, dura siete horas, luego te vas a ir en tren hasta Sicilia, para ir descargando los dediles, al llegar a la estación del tren, ellos te reconocerán por el flux, sombrero, un clavel verde en el ojal del parto, te estrecharan la mano diciéndote tu nombre, además nosotros les daremos por teléfono tu fisonomía, te llevaran a un hotel, donde se pesaran los dediles, de acuerdo a ello, te pagaran-.

Fui al restaurante del señor Stalin, no estaba, o simplemente no quiso recibirme, porque estaba Antonio, él no se movía sin su custodia, deje dicho, que me iba para los Andes, a vivir en casa de una tía, que por favor le diera las gracias, por haberme ayudado. Al otro día salimos para Maiquetía, a las seis de la mañana, hospedamos en el hotel, realmente era lujoso; Un estilista transformo, trato el cutis, cabello, agregándole unas dispersas, tenues, canas; En el hotel existía una tienda de vestidos formales para caballeros, compraron tres fluses, azul marino, beige, y celeste suave, con el que me debía bajar del tren, todos eran de gabardina inglesa, un solo sombrero negro, dos pares de calzados, negro, vino, una correa con hebilla giratoria, teniendo por cada una de sus partes, los colores de los calzados, seis pares de medias, ropa interior, y una preciosa maleta Samsonite.

Luego del mediodía, sin haber almorzado, comencé a ingerir con agua los dediles, en la noche cene puré de papa sin sal, ni ningún aditamento, dormí un rato, en la madrugada del siguiente día continuamos, a las seis de la tarde había deglutido setenta dediles, comía compota de manzana, y agua; Mikel parecía estar sometido frenéticamente por una demencia diabólica, el vuelo salía a las cuatro de la mañana, era necesario estar en el aeropuerto, a las dos, a las doce de la noche me despertó, llegamos a noventa cinco, faltaban diez, él trato de atragantármelos, con furia los rechace, era imposible su ingesta.

El viaje lo realice sin ningún problema, la balanza marcó novecientos cinco gramos, entregaron cincuenta tres mil noventa tres dólares. Al regresar, por supuesto, estaban esperándome en Maiquetía, Mikel, y el señor Gian, nos fuimos al hotel, se violentaron por mi negativa a aceptar que fuese descontado, el valor de lo invertido en el almacén, llegamos a un arreglo, la factura la dividimos entre los tres. Tome mi parte, sin despedirme me fui.

Estuve un tiempo en los Andes. Al regresar, luego de diez meses, a los dos días decidí pasar por el Gato Roto, estaba cerrado, toque la puerta, con insistencia, por fin abrió la puerta Anaxímedes.

jueves, 1 de septiembre de 2011

CAPÍTULO XII

Días antes de renunciar al trabajo, en el restaurant estuvo toda una tarde un hombre, de unos treinta cinco años; La maldad reflejada en sus ojos, traicionaba su bondadosa voz, era achaparrado, de piel blanca-colorada, su vientre abundante, bofo, todo su cuerpo mostraban, lo poco que le importaba su físico, detrás de él, dándole la espalda al inmenso espejo, se colocaron dos hombres, uno de mediana edad, el otro joven, a ambos se les podía apreciar el arma que portaban en su cintura, ellos no consumían alcohol

A cada momento, llegaban hombres que le susurraban palabras, cerca de sus oídos, acompañadas de gestos que los delataban, él les contestaba de la misma manera, y en sigilosa huida abandonaban el local. Bebía con exageración, sin perder el hilo de la conversación con dos hombres, que le hacían permanente compañía, llevándole el ritmo en la bebida. Su ordinarez era manifiesta, pero hablaba con dulzura, serenamente. En uno de los servicios se dirigió a mí, diciéndome -Joven, que hace usted perdiendo su tiempo, con ese porte que tiene; Anote mi nombre, dirección, cuando se le ofrezca, váyase hasta ella, y ahí hablamos. Su nombre era Stalin.

Llegue al sitio, era un restaurante de carretera, estuve esperando dos horas, para que me recibiera, entraban y salían personas que tenían una característica en común, todos andaban armados, ya me disponía a marchame, cuando de entre un inmenso árbol, del cual observaba su belleza, salió un hombre, que todo el tiempo me había estado espiando, como el mismo me lo manifestó con el mayor desparpajo, me dijo -joven, venga el jefe lo va a atender- El restaurante era una terraza sin paredes, rodeado de un bello, y bien mantenido jardín, a cada lado señorialmente crecían sin tregua dos frondosos Laras, que en su insolente majestuosidad, levantaban los pisos de granitos, sin el menor conpadecimiento; En la parte posterior del salón, una especie de barra, donde se podían ver los estantes, con licores muy finos, que desencajaban por su lujo, con la adocenada, vulgar repisa de metal, donde se exhibían.

Por la parte derecha de la construcción, se bajaba una escalera de trece peldaños, se penetraba en un pasadizo muy iluminado, al final se bifurcaba en tres túneles cada uno, a su vez, se dividían en tres, realmente era un laberinto, mi curiosidad, miedo, crecían parejamente. Sin darme de cuenta de pronto, estábamos frente a una enorme puerta, de hierro, sólidamente construida, el tipo metió una clave, en un tablero computarizado, que estaba camuflageada, en un inmenso cuadro de una virgen, corriéndose la puerta.

Al entrar, una inmensa oficina, ostentosamente decorada, pulcramente mantenida, donde laboraban afanosamente unas veintitrés personas, entre hombre, y mujeres, cada uno, con su equipo de computación de última generación, nadie levantó la vista, todos portaban chaquetas, partos, el frio producido por los aires acondicionados era tan intenso como el del Urogallo, al cual me había adaptado, mi rostro no lograba disimular el asombro, en la parte final del gran salón, existía otra puerta, con la mismas características, con la diferencia que fue abierta desde adentro, al penetrar, el salón era pequeño, todo tapizado de rojo escarlata, con flores negras bordadas en relieve, remarcado cada pétalo con lengüetas amarillas, en su final un negrillo, adobándoles presencia tétrica, su escritorio además de pequeño era bastante antiguo, a su lado, un inmenso panel de pantallas, que lo dominaban todo, la sala del restaurant, los pasillos, túneles, recibidor, aposento de los empleados, los baños, las adyacencias, predios de afuera.

Esperé sentado en un diminuto cubículo, a los dos minutos se apareció, orondo, hinchado por el aguardiente, vanidosamente comenzó diciendo -Como le ha ido, me da placer verlo, gustó de las personas que no tardan en tomar una decisión, a mí todas los seres humanos me agradan, aún aquellos que son mis enemigos gratuitos, lamento en demasía cuando tengo que actuar. En realidad no distingo entre amigos, y enemigos, porque la vida es como un gallinero vertical, donde las aves que están en la parte de arriba, cagan las de abajo, pero de pronto, por caprichos del dueño de las aves, que es nuestro señor Dios, coloca las de abajo, arriba, y las que no eran cagadas, las coloca abajo.

El secreto es no dejarse enguadar, no depender de nadie, ni de nada, cumplir con los clientes en el momento que lo son, y cuando ellos se convierten en deudores, de otros clientes, actuar de la misma manera, que cuando ellos te lo encomendaron, no hacer de los negocios nada personal, aunque en la realidad todo es un negocio, hasta la misma vida, unos la juegan con suerte, otros son perdedores de nacimiento, así hayan nacido millonarios.

Mucho hablan del alma, de la mente, de la bondad, con todo se puede cumplir; Pero para ello, primero es necesario tener como hacerlo realidad; No hablando, o escribiendo pendejadas, eso solo lo hacen los hastiados, ociosos, frustrados, impotentes, escurridizos, a las realidades.

¿Por qué piensas tú? que el asturiano te canceló inmediatamente tus prestaciones de trabajo, cuando todos saben, y ustedes lo que trabajan con él, lo han vivido, que hasta tarda en cancelarles los porcentajes semanales, y lo hace cuando, quiere; Te pagó inmediatamente, porque le pedí el favor, en ocasiones ha sido mi cliente, y en otras la víctima-

-Con toda lucidez, como si estuviese pasándome unas diapositivas, me manifestó la forma en que yo trabajaba, los clientes que estaban en la barra, lo atractivo que yo le resultaba a la mayoría, mientras él hablaba mi asombro crecía, y con ello la malicia, zalamería de él, siempre a una distancia prudente permanecían, sus guardaespaldas, inmutables, sin poderse determinar que miraban, se dirigió al de más edad, susurro algo, esté se paro en la puerta, me dijo –Esté hombre es mi mano derecha, confió plenamente en él, a tal grado, que le debo la vida.

Siendo muy joven, me dirigía por la carretera que va hacia el sur del lago, con un hermano por parte de padre, íbamos puteando, en todos los burdeles, que como rosarios, existen en toda la extensión, de tan desolada vía, arreciaba con furia la ebriedad, y un aguacero de padre nuestro y señor. Buscamos albergue en un motel, hospedamos en dos habitaciones contiguas, penetraba el bello sueño, cuando a mi lado suena un fogonazo, aturdido me abalanzo sobre la luz centellante, abrácale, clavo mis dientes en sus carnes oréjales, suena nuevamente el tronante rugir, del insensible objeto, y con ella la brillante luz de su túnel, siento el correr abrazante, pegajoso de la sangre, de pronto un estruendoroso grito ¡Hay mi madre! Se encienden las luces de la habitación, en el piso yacía mi hermano muerto, a su lado un joven, aun adolescente, esté hombre que tú ves aquí, Antonio, primo, por parte de mi madre.

A mi hermano, lo habían contratado para que me matase, él se enteró, nos siguió, durante todo el trayecto. En ti veo porvenir, Antonio te va poner al tanto de tu nuevo trabajo, no decidas inmediatamente, piénsalo por lo menos una noche, si crees que te conviene, regresa, sino olvídate de lo que hemos hablado, es conveniente por tu salud-

Calló, se levantó finalmente, con su mano, hizo una señal para que siguiera al hombre referido. Salí del laberintico lugar, el Antonio me dijo, que me sentará en una de las sillas de la barra, así lo hice.

Conocí la primera pandilla dedicada a la venta de drogas, conformada por diecisiete adolecentes, el mayor tendría veinticuatro años, lo apodaban el Oso Blanco, su estatura era la de un jugador de básquet, su piel blanca; Era el Jefe, llamó mi atención el tercero en sucesión de mando, su nombre verdadero era Mike Manthle Pedroza, trigueño, de estatura normal, se podía captar por su contextura su fuerza física, ojos pequeños, cejas pobladas, nunca fijaba su mirando a los ojos de las personas con quien hablaba, lo cual hacia en muy pocas ocasiones, momentos donde dejaba traslucir, su astucia para observar, aprehender, las interioridades de los demás.

Ellos dominaban el naciente negocio, de la distribución de drogas, prácticamente en toda la ciudad. Además se habían inmiscuido en el negocio de las loterías, uno de los filones de oro del señor Stalin, y lo habían hecho con tal astucia, sin ningún tipo de violencia, convenciendo al gerente de la lotería, con petróleo ligero a borbollones, convertidos en billetes de los verdes, y garantizándole la seguridad personal a él, su grupo familiar, y los empleados involucrados, como corolario adicional avalaban la cesación de los atracos, a los cobradores de los ilícitos impuestos, que el gerente habíale establecido a los ilegales vendedores de triples, y terminales. El proceso era demasiado sencillo, como para que pudiera despertar sospechas.

Una vez a la semana, en días diferentes, los tres últimos números que iban a salir, les era proporcionado por el gerente, a la pandilla, estos habían preparado un ejército que se movían con una perfecta sincronización, turnándose las diferentes agencias, para evitarse las sospechas, compraban todos los triples, y los terminales, en las agencias de ventas, que por supuesto, unas eran del señor Stalin, a las otras cobrabalé vacuna por su protección.

El sorteo se efectuaba en transmisión en vivo, por televisión, y radio, los números cantados por el locutor, correspondían a los ya preestablecidos, por el gerente, y comunicados a los de la pandilla. Estas asiduas desbancadas, llevaban a la ruina a muchos banqueros. Enloquecido el furibundo enano, me escogió a mí, por ser joven, fácil de palabras, atractivo, sabia de las andanzas, macuares que había hecho con la pistola que me regalo mi tío.

El trabajo era que tratara de penetrarla, y averiguara el modus operandi. En todo caso les diese un mensaje que les enviaba. Unirse sin violencia, sumándose a su tutela, garantizándoles el veinticinco por ciento de las ganancias en lo de la drogas. En lo referente a lo de la lotería, se tenía la certeza de que había un chanchullo, pero resultaba no visible, ni deducible, a la mente delincuencial del grupo del enano.

Tarde de perros, fue en ella, cuando alborotados los realengos animales, hacen canina estrategia, para embucharse de un solo trancazo, al gerente, pandilla, y el enano, como si fuesen desperdicios alimentarios, de basurero de nuevo rico. Aquí se hace necesario que recapitulemos.

Ya dijimos, que los sorteos eran realizados en vivo, por televisión y radio, y que las desbancadas eran descomunales para los banqueros de cualquier bando, con la agravante que el enano, les cobraba a la mayoría de los banqueros, para garantizarles la pulcritud en los sorteos. Como un medio de palear el desguacé que ya se hacía crónico, se ideo una red de monitoreo entre todas las agencias, con una directriz manejada por la gente del enano. Cuando observaban que determinados números eran jugados en demasía, sin la lógica de la teoría de los grades números, se trancaba la venta de los triples, y terminales, maniobra que paró en gran proporción las perdidas, ya que al establecer el número, por la ansiedad de jugarlo, se paraba su venta.

El gerente, la pandilla, y el personal involucrado de la televisora, veían como mermaban las ganancias. Siendo el locutor, camarógrafo, director del programa, en realidad los menos perjudicados, debido a que el porcentaje que recibían era insignificante, como compensación por el silencio. Idearon los empleados, tirar una sola parada ¡Arrasante!

Era una tarde ofuscanté, con humedad que hacia crispar todo entendimiento, esos momentos tan comunes en esta región, que establecen en gran parte, la idiosincrasia de esté pueblo arropado casi en eternidad, por ese Sol abrasante, energía que despliega en los cuerpos, y el entendimiento, una premura de hacerlo todo, como si fuese lo último por hacer, y que de no realizarlo sería el fin. ¡MI’HITO, TENEÍS AZOGUE EN ERCUERPO!

Muevesen en vertiginosa algarabía, los biombos con los mudos números, como festejando el acto exterminador a los delincuenciales banqueros.

La primera bolita es obtenida por la modelo, que impávidamente, con cierta altanería elegante, se la entrega al locutor, sin darle la más mínima importancia. Fugaz titileo de las luces, en el estudio de televisión ¡Cero! Se arremolina la modelo, una sensual sonrisa despliegan los carnosos labios, como si su sangre buscase donde desahogarse, el rictus armonioso asoma la luminosidad de su perfecta dentadura.

Bate, que se bate, como el chocolate, con la olorizada presentida de la afrodisiaca bebida, así zumba el segundo biombo, subiendo, bajando, en un incesante bamboleo rítmico. Frenan su descaminar circunferencial, la modelo, arquea las manos marmoleadas, torneadas, fucsiadas. Con candorosa delicadeza, las posa, con los escrúpulos de una mariposa en una flor, en la silenciosa delincuente bolita, ignorante de que pasara a los anales de las trampas loteriles.

Pestañar sin elocuencia, infinitamente volátil, luminosidad, que apenas deja de ser perceptible. Tenor que expande su pecho. ¡Cero! ¡Cero!

Penetra en locuaz locura, la sonoridad discordante del rugir de un automotor, ametrallase contra las cámaras televisivas.

Desbancada ruinosa, para todos los bandos, profanación, violación a los preceptos mafiosos. Aturdidos, llorosos, deambulan en sus altivas naves, fantasías que mezclan los deseos reprimidos, las cobardías, con las ligerezas de la mentes ofuscadas por las ignorancias de un alma, que se desconoce su existencia, acelérense como en un acto de magia, rugen las lengüetas invisibles, excrementando con furia sus desahogos del demoniaco monóxido de carbono.

Varios suicidios, hacen prever el ocaso de esa fauna estereotipada, en las entrañas de un gris, hacía el negro absoluto del abismo que no se ve, pero acecha con farra descarnada, en espera de posarse en total plenitud, de eso que puede ser cualquier cosa menos humano.

Ellos tenían como su zona de reunión preferencial, una casa de las antiguas situada al final de la calle Palón, en proximidades del hospital de infantes, logré el primer contacto con ellos a través de un mesonero amigo, que había conocido en los cursos patrocinados, por los distribuidores de licores, de nombre Anaxímedes Wilson Carreño, se había hecho de un bar en las adyacencias donde se reunían, llamado el Gato Roto; Era veinticuatro de Diciembre, llegue al sitio a esos de la una de la tarde, Anaxímedes me presentó a los tres jefes, rápidamente cordializamos, proveníamos del mismo pozo, atravesando los escabrosos manglares tupidos de todas clases de fieras e insectos ponzoñosos, y los que tuvimos alguna oportunidad de sobrevivirlos, fuimos embriagados con gran facilidad al carecer de las bases espirituales, familiares, voluntad, o simplemente nunca pensamos, que existiera algo llamado Vida.

Palos vienen, y palos van, cuentoles lo más aberrante de mi existencia; Risas vienen, festejos van. Oso Blanco él más hablador de los tres, abre su caja de Pandora –Teniendo mi hermano quince años, y yo diecisiete, fuquean* a mi hermano, uno solo, en el centro del corazón, para robarle un relojito de cincuenta bolívares, un pantalón azul de veinte bolívares, su camisita blanca, sus zapatos nuevos, total no llegaba todo a los cien bolívares, era el día de mi Virgencita la Chinita; Día de estrenar, el único en todo el año.

El Pajuo, me dicen, fue; Lloro trancao, únicamente pa’ mí, nada le digo a la Virgencita, ni a nadie; Voy a casa del colombiano, alquila dos pistolas, véndeme cuatro cargadores, verifico que no está en su casa, el Pajuo, había gaita en vivo; Trece familiares, indemnes ninguno, los masacre con gozo, disfruté, luego cuatro hermanos, todos en una sola noche, desaparezco, vivo seis meses en los palafitos de la Laguna De Sinamaica, allá en la Guajira, había dado orden que nadie tocara al Pajuo, ese era mío.

Regreso, lo agarro rascado, me lo llevo al cementerio el cuadrado, eran las tres de la mañana, lo desolló, con calma, en su boca un algodonal, en las tumbas colectivas de los muertos por la gripe española de comienzos del siglo XX, muchos fueron, y que noventa mil; Cientos de hormigueros, esperando cadáveres, tienen años sin nuevos, está el cementerio hasta el copito de calaveras, secas, puro hueso; Pero ellas, las hormigas saben esperar, es su trabajo; Ya amanece y con él, la furia de ellas, solo lo miro indiferente.

¡Vamos al barrio!- Nos seguía una camioneta atestada de champan y whisky, frente al viejo reten nos detenemos, acuden como moscas a los excrementos, los jóvenes del barrio, seis se encargan de entregárselas a los policías, se acerca uno de ellos, abraza, y él le dice –el champan, es para el coronel, de ustedes dos cajas de whisky para cada uno, son de dieciocho años Old Part, el mismo policía le susurra -Elías, esta debajo del puente, tomando- nos vamos a la casa seguimos la bebezón.